Juan 14, 12

"Yo haré conocer a los hijos de mi reino

cuánto nos ha costado a ti y a Mí este reino de mi Voluntad, para hacer que todos pudieran entrar en él, dándoles las vías abiertas por todas partes y en todos los modos para vencerlos y hacerlos venir"  Vol. 22-8






De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 22, cap 8 (2-4) Julio 1, 1927 

Cómo para hacer una obra grande se requieren sacrificios grandes

 

Mi adorable Jesús se esconde siempre más, y también al escribir no siento más, como hasta ahora, su luz que me sugiere las palabras necesarias para lo que Él quería que yo escribiera.  Por una sola palabra que me había dicho en su breve visita que hacía a mi alma en el acto de escribir, me sugería tanto en mi interior, hasta hacer resonar sobre mis labios su voz dulcísima, y yo no alcanzaba a escribir todo; y ahora todo es fatiga, todo es esfuerzo, todo es pobreza:  Pobreza de luz, de palabras, de vocablos necesarios.  Mis pobres ojos se llenan de sueño y debo hacer esfuerzos increíbles para poder escribir alguna línea, y estos esfuerzos me enervan, me debilitan tanto, que no puedo seguir adelante.  ¡Oh! cómo lloro a Aquél que me era luz, palabra, consejero, dictador, y me daba tal capacidad de vigilia, que mis ojos no sabían cerrarse al sueño sino cuando venía mi amado Jesús para llevarme junto Consigo.  

Entonces estando todo esto, después de haber escrito con fatiga increíble, pensaba para mí que tal vez no es más Voluntad de Dios que yo escriba cuando el bendito Jesús me dice alguna cosa, y si Él no lo quiere, mucho menos yo lo quiero.  Pero mientras esto pensaba, mi dulce Jesús salió de dentro de mi interior como para sostenerme, porque me sentía morir por el esfuerzo que había hecho al escribir un poco, y me ha dicho:  


“Hija mía, por cuanto más grande es una obra y por cuanto más bien debe llevar a la familia humana, tantos más sacrificios heroicos se requieren.  ¿Cuántos sacrificios, penas, dolores, y aun la muerte, no sufrí Yo para formar la obra Redentora de las criaturas?  Porque era obra grande, todo debía ser grande:  Dolores, penas inauditas, las más infames humillaciones, amor invencible, fortaleza heroica y paciencia invencible.  


Todo debía ser grande, porque cuando una obra es grande, por todos los modos son tomadas las criaturas para poder recibir el bien que contiene en sí una obra grande, menos algún obstinado o pérfido, que a fuerza quiere huir.  


En cambio cuando una obra es pequeña,  no se requieren sacrificios grandes, y por eso de una obra pequeña no todas las criaturas pueden recibir el bien de ella, porque faltando lo grande, quién no encontrará el camino, a quién le faltará el terreno bajo los pies, a quién la luz, a otros les faltará la fuerza raptora de un amor sacrificado y doloroso, en suma, pocos serán los que podrán recibir el bien de una obra pequeña, porque le falta la vida y la sustancia de poderse dar a quien la quiera recibir.  


Ahora hija mía, la obra del reino del Fiat Divino es la obra más grande,  y mientras se da la mano con la obra de la Redención, por la gloria Divina y por el bien y santidad que llevará a las criaturas, supera a la misma Redención, y por eso se requieren grandes sacrificios, penas y dolores sin número, oraciones incesantes, por eso debía elegir una criatura que voluntariamente debía aceptar el gran sacrificio de tantos años, de tantas variadas penas, y Yo haré conocer a los hijos de mi reino cuánto nos ha costado a ti y a Mí este reino de mi Voluntad, para hacer que todos pudieran entrar en él, dándoles las vías abiertas por todas partes y en todos los modos para vencerlos y hacerlos venir.  


Caminos de luz, caminos de penas, caminos todas las manifestaciones y verdades que he manifestado, y haré ver el esfuerzo increíble que has hecho en el escribir para hacer que nada faltara para hacerles encontrar terreno sólido y caminos seguros para atraerlos con fuerza invencible y hacerles tomar posesión del reino del Fiat Supremo.

Cuando las humanas generaciones conozcan todos los conocimientos del Querer Divino, los grandes bienes de mi reino, y cómo quien lo ha impetrado ha sufrido tan grandes sacrificios, mis conocimientos y tus sacrificios,  unidos juntos serán imanes potentes, ayudas irresistibles, reclamos incesantes, luces penetrantes, voces ensordecedoras que ensordeciendo todas las otras cosas, le quedará el oído para escuchar las dulces enseñanzas del Fiat Divino y a aceptar un reino que con tantos sacrificios les ha sido conseguido.  


Por eso para formar una obra grande hay mucho qué hacer y qué sufrir, todo es necesario y lo que a ti te parece pena inútil, para los demás puede ser una voz piadosa, que conmoviéndolos se reconocerán demasiado ingratos por no aceptar tanto bien, que por su causa tanto nos ha costado.  Por tanto déjame hacer y déjame libre de hacer lo que quiero”.

Fiat Divina Voluntad