"Poseía la Vida de mi Fiat Divino”

“El que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Mt 12, 50)

“¿Por qué la Celestial Reina me es verdadera Madre? Porque poseía la Vida de mi Fiat Divino”



De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta 24-40 (5-7) Septiembre 2, 1928


Después de esto seguía mis actos en la Redención, y deteniéndome cuando mi encantador niño Jesús estaba en Egipto, y mi Mamá Celestial arrullándolo en su pobre cuna se ocupaba en preparar los vestidos al pequeño niño, yo, poniéndome junto a la Mamá Reina, hacía correr mi te amo en el hilo que servía al vestido de Jesús, y mecía la cuna para hacer dormir a mi celestial Niño, haciéndole mis cantos de amor y pidiéndole el Fiat Divino, y mientras parecía que cerraba los ojos al sueño, con mi sorpresa lo he visto alzar su cabecita, que mirando a nuestra Mamá Divina y a mí, ha dicho con acento ternísimo: “Mis dos Mamás, mi Mamá y la pequeña hija de mi Querer, mi Voluntad Divina me las une juntas y me las hace hacer a las dos de Mamá.


¿Por qué la Celestial Reina me es verdadera Madre? Porque poseía la Vida de mi Fiat Divino, sólo Él le podía suministrar el germen de la fecundidad divina para hacerme concebir en su seno y hacerme hijo suyo, así que sin mi Divina Voluntad, Ella no podía absolutamente ser mi Mamá, porque ningún otro ni en el Cielo ni en la tierra posee este germen de la fecundidad divina, que ni más ni menos es el que da la capacidad de hacer concebir al Creador en la criatura. Mira entonces, mi Querer Divino me formó la Mamá y me hizo su hijo, ahora me está formando a su pequeña hija por mamá mía, y me la hace encontrar cerca de mi primera Madre para hacerla repetir sus actos, entrelazarlos juntos y hacerla impetrar su reino, y por lo tanto hacerla repetir su germen divino y la fecundidad del Fiat Voluntas Tua en las criaturas. Sólo mi Voluntad Divina puede todo y puede darme todo”.



Después, cerrando los ojos al sueño, en el sueño repetía: “Mis dos Mamás, mis dos Mamás”. Cómo era tierno y conmovedor el oírlo, cómo hería el corazón verlo que interrumpía el sueño para decir: ‘Mis dos Mamás’. ¡Oh, Voluntad Divina, cómo eres amable, potente y admirable! ¡Ah, desciende en los corazones de todos y pon en ellos este germen divino, a fin de que su germen fecundo te forme tu reino y te haga reinar como en el Cielo así en la tierra!