Ofrecimiento de la Mañana

Acto Preventivo

Rev. Joseph Leo Iannuzzi

Rev. Joseph Leo Iannuzzi

Teólogo experto en Divina Voluntad


Audio 1 5:27 min Introducción al Acto Preventivo, también conocido como Ofrecimiento de la Mañana.

Audio 2 7:37 min Oración Acto Preventivo, Ofrecimiento de la Mañana

Ofrecimiento de la Mañana

Autor: Rev. Joseph Leo Iannuzzi


Ofrecimiento de la Mañana

El Acto Preventivo

Jesús le dice a Luisa que cada mañana nuestra oración debe ser en la Voluntad de Dios. Jesús la instruye y a cada uno de nosotros cómo recitar esta oración. El 27 de mayo de 1922 en el volumen 14 Jesús le revela a Luisa el Acto Preventivo o el Ofrecimiento de la Mañana en la Divina Voluntad, el que se realiza cuando el alma, desde el primer surgir del día, fija su voluntad a la Voluntad de Dios. Aquí el alma decide y confirma que quiere vivir y actuar sólo en la Voluntad de Dios. El alma anticipa todos sus actos del día en este ofrecimiento de la mañana consagrándolos a la Divina Voluntad. En este momento, los actos del alma empiezan a fluir en el acto único y eterno de Dios que no tiene principio ni fin, eleva sus actos para abarcar todos los actos de las vidas pasadas, presentes y futuras.

Sin embargo, la autoestima, la negligencia y las otras cosas que sucedan en el transcurso del día pueden disminuir la eficacia del acto preventivo, como nubes delante del sol, por lo tanto es necesario renovar este acto durante todo el día. Jesús se refiere a esta renovación como el Acto Actual, el cual quita todo aquello que pueda disminuir al acto preventivo. Jesús le reveló a Luisa que tanto el acto preventivo como el acto actual son necesarios para vivir en la Divina Voluntad: El primero dispone y admite el alma a vivir en la Divina Voluntad, mientras que el segundo mantiene y expande al alma en esa misma voluntad.

Si se tiene un día de trabajo muy ocupado, se puede renovar el acto preventivo de tres a cuatro veces al día. Ahora la manera de renovar este acto no se limita a su repetición, aunque este sea un buen método. Dios se complace al ver que usted le expresa su amor de variadas maneras. Usted puede renovar este acto, por ejemplo, en el Fiat de la creación, en el Fiat de redención o en el Fiat de la santificación.

Ahora, siempre que se renueve este acto, así como Luisa, deberíamos hacerlo con dos movimientos del alma. Luisa utilizaba a menudo este método. El primer movimiento del alma es “general”, y aquí le ofrecemos a Dios el amor, la alabanza y la acción de gracias por todo y le ofrecemos todas las cosas a la vez, ya que están presentes con nosotros en el eterno presente. El segundo movimiento es “especial”, y aquí le ofrecemos a Dios todas las cosas en racimos, uno a la vez (los soles del cosmos, las estrellas, las aguas, toda la humanidad, etc.) o individualmente (esto o aquello en particular). Luisa practicaba sistemáticamente ambos movimientos hasta que pasó a su eterna recompensa.

El Acto Preventivo a continuación, también conocido como El Ofrecimiento de La Mañana en La Divina Voluntad, es una hermosa oración compilada a partir de numerosos extractos de los 36 volúmenes de Luisa siguiendo el método de oración que ella utilizaba en las mañanas.

La oración es la siguiente:

Ofrecimiento de la Mañana

Inmaculado Corazón de María, Madre y Reina de la Divina Voluntad, te ruego, por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús, y por la gracia que Dios te ha concedido desde tu Inmaculada Concepción, la gracia de vivir en la Divina Voluntad.

Sacratísimo Corazón de Jesús, soy un pobre e indigno pecador, te suplico me concedas la gracia de permitirle a nuestra Madre y a Luisa que formen en mi los actos divinos que tú procuraste para mí y para todos. Estos actos son los más preciados de todos, pues poseen el Poder Eterno de Tu Fiat y esperan mi “Si, hágase Tu Voluntad” (Fiat Voluntas Tua).

Jesús, María y Luisa les imploro me acompañen en mi oración:

Yo soy nada y Dios es todo, ven Divina Voluntad. Ven Padre Celestial a palpitar en mi corazón y a moverte en mi Voluntad; Ven Amado Hijo a circular en mi sangre y a pensar en mi mente; Ven Espíritu Santo a respirar en mis pulmones y a recordar en mi memoria. Me fundo en la Divina Voluntad y pongo mi “Te Amo”, “Te Adoro” y “Te Bendigo” Dios Padre Celestial en el Fiat de la Creación. Con mi “Te Amo”, mi alma se biloca en la creación del cielo y de la tierra: “Te Amo” en el cielo, en el sol, la luna y las estrellas; “Te Amo” en la tierra, en las aguas y en todas las criaturas vivientes creadas por nuestro Padre Celestial por amor a mí, para así devolverle amor por amor.

Ahora entro en la Sacratísima Humanidad de Nuestro Señor Jesucristo que abraza todos los actos de todos los tiempos. Pongo mi “Te Adoro Jesús” en cada uno de tus respiros, en cada latido de tu corazón, en cada pensamiento, palabra y paso. Te Adoro en los sermones de tu vida pública, en los milagros que hiciste, en los Sacramentos que instituiste y en las más íntimas fibras de tu Corazón.

“Te Bendigo Jesús” en cada una de tus lágrimas, en cada golpe, herida, espina y en cada gota de Sangre que trajo a la luz a cada criatura. “Te Bendigo Jesús” en todas tus oraciones, reparaciones, ofrendas y en cada uno de tus actos interiores y penas que sufriste hasta tu último respiro en la Cruz. Encierro tu Vida y todos tus actos, Jesús, con mi “Te Amo”, “Te Adoro” y “Te Bendigo”.

Ahora entro en los actos de mi madre Maria y los de Luisa. Pongo mi “Te doy gracias” en cada pensamiento, palabra y obra de Maria y Luisa. “Te doy gracias” en las alegrías y tristezas de la Redención de Jesús y de la Santificación del Espíritu Santo. Fundido en tus actos pongo mi “Gracias y Te Bendigo” en los actos de todas las criaturas para llenarlos de luz y vida: para llenar los actos de Adán y Eva; de los Patriarcas y Profetas; de las almas del pasado, presente y futuro; de las benditas almas del purgatorio; de los ángeles y los santos.

Ahora hago míos estos actos y te los ofrezco a ti, mi tierno y amoroso Padre, en nombre de todas las criaturas pasadas, presentes y futuras. Permite que aumente la gloria de tus hijos, y que te glorifiquen, te den satisfacción y honor en su nombre. Empecemos nuestro día con Actos Divinos fundidos el uno en el otro. Te doy gracias Santísima Trinidad por permitirme unirme a Tí por medio de la oración. Venga a nosotros tu Reino, hagase Tu Voluntad en la tierra como en el Cielo.

Fiat!