"La palabra es todo

...son los caminos que tiene nuestra Sabiduría, que para dar nos servimos de la palabra, y el hombre para recibir se debe servir del conocimiento de lo que Nosotros hemos dicho y hecho con nuestra palabra"

Rev. Padre Carlos Massieu. Lectura y comentario

Abril 4 2020

24-4 Abril 4, 1928

En Dios la palabra lo es todo. El conocimiento es el portador del acto divino y de la posesión de los bienes divinos por las criaturas. Cuidado que prescribe Jesús

Estaba haciendo mi giro en el Fiat Divino, y en mi mente se formaban tantos pensamientos sobre el Querer Supremo y pensaba entre mí: “¿Cómo puede ser que solamente con conocer las criaturas los conocimientos sobre la Divina Voluntad pueda venir su reino? Si para venir el reino de la Redención hizo tanto, no bastó el sólo conocer, sino que obró, sufrió, murió, hizo milagros, y ahora para el reino del Fiat Divino, que es más que la Redención, ¿bastarán solamente los conocimientos?” Mientras esto pensaba, mi amable Jesús se ha movido en mi interior y me ha dicho:

“Hija mía, las criaturas, para formar la más pequeña cosa tienen necesidad de obras, de pasos y de materias primas, pero Dios, tu Jesús, no tiene necesidad de nada para crear y formar las obras más grandes, aun el universo entero; para Nosotros la palabra es todo, ¿no fue creado todo el universo sólo con la palabra? Y al hombre para gozar de todo este universo sólo le bastó el conocerlo; son los caminos que tiene nuestra Sabiduría, que para dar nos servimos de la palabra, y el hombre para recibir se debe servir del conocimiento de lo que Nosotros hemos dicho y hecho con nuestra palabra, en efecto, si alguien no conoce todas las variedades de las plantas que están esparcidas por toda la tierra, no goza ni es dueño de los frutos de las plantas que desconoce, porque en nuestra palabra está no sólo la fuerza creadora, sino que unida a ella está la fuerza comunicativa que sirve para comunicar a las criaturas lo que hemos dicho y hecho, pero si no conocen nada les viene dado. ¿Qué cosa agregó el hombre para gozar la luz del sol y recibir sus efectos? Nada, ni agregó nada al agua que bebe, al fuego que lo calienta y a tantas otras cosas creadas por Mí, pero las necesitaba conocer, de otra manera habría sido para el hombre como si no existieran. El conocimiento es el portador de la vida de nuestro acto y el portador de la posesión por la criatura de nuestros bienes, así que los conocimientos sobre mi Voluntad tienen virtud de formar su reino en medio de las criaturas, porque tal ha sido nuestra finalidad al haberlos manifestado y si en la Redención quise descender del Cielo para tomar carne humana, fue porque quise descender en todos los actos humanos para reordenarlos, mucho más, pues Adán se sustrajo de nuestra Voluntad Divina para contentar su humanidad, y con esto se desordenó todo, perdió su estado de origen, y Yo debí hacer el mismo camino, descender en una Humanidad para reordenarlo de nuevo, y todo lo que hice en Ella debía servir como remedio, medicina, ejemplo, espejo, luz, para poder poner en orden a la humanidad decaída.

Ahora, habiendo hecho todo lo que era necesario, y aun de más, tanto que Yo no tenía ya que más hacer, hice todo y lo hice como Dios, con medios sorprendentes y con amor invencible para reordenar a esta humanidad decaída, el hombre no puede decir que esto Jesús no lo ha hecho para curarlo, para reordenarlo y ponerlo a salvo.

Todo lo que Yo hice en mi Humanidad no fue otra cosa que preparación y remedios que prescribía para que sanara la familia humana, para regresar de nuevo en el orden de mi Divina Voluntad. Por lo tanto, después de cerca de dos mil años de cuidados, es justo y decoroso para Nosotros y para el hombre, que éste ya no esté enfermo, sino que regrese sano para entrar en el reino de nuestra Voluntad, y por eso se necesitaban los conocimientos de Ella, para hacer que nuestra palabra creadora, que habla y crea, habla y comunica, habla y transforma, habla y vence, habla y hace surgir nuevos horizontes, nuevos soles por cuantos conocimientos manifiesta, de modo que formarán tantos dulces encantos, que la criatura, sorprendida quedará conquistada e investida por la luz de mi eterno Querer, porque no se necesita otra cosa para que venga su reino que el que las dos voluntades se besen, que una se pierda en la otra, la mía para dar y la voluntad humana para recibir.

Por eso mi palabra creadora así como bastó para crear el universo, así será suficiente para formar el reino de mi Fiat, pero es necesario que se conozcan las palabras que he dicho, los conocimientos que he manifestado, para poder comunicar el bien que contiene mi palabra creadora, por eso insisto tanto en que sean conocidos los conocimientos sobre mi Voluntad, la finalidad por la cual los he manifestado, para poder realizar mi reino que tanto suspiro darlo a las criaturas, y Yo arrollaré Cielo y tierra para obtener mi intento”.

Fiat