"poseyendo el Querer eterno el acto incesante, es naturaleza suya el siempre hacer, jamás cesar de obrar"

vol. 24-35




De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

Vol. 24-35 Agosto 15, 1928



El vivir en el Fiat Divino es comunismo entre Creador y criatura.

La gloria de la Virgen es insuperable.

Cómo es conocida en el Cielo la santidad del Querer Divino



(1) Mi abandono en el Fiat es continuo, me parece que me quiere en todos sus actos, o como actora junto con Él, o al menos como espectadora de lo que hace, porque poseyendo el Querer eterno el acto incesante, es naturaleza suya el siempre hacer, jamás cesar de obrar, y yo siendo pequeña niña, se contenta con tal que esté junto, de tenerme o de un modo o en el otro.


Después, siguiendo mi giro por toda la Creación pensaba para mí: “¿Será necesario, lo querrá propiamente Jesús que yo gire por todo?” Y mi amado Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:


(2) “Hija mía, el vivir en mi Divina Voluntad es hacerse encontrar por Dios en cada cosa creada, a fin de que el Ser Supremo encuentre en todas sus obras a aquélla que amó y que por amor suyo llamó de la nada y creó tantas variedades de obras bellas y maravillosas. No encontrándote en cada una de sus obras le faltaría el eco de tu amor, de tu reconocimiento y se encontraría como sin ti en aquellas obras en las cuales tú no girases, como si no las hubiera hecho por ti, mientras que es propiamente ésta nuestra finalidad de llamarte a vivir en nuestra Divina Voluntad, a fin de que Nosotros te encontremos a ti en nuestras obras y tú nos encuentres a Nosotros en cada cosa creada, dándonos tú el pequeño amor y Nosotros el gran amor que tuvimos al crear tantas cosas, y uniendo junto tu amor y el nuestro, formar de ellos uno solo para poder decir:

‘Cuánto nos ama la pequeña hija de nuestra Voluntad Divina’.


De otra manera, nuestro amor y nuestras obras quedarían aisladas y sin la compañía de aquélla por la cual todo creamos, mientras que el vivir en la Divina Voluntad es comunismo [2] entre Creador y criatura, y volviéndose inseparables, donde se encuentra el uno se encuentra el otro, y en todo lo que hace Dios la criatura encuentra su pequeño puesto, ¿no quieres encontrar tú un lugarcito en todas las obras de la Creación y Redención? Por eso continúa tu vuelo y déjate llevar por los brazos de mi Fiat, y Él tendrá cuidado de poner a la pequeña recién nacida en cada una de sus obras”.

(3) Después de esto estaba pensando y acompañando a la Soberana Reina cuando fue asunta al Cielo, y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior, como ensalzando a su Madre Celeste me ha dicho:

(4) “Hija mía, la gloria de la Mamá en el Cielo es insuperable, ningún otro en las regiones celestiales posee mares de gracia, de luz, mares de belleza y de santidad, mares de potencia, de ciencia y de amor, y mucho más, pues estos mares los posee en el mar interminable de su Creador, los otros habitantes de la bienaventurada patria a lo más poseen, quién los pequeños ríos, quién las gotitas, quién las fuentecitas, sólo Ella es la única, porque fue la única que hizo vida en el Fiat Divino, jamás tuvo lugar en Ella el querer humano, su vida fue toda de Voluntad Divina y en virtud de Ella concentró en Sí a todas las criaturas, concibiéndolas en su materno corazón y bilocando tantas veces a su Hijo Jesús para darlo a cada una de las criaturas que había concebido en su virginal corazón, por eso su Maternidad es extendida a todos, todos pueden presumir y decir: ‘La Madre de Jesús es mi Madre, y esta Madre tan dulce, amable, amante, nos da a cada uno a su Hijo amado como prenda de su amor materno’. Sólo mi Voluntad podía darle esta virtud de concebir a todas las criaturas como hijos suyos y de multiplicar tantas veces a su Jesús por cuantos hijos tenía. Ahora en el Cielo la Madre Soberana poseyendo sus mares, no hace otra cosa que elevar olas altísimas de luz, de santidad, de amor, etc., y las descarga sobre el trono del Ente Supremo, el cual para no dejarse vencer por el amor de Ella, de debajo los mares de la Virgen Reina, donde tiene el suyo más extenso, más profundo, forma sus olas más altas y las vierte sobre Ella, y Ella prepara las otras, y Dios las otras, de modo que todo el empíreo queda anegado por estas olas de luz, de bellezas, de amor y similares, tanto, que todos toman parte y gozan, y viendo que ellos, es decir los bienaventurados, no pueden formar estas olas porque no poseen mares, comprenden que su Madre y Reina, si todo esto posee, es porque formó su vida y santidad en la Voluntad Divina, así que los santos, en la Virgen conocen qué significa Santidad de Querer Divino en la criatura, y por eso suspiran a otras criaturas que lleven estos mares a la patria celestial, para ver formar otras olas encantadoras y para su mayor gozo. La tierra no conoce aún la santidad en mi Voluntad, y por eso amo tanto el hacerla conocer, pero al Cielo le es bien conocida porque está la Reina Soberana, que con sólo verla se hace reveladora de la santidad de mi Fiat, así que Ella en virtud de Él, en la tierra fue un portento de gracias para Sí y para toda la familia humana, y es portento de gloria en la patria celestial, ninguna otra criatura se puede decir similar a Ella”.


Fiat Divina Voluntad