Esta Oración para Fundirnos en el Espíritu Santificador es en virtud de la Palabra de Jesús del vol. 17, cap. 43 (5)

Giro con Reparación al Espíritu Santo

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Me Fundo en Ti, Espíritu Santo



    Me fundo en el orden de tu Gracia, en todo lo que has hecho y harás en nosotros los santificantes. 

    ¡Ven Divino Espíritu!, haz desahogo de Tu obra en el Fiat Voluntas Tua!  Danos pronto a conocer Vuestra Voluntad, Vuestro primer acto de su Santificación completa, el cual es la Divina Voluntad! 

      Vengo ante ti Suprema Majestad, para dar la correspondencia de amor al Espíritu Santificador a nombre de todos los santificantes, entro en el orden de Tu gracia para poder darte Amor, Honor y Gloria como si todos fuéramos santos, reparo por todas las oposiciones e incorrespondencias a los actos de Tu gracia haciendo mío Tu dolor, Tus gemidos inenarrables secretos, Tus suspiros angustiosos ocultos en el fondo de los corazones. Por el dolor que te damos, perdón Espíritu Santificador. 


¡Ven Divino Espíritu en mí!, haz desahogo de Tu obra en el Fiat Voluntas Tua. Fiat!

Estamos en la Era del Tercer Fiat!

La Era Celestial y Trina de la Divina Voluntad


Oremos al Espíritu Santo por Este Pentecostés Divino



En tu Divino Querer, unidos a Nuestra Madre María, y a Luisa, la pequeña hija de la Divina Voluntad, en el Cenáculo del Monte Sión (1era. Iglesia Cristiana), oramos por la Gran Efusión de Ti, Espíritu Santo, para un Segundo Pentecostés para toda la humanidad, que se extienda el Reino de Tu Divina Voluntad y triunfe en todos la Era del Tercer Fiat!

para la misión de mi Voluntad, el Espíritu Santo hará desahogo de su amor manifestándote los secretos, los prodigios de mi Querer, los bienes que contiene para hacer felices a aquellos que querrán conocer cuánto bien contiene esta Voluntad Suprema, para amarla y hacerla reinar entre ellos, ofreciendo sus almas para hacerla habitar en sus propios corazones para poder formar su Vida en ellos, agregando el vínculo de la inseparabilidad entre tú, la Madre y el Verbo Eterno. 


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⚜️En el Don de la Divina Voluntad

De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 17-41 Mayo 4, 1925 

La misión de la Divina Voluntad reflejará a la Santísima Trinidad en la tierra, y hará que el hombre regrese a su origen 


Después de haber escrito lo que está arriba, me he puesto a hacer la adoración a mi crucificado Jesús, fundiéndome toda en su Santísima Voluntad, y mi amado Jesús ha salido de dentro de mi interior, y poniendo su santísimo rostro junto al mío, todo ternura me ha dicho: 

“Hija mía, ¿has escrito todo sobre la misión de mi Voluntad?”

Y yo: “Sí, sí, he escrito todo”.

Y Él de nuevo: “Y si te dijera que no has escrito todo, es más, la cosa más esencial la has dejado, por eso vuelve a escribir y agrega: La misión de mi Voluntad reflejará a la Santísima Trinidad en la tierra; y como en el Cielo están el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, inseparables entre Ellos, pero distintos entre Ellos, los cuales forman toda la bienaventuranza del Cielo, así en la tierra habrá tres personas que por su misión serán distintas e inseparables entre ellas: la Virgen con su Maternidad, que refleja la Paternidad del Padre Celestial y encierra su potencia para cumplir su misión de Madre del Verbo Eterno y Corredentora del género humano; mi Humanidad para la misión de Redentor encerró la Divinidad, y el Verbo sin separarse jamás del Padre y del Espíritu Santo para manifestar mi Sabiduría celestial, agregando el vínculo de hacerme inseparable con mi Mamá; tú, para la misión de mi Voluntad, el Espíritu Santo hará desahogo de su amor manifestándote los secretos, los prodigios de mi Querer, los bienes que contiene para hacer felices a aquellos que querrán conocer cuánto bien contiene esta Voluntad Suprema, para amarla y hacerla reinar entre ellos, ofreciendo sus almas para hacerla habitar en sus propios corazones para poder formar su Vida en ellos, agregando el vínculo de la inseparabilidad entre tú, la Madre y el Verbo Eterno. 


Estas tres misiones son distintas e inseparables, y las primeras dos han preparado las gracias, la luz, el trabajo, y penas inauditas para la tercera misión de mi Voluntad, para fundirse ambas en ella, sin dejar su oficio para encontrar reposo, porque sólo mi Voluntad es reposo celestial. 


Estas misiones no se repiten, porque es tal y tanta la exuberancia de la gracia, de la luz, del conocimiento, que todas las generaciones humanas podrán quedar llenas, más bien, no podrán contener todo el bien que contienen. 


Estas misiones están simbolizadas en el sol, que al crearlo lo llené de tanta luz y calor, de modo que todas las generaciones humanas tienen luz sobreabundante, y no tuve en cuenta que al principio de la Creación, estando sólo Adán y Eva que debían gozárselo, hubiera podido poner en el sol una luz que bastase solamente para ellos dos, y conforme debían crecer las generaciones acrecentar nueva luz; no, no, lo hice lleno de luz como es todavía ahora y será


Mis obras, por decoro y honor de nuestra potencia, sabiduría y amor, son siempre hechas con la plenitud de todo el bien que contienen, no sujetas a crecer o decrecer; así hice con el sol, concentré en él toda la luz que debía servir hasta al último hombre. ¿Y cuántos bienes no hace el sol a la tierra? ¿Cuánta gloria en su muda luz no da a su Creador? Puedo decir que me glorifica y me hace conocer más el sol en su mudo lenguaje, por los inmensos bienes que hace a la tierra, que todas las demás cosas juntas, y esto porque es pleno en su luz y estable en su curso. Cuando miré el sol que con tanta luz sólo Adán y Eva gozaban, miré también a todos los vivientes, y viendo que esa luz debía servir a todos, mi paterna bondad exultó de alegría y quedé glorificado en mis obras. 

Así hice con mi Mamá, la llené de tanta gracia que puede dar gracias a todos sin agotar una sola; así hice con mi Humanidad, no hay bien que no posea, encierra todo, aún a la misma Divinidad, para darla a quien la quiera; así he hecho contigo, he encerrado en ti mi Voluntad, y con Ella me he encerrado a Mí mismo; he encerrado en ti sus conocimientos, sus secretos, su luz; he llenado tu alma hasta el borde, tanto, que lo que escribes no es otra cosa que el desahogo de lo que contienes de mi Voluntad, y a pesar de que ahora te sirve sólo a ti, y algún rayo de luz a alguna otra alma, Yo me contento, porque siendo luz, por sí misma, más que segundo sol se hará camino para iluminar las generaciones humanas y llevar el cumplimiento de nuestras obras, que nuestra Voluntad sea conocida y amada y reine como vida en las criaturas. Esta fue la finalidad de la Creación, éste su principio, éste será el medio y el fin. Por eso sé atenta, porque se trata de poner a salvo esa Voluntad Eterna que con tanto amor quiere habitar en las criaturas, pero quiere ser conocida, no quiere estar como extraña, sino quiere dar sus bienes y hacerse vida de cada uno, pero quiere sus derechos, su lugar de honor, quiere que la voluntad humana se ponga a un lado, única enemiga suya y del hombre. 

La misión de mi Voluntad fue la finalidad de la creación del hombre. Mi Divinidad no partió del Cielo, de su trono, pero mi Voluntad no sólo partió, sino que descendió en todas las cosas creadas y ahí formó su Vida. 


Pero mientras todas las cosas me reconocieron, y Yo con majestad y decoro en ellas habito, sólo el hombre me arrojó; pero Yo quiero conquistarlo y vencerlo, y por eso mi misión no ha terminado, por eso te he llamado a ti, confiándote mi misma misión, a fin de que pongas en el regazo de mi Voluntad al que me arrojó, y todo me regrese en mi Querer. 


Por eso no te asombres por cuantas cosas grandes y maravillosas pueda decirte para esta misión, por cuantas gracias pueda hacerte, porque no se trata de hacer un santo, de salvar a las generaciones, sino se trata de poner a salvo una Voluntad Divina, que todos regresen al principio, al origen del cual todos salieron, y que la finalidad de mi Voluntad tenga su cumplimiento”.