Los grandes personajes y símbolos del A. T.

simbolizaban a los hijos de la Divina Voluntad. La Caída de Adán

De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta Vol. 21-13 Abril 8, 1927

Cómo todas las figuras y símbolos del antiguo testamento simbolizaban a los hijos de la Divina Voluntad. Cómo Adán, del punto más alto se precipitó al punto más bajo

Estaba siguiendo los actos que el Querer Divino había hecho en toda la Creación, también buscaba los actos que había hecho tanto en nuestro primer padre Adán como en todos los santos del antiguo testamento, especialmente donde el Supremo Querer había hecho resaltar su potencia, su fuerza, su virtud vivificadora, y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

“Hija mía, las más grandes figuras del antiguo testamento, mientras eran figuras y figuraban al futuro Mesías, encerraban al mismo tiempo los dones, la figura, y simbolizaban todos los dones que habrían poseído los hijos del Fiat Supremo.

Adán fue la verdadera y perfecta imagen, cuando fue creado, de los hijos de mi Reino.

Abraham fue símbolo de los privilegios y del heroísmo de los hijos de mi Querer y así como llamé a Abraham a una tierra prometida que manaba leche y miel, haciéndolo dueño de aquella tierra, tierra tan fecunda que era envidiable y ambicionada por todas las otras naciones, era todo símbolo de lo que habría hecho con los hijos de mi Voluntad.

Jacob fue otro símbolo de ellos, porque descendiendo de él las doce tribus de Israel, debía nacer en medio de ellos el futuro Redentor que debía reanudar de nuevo el Reino del Fiat Divino a mis hijos.

José fue símbolo del dominio que habrían tenido los hijos de mi Voluntad, y así como él no dejó morir de hambre a tantos pueblos y aun a sus ingratos hermanos, así los hijos del Fiat Divino tendrán el dominio y serán causa de no dejar perecer a los pueblos que pedirán de ellos el pan de mi Voluntad.

Moisés fue figura de la potencia,

Sansón símbolo de la fuerza de los hijos de mi Querer.

David simbolizaba el reinar de ellos.

Todos los profetas simbolizaban la gracia, las comunicaciones, las intimidades con Dios, que más que ellos habrían poseído los hijos del Fiat Divino.

Mira, todos estos no eran más que símbolos, figuras de ellos, ¿qué será cuando sean puestas fuera la vida de estos símbolos? Después de todos aquellos vino la Celestial Señora, la Soberana Emperatriz, la Inmaculada, la sin mancha, mi Madre, Ella no era símbolo ni figura, sino la realidad, la verdadera Vida, la primera hija privilegiada de mi Voluntad, y Yo miraba en la Reina del Cielo la generación de los hijos de mi Reino, era la primera incomparable criatura que poseía íntegra la Vida del Querer Supremo, y por eso mereció concebir al Verbo Eterno y madurar en su corazón materno la generación de los hijos del eterno Fiat.

Después vino mi misma Vida, en la cual venía establecido el Reino que debían poseer estos hijos afortunados.

Por todo esto puedes comprender que todo lo que Dios hizo desde el principio desde la Creación del mundo, que hace y que hará, su finalidad principal es de formar el Reino de su Voluntad en medio de las criaturas. Esta es toda nuestra mira, esta es nuestra Voluntad y a estos hijos serán dados todos nuestros bienes, nuestras prerrogativas, nuestra semejanza;

y si te llamo a que sigas todos los actos que ha hecho mi Voluntad tanto en la creación del universo como en las generaciones de las criaturas, no excluyendo aquellos que hizo en mi Madre Celestial, ni los que hizo en mi misma Vida, es para concentrar en ti todos sus actos, hacerte don de ellos para poder hacer salir de ti todos juntos los bienes que posee una Voluntad Divina para poder formar con decoro, honor y gloria, el Reino del eterno Fiat. Por eso sé atenta en seguir mi Voluntad”.

Después estaba pensando entre mí: “¿Cómo es que Adán al sustraerse de la Voluntad Divina, de tal altura se precipitó tan bajo? Y Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

“Hija mía, así como en el orden natural, quien cae desde un punto altísimo, o muere o queda tan deshecho y deformado que le resulta imposible readquirir su estado anterior de salud, de belleza, de altura y quedará como un pobre lisiado, ciego, jorobado y cojo, y si éste fuera padre, saldrían de él las generaciones de los lisiados, de los ciegos, de los jorobados y de los cojos, así en el orden sobrenatural, Adán cayó de un punto altísimo, él había sido puesto por su Creador en un punto tan alto que sobrepasaba la altura del cielo, de las estrellas, del sol, con vivir en mi Voluntad moraba por encima de todo, en Dios mismo. ¿Ves entonces desde dónde se precipitó Adán? De la altura desde donde cayó fue un milagro que no pereciera del todo, pero si no murió, el golpe que recibió en la caída fue tan fuerte, que fue inevitable quedar lisiado, deshecho y deformado de su insólita belleza, él quedó despojado de todos los bienes, entorpecido en el obrar, entontecido en su intelecto, una fiebre continua lo debilitaba, que debilitándole todas las virtudes no sentía más la fuerza para dominarse, el más bello carácter del hombre, el dominio de sí mismo, desapareció, y entraron las pasiones a tiranizarlo, a hacerlo inquieto y triste, y como era padre y cabeza de las generaciones, puso fuera la familia de los lisiados.

El no hacer mi Voluntad creen que sea cosa de nada, en cambio es la ruina total de la criatura, y por cuantos actos de más de voluntad propia hace, tantas veces de más acrecienta sus males, su ruina, y se excava el abismo más profundo donde precipitarse”.

Entonces pensaba entre mí: “Si Adán por una sola vez que se sustrajo de la Divina Voluntad cayó tan bajo y cambió su fortuna en miseria, su felicidad en amargura, ¿qué será de nosotros que tantas y tantas veces nos sustraemos de esta adorable Voluntad?” Pero mientras esto pensaba, mi amado y único bien ha agregado:

“Hija mía, Adán cayó tan bajo porque se sustrajo de una

Voluntad expresa de su Creador,

en la cual venía encerrada la prueba para probarlo en su fidelidad hacia Aquél que le había dado la vida y todos los bienes que poseía. Mucho más que lo que Dios pedía de él ante los tantos bienes que gratuitamente le había dado, era que se privara, de los tantos frutos que le había otorgado, sólo de un fruto por amor a Aquél que tanto le había dado. Y en este pequeño sacrificio que Dios quería de él, le había hecho saber que no quería otra cosa que estar seguro de su amor y de su fidelidad.

Adán debería haberse sentido honrado de que su Creador quería estar seguro del amor de su criatura. Se acrecentó la culpa porque aquél que lo atrajo y persuadió a caer no era un ser superior a él, sino una vil serpiente, su capital enemigo. Su caída trajo más graves consecuencias porque era la cabeza de todas las generaciones, por tanto todos los miembros debían sentir como connaturalmente los efectos del mal de su cabeza.

Mira entonces que cuando una Voluntad mía es expresa, querida y mandada, el pecado es más grave y las consecuencias son irremediables,

y sólo mi misma Voluntad puede reparar tanto mal, como sucedió a Adán;

en cambio cuando no es expresa,

si bien la criatura está en deber de pedir para conocer mi Voluntad en su obrar, si dentro de su acto entra un bien es la pura gloria mía; pero si no es expresa, no es tan grave el mal y es más fácil encontrar remedio,

y esto lo hago a cada criatura para probar su fidelidad y también para poner al seguro el amor con el que dicen que me aman;

¿quién es aquél que no quiere estar seguro de un terreno que adquiere, tanto que hasta llega a hacer las escrituras? ¿Quién es aquél que no quiere estar seguro de la fidelidad de un amigo, de la lealtad verdadera de un siervo? Entonces para estar seguro

hago conocer que quiero los pequeños sacrificios,

los cuales le llevarán todos los bienes, la santidad, y realizarán la finalidad para la que fueron creados; en cambio si son reacias, todo estará trastornado en ellas y todos los males le lloverán encima.

Pero el no hacer mi Voluntad es siempre un mal, más o menos grave según el conocimiento que de Ella se posee”.

Fiat Divina Voluntad

Rev. Padre Carlos Massieu, Abril 8, 2020

Lectura y comentario: AUDIO