"EL MURO DEL ALMA

que vive en la Voluntad de Dios es un muro tan alto y profundo, que no se encuentra ni la profundidad, ni la altura, y es todo de oro puro y macizo, no sujeto a ningún infortunio, porque estando

este muro en el Divino Querer, esto es, en Dios,

DIOS MISMO LO CUSTODIA, Y CONTRA DIOS NO HAY POTENCIA QUE VALGA, Y EL ALMA MIENTRAS VIVE EN ESTE QUERER DIVINO,

Es revestida por una luz toda semejante a la de Aquél en el cual vive,


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 7, cap. 3 Febrero 12, 1906

Las virtudes nos hacen llegar a cierta altura.

En la Divina Voluntad no hay confines

Encontrándome en mi habitual estado, me sentía toda oprimida por la privación de mi bendito Jesús, entonces, en cuanto ha venido me ha dicho: “Hija mía, todas las virtudes en las criaturas fabrican un muro de determinada altura, pero el muro del alma que vive en la Voluntad de Dios es un muro tan alto y profundo, que no se encuentra ni la profundidad, ni la altura, y es todo de oro puro y macizo, no sujeto a ningún infortunio, porque estando este muro en el Divino Querer, esto es, en Dios, Dios mismo lo custodia, y contra Dios no hay potencia que valga, y el alma mientras vive en este Querer Divino, es revestida por una luz toda semejante a la de Aquél en el cual vive, tanto, que aun en el Cielo resplandecerá más que todos los demás y será para los mismos santos ocasión de mayor gloria.

¡Ah! Hija mía, piensa un poco que ambiente de paz, de bienes contiene la sola palabra:

“Voluntad de Dios”,

el alma, con el solo pensamiento de querer vivir en este ambiente, ya se siente cambiada, siente un aire divino que la inviste, se siente perder su ser humano, se siente divinizada;

de impaciente se hace paciente;

de soberbia, humilde,

dócil, caritativa, obediente; en suma, de pobre se hace rica;

todas las otras virtudes surgen para hacerle corona a este muro tan alto que no tiene confines; porque como Dios no tiene confines, el alma queda perdida en Dios y pierde sus propios confines y adquiere los confines de la Voluntad de Dios”.