De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 2-54 Agosto 7, 1899
Sobre la nada de nosotros mismos
Sobre la nada de nosotros mismos
Esta mañana mi amable Jesús no venía, y después de tanto esperar y esperar, finalmente ha venido; era tanta mi confusión y mi aniquilamiento, que no sabía decirle nada y Jesús me ha dicho:
Esta mañana mi amable Jesús no venía, y después de tanto esperar y esperar, finalmente ha venido; era tanta mi confusión y mi aniquilamiento, que no sabía decirle nada y Jesús me ha dicho:
“Por cuanto más te aniquiles y conozcas tu nada, tanto más mi Humanidad, mandando rayos de luz, te comunicará mis virtudes”.
“Por cuanto más te aniquiles y conozcas tu nada, tanto más mi Humanidad, mandando rayos de luz, te comunicará mis virtudes”.
Yo le he dicho: “Señor, soy tan mala y fea que me doy horror a mí misma, ¿qué será ante Ti?”
Yo le he dicho: “Señor, soy tan mala y fea que me doy horror a mí misma, ¿qué será ante Ti?”
Y Jesús: “Si tú eres fea, soy Yo quien te puede volver bella”.
Y Jesús: “Si tú eres fea, soy Yo quien te puede volver bella”.
Y en el mismo momento de decir esto ha mandado una luz salida de Él a mi alma, y parecía que le comunicaba su belleza, y después, abrazándome ha comenzado a decir:
Y en el mismo momento de decir esto ha mandado una luz salida de Él a mi alma, y parecía que le comunicaba su belleza, y después, abrazándome ha comenzado a decir:
“Cómo eres bella, pero bella de mi misma belleza, por eso soy atraído a amarte”.
“Cómo eres bella, pero bella de mi misma belleza, por eso soy atraído a amarte”.
¿Quién puede decir cómo he quedado confundida? Pero todo sea para su gloria.
¿Quién puede decir cómo he quedado confundida? Pero todo sea para su gloria.
Fiat Divina Voluntad