" Quien piensa en sí mismo empobrece, y siente necesidad de todo"

Libro de Cielo Vol. 11-40

"De dueña te reduces a la mísera condición de pedir"




AUDIO

De los escritos de la S. D. Luisa PIccarretaVol. 11-40 Noviembre 1, 1912


Estando muy afligida por la privación de mi adorable Jesús, estaba rezando y reparando por todos, y en mi extrema amargura he dirigido el pensamiento hacia mí y he dicho:

“Piedad de mí, Jesús perdona a esta alma, tu sangre, tus penas ¿no son también mías? ¿Valen acaso menos para mí?”

Y mientras esto decía, mi amable Jesús desde dentro de mi interior me ha dicho:

“¡Ah!, hija mía, ¿qué haces pensando en ti?

Tú así desciendes y de dueña te reduces a la mísera condición de pedir, pobre hija, con pensar en ti misma te empobreces, pues estando en mi Voluntad tú eres dueña y por ti misma puedes tomar lo que quieras;


si hay algo que hacer en mi Voluntad es rezar, reparar por los demás”.

Y yo: “Dulcísimo Jesús, Tú amas tanto que quien está en tu Voluntad no piense en sí mismo, y Tú ¿piensas en ti mismo?” (Que pregunta tan disparatada)


Y Jesús: “No, no pienso en Mí mismo, piensa en sí mismo quien tiene necesidad de alguna cosa, Yo no tengo necesidad de nada, Yo soy la misma santidad, la misma felicidad, la misma inmensidad, altura, profundidad, nada, nada me falta, mi Ser contiene en Sí mismo todos los bienes posibles e imaginables.


Si algún pensamiento me pudiera ocupar es el pensamiento del género humano, que habiéndolo sacado de Mí quiero que regrese a Mí, y en tales condiciones pongo a las almas que quieren hacer verdaderamente mi Voluntad,


son una sola cosa Conmigo,

las vuelvo dueñas de mis bienes,

porque en mi Voluntad no hay esclavitud, lo que es mío es de ellas, y lo que quiero Yo lo quieren ellas.


Entonces, si uno siente necesidad de alguna cosa, significa que no está en verdad en mi Voluntad, o bien que se da sus escapadas, como estás haciendo tú ahora, ni más ni menos.

¿No te parece extraño que quien ha formado una sola cosa, un solo querer Conmigo, me pida piedad, perdón, mi sangre, mis penas, mientras que la he constituido dueña junto Conmigo? Yo no sé que piedad, que perdón darle, pues le he dado todo, a lo más debería tener piedad, perdonarme a Mí mismo de alguna falla, lo que no puede ser jamás.

Por tanto te recomiendo que no salgas de mi Voluntad, y que continúes no pensando en ti misma sino en los demás, como has hecho hasta ahora, de otra manera vendrías a empobrecer y a sentir necesidad de todo”.