"Por medio suyo nos sentimos más inclinados a usar misericordia, a conceder gracias, a perdonar a los pecadores más obstinados, y a volver más breves las penas de las almas purgantes"

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Vol. 36-36 (2-3)   octubre 30, 1938

"Por medio suyo nos sentimos más inclinados a usar misericordia, a conceder gracias, a perdonar a los pecadores más obstinados, y a volver más breves las penas de las almas purgantes"


“Hija bendita de mi Voluntad, cómo suspiro que el alma viva en nuestro Querer Divino, es tanta mi complacencia, que conforme va repitiendo sus actos en Ella, así voy preparando nuevos dones, nuevas gracias, nuevo amor, nuevos conocimientos, para hacerle conocer siempre más mi Voluntad y hacerle apreciar y estimar la celestial morada en la cual ha tenido el gran honor de morar. Así que, si ama, Yo le duplico mi nuevo Amor, y si ella vuelve a amarme, Yo vuelvo siempre a sorprenderla con mi nuevo Amor, tanto, que la criatura se siente tan inundada que confusa repite: ‘¿Será posible que un Dios me ame tanto? Y mientras esto dice, tomada por el arrebato de mi Amor vuelve a amarme, y Yo de nuevo la sorprendo con mi Amor. Sucede una competencia de Amor; la pequeñez humana armoniza con el Amor de su Creador, y no sólo me ama por ella, sino que es tanto mi Amor que siente, que me ama por todos y por todo. Y mi Fiat, ¿qué hace? Con su Potencia e Inmensidad pone en vuelo este Amor que hemos dado a la criatura, lo hace circular por doquier, y Nosotros sentimos que nos ama en cada paso, en cada movimiento, en cada pensamiento, palabra y latido de todas las criaturas; nos ama en el sol, en el viento, en el aire, en el mar, no hay cosa donde no nos ame y, ¡oh! cómo nos sentimos felices, glorificados, porque la criatura nos ama en todos y por todas partes. Con esto no sólo la amamos a ella con nuevo Amor, sino a todas las criaturas. A un acto de amor en mi Voluntad suceden tales prodigios, que los Cielos ambicionan ser espectadores para gozarse las nuevas sorpresas de nuestro Amor, y en nuestra misma Divinidad esperamos con alegría indecible que la criatura venga en nuestro Querer a amarnos, para poder hacer desahogo de nuestro Amor, para sentirnos amados por todos. Nuestro Amor sale en campo para hacer su camino, y no sólo nuestro Amor, sino que conforme la criatura va repitiendo sus actos en nuestro Fiat, así ponemos fuera nueva Potencia, nueva Bondad, nueva Sabiduría, de modo que se sentirá animada por nueva Potencia, Bondad y Sabiduría, en las cuales todos tomarán parte, y Nosotros tendremos la alegría de ver investidas a las humanas generaciones de nuestra nueva Potencia, Bondad y Sabiduría nuestras.

¿Qué cosa no podemos hacer de esta criatura que vive en nuestro Querer? Llegamos a tanto, que le damos el derecho de juzgar junto con Nosotros, y si vemos que ella sufre porque el pecador debe sufrir rigurosos juicios, para no hacerla sufrir hacemos más benignos nuestros justos rigores, y ella nos hace dar el beso del perdón, y para hacer que se contente le decimos: ‘Pobre hija, tienes razón, eres nuestra, pero perteneces también a ellos, sientes en ti los vínculos de la familia humana, por eso quisieras que perdonásemos a todos, haremos cuanto más podamos para contentarte, con tal que no desprecien o rechacen nuestro perdón.’

Esta criatura en nuestra Voluntad es la nueva Esther que quiere poner a salvo a su pueblo y, ¡oh! cómo estamos contentos de tenerla siempre junto con Nosotros en nuestro Querer, porque por medio suyo nos sentimos más inclinados a usar misericordia, a conceder gracias, a perdonar a los pecadores más obstinados, y a volver más breves las penas de las almas purgantes.

Pobre hija, tiene un pensamiento por todos, un dolor semejante a nuestro dolor porque ve a la familia humana como nadando en nuestro Querer y no lo reconocen, y viven en medio a los enemigos en la más escuálida miseria.”

 Ofrezcamos al Señor:

En Sufragio Para las Benditas Almas del Purgatorio


Dales Señor, el descanso eterno 

y brille para ellas la luz perpetua. 

R/ Descansen en Paz en la Divina Voluntad.  Amén. 

Las almas de los fieles difuntos por la Misericordia de Dios descansen en paz.  Amén.

Almas santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios por nosotros, que nosotros rogamos por vosotras para que el Señor les dé su gloria. Amén.

Padre Eterno, os ofrecemos la Sangre, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecados, la libertad de las Almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores. Amen.

Oración Final

Infunde Señor en nuestras almas el Don de tu Divina Voluntad para que los que hemos conocido el anuncio de tu Reino, en virtud de la Encarnación, Vida, Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo podamos vivir la plenitud de su Resurrección en tu Divina Voluntad sobre la tierra como en el Cielo.  Por Cristo Nuestro Señor.  Amén.

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