"Le infundí el alma con mi aliento, queriéndole infundir la parte más íntima de nuestro interior, que es nuestra Voluntad, la cual le daba junto todas las partículas de nuestra Divinidad"
Vol. 17-5
"Le infundí el alma con mi aliento, queriéndole infundir la parte más íntima de nuestro interior, que es nuestra Voluntad, la cual le daba junto todas las partículas de nuestra Divinidad"
Vol. 17-5
De los escritos de la S D. Luisa Piccarreta
Vol. 17-5 Julio 16, 1924
"Al crear al hombre Dios le infundió el alma con su aliento, queriendo infundirle la parte más íntima de su interior, cual es su Voluntad. Ahora, queriendo disponerlo de nuevo a recibir esta su Voluntad, es necesario que vuelva a infundirle su aliento"
(1) Continuando mi habitual estado, mi adorable Jesús me ha transportado fuera de mí misma y me ha dicho:
(2) “Hija mía, el Creador va en busca de la criatura para deponer en su regazo los bienes que Él ha sacado fuera en la Creación, y por eso dispone siempre en todos los siglos que haya almas que vayan sólo en busca de Él, a fin de que deponga sus bienes en quien lo busca y quiere recibir sus dones.
Así que el Creador se mueve desde el Cielo y la criatura se mueve desde la tierra para encontrarse, Uno para dar y la otra para recibir. Siento toda la necesidad de dar; preparar los bienes para darlos y no tener a quien poderlos dar y tenerlos inactivos por incorrespondencia de quien no se preocupa por quererlos recibir, es siempre una gran pena.
¿Pero sabes tú en quién puedo deponer los bienes salidos de Mí en la Creación? En quien hace suya mi Voluntad,
porque Ella sola le da la capacidad,
el aprecio
y las verdaderas disposiciones para recibir los dones de su Creador,
y le suministra la correspondencia,
la gratitud,
el agradecimiento,
el amor que el alma está obligada a dar por los dones que por tanta bondad ha recibido.
Por eso ven junto Conmigo y giremos juntos por la tierra y por el Cielo, a fin de que deponga en ti el amor que saqué por amor de las criaturas en todas las cosas creadas, y tú me des la correspondencia, y junto Conmigo ames a todos con mi amor, y daremos amor a todos, seremos dos para amar a todos, no estaré más solo”.
(3) Entonces hemos girado por todo, y Jesús depositaba en mí su amor que contenían las cosas creadas, y yo haciendo eco a su amor, repetía con Él el te amo de todas las criaturas. Después ha agregado:
(4) “Hija mía, al crear al hombre le infundí el alma con mi aliento, queriéndole infundir la parte más íntima de nuestro interior, que es nuestra Voluntad, la cual le daba junto todas las partículas de nuestra Divinidad que el hombre como criatura podía contener, tanto, de hacerlo una imagen nuestra;
pero el hombre ingrato quiso romper con nuestra Voluntad, y si bien le quedó el alma, pero la voluntad humana que tomó lugar en vez de la Divina
lo ofuscó,
lo infectó
e hizo inactivas todas las partículas divinas,
tanto, que lo desordenó todo y lo desfiguró.
Ahora, queriendo Yo disponerlo de nuevo a recibir esta mi Voluntad, es necesario que vuelva de nuevo a darle mi aliento, a fin de que mi aliento le ponga en fuga las tinieblas, las infecciones, y haga de nuevo obrantes las partículas de nuestra Divinidad que le dimos al crearlo.
¡Oh! cómo quisiera verlo bello, restablecido como lo creé, y sólo mi Voluntad puede obrar este gran prodigio. Por eso quiero infundirte mi aliento, a fin de que recibas este gran bien, que mi Voluntad reine en ti y te vuelva a dar todos los bienes, los derechos que di al hombre en su creación”.
(5) Y mientras esto decía, acercándose a mí me daba su aliento, me miraba, me estrechaba y después ha desaparecido.
Fiat Divina Voluntad