Novena en Honor 

al Espíritu Santo


Para la Fiesta de Pentecostés

19 de Mayo, 2024



Conozcamos para vivir

los Dones 

del Espíritu Santo

en la Plenitud del

 don de la divina voluntad

Que pedimos, REINE como vida en Todos!


Del Espíritu Divino, enviado al Cenáculo del Monte Sión - Primera Iglesia Cristiana

Día 7   

Don de Consejo

Introducción

Esta Novena tiene la intención de que recibamos en todo nuestro ser en el acto único y Eterno de Dios, un nuevo Pentecostés como lo recibieron los Apóstoles acompañados de la Virgen María. 

Ellos estuvieron con la Madre del Cielo esperando la promesa que Jesús les hizo en la  Ascensión. 

Ahora nosotros como pequeños hijos de la Divina Voluntad a imitación de los Apóstoles, y pidiendo su intercesión, nos unimos a la Reina del Cielo esperando esta nuevo desbordamiento del Espíritu Santo.

Día 7

Don del Consejo


Conozcamos para vivir

los Dones del Espíritu Santo

En la plenitud del

don de la divina voluntad

Que pedimos, REINA como vida en todos!


Del Espíritu Divino, enviado al Cenáculo del Monte Sión, Primera Iglesia Cristiana


Giro de Oración con reparación al Espíritu Santo

Algunas ya las hemos atendido en estos 50 días de preparación a Pentecostés.

Unidos a Nuestra Madre María Santísima y a Luisa, la pequeña hija de la Divina Voluntad, en el Cenáculo del Monte Sión (1era. Iglesia Cristiana), oramos por la Gran Efusión del Espíritu Santo para un Segundo Pentecostés para toda la humanidad, se extienda el Reino de Tu Divina Voluntad y triunfe en todos la Era del Tercer Fiat!




En Virtud de la Palabra de Jesús respecto al Don del Consejo, oremos:



Oramos al Espíritu Santo por el gran Don del Consejo

 

Ven, oh Santo Espíritu.  Nosotros los pequeños hijos de la Santísima Divina Voluntad oramos por tu Don de Consejo que da Luz, para que se Haga y se Viva lo que Quiere Jesús, en las cosas que debemos hacer.  

Señor, que veamos todas las cosas a través de Tus ojos, percibiendo todo de acuerdo a Tu Santa y Divina Voluntad.  Que nunca hagamos un juicio, sin antes implorar la ayuda al Autor y Dador de las Luces, consultándote todas las cosas.

Que seamos dirigidos por Ti Espíritu Santo en el Camino de la Verdad con la Gran Efusión de este Don de Consejo en tu Divina Voluntad.


Tú Espíritu Santo, vendrás y renovarás la faz de la tierra. 

Amado Jesús, que esta humilde oración sea Tu Gran Mandato. 

Fiat!  Amén!  Así Sea!

Enseñanzas del Don del Consejo en la Plenitud del Don de la Divina Voluntad

Algunas ya las hemos atendido en estos 50 días de preparación a Pentecostés.



AUDIO


🕊 Éste es el don del consejo

Se da un juicio, implorando la ayuda del Autor y Dador de las luces

De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 28, cap. 17 (4)  Julio 9, 1930 

“Hija mía, no temas, mi modo de obrar es siempre puro y santo, cualquiera que sea, y aunque parezca extraño a las criaturas, porque toda la santidad no está en el acto externo del modo de obrar, sino depende de la fuente de la santidad interna de donde sale, y de los frutos que produce mi modo de obrar, si los frutos son santos, ¿por qué querer juzgar mi modo?  Así me agradaba y por eso lo hacía.  

Por los frutos se conoce el árbol, si es bueno, mediocre o malo, y me disgusta sumamente que en vez de juzgar los frutos, han juzgado la corteza del árbol y no la sustancia y la vida del mismo árbol.  

Pobrecitos, ¿qué cosa pueden comprender con mirar la corteza de mis modos sin descender a los frutos que he producido?  Quedarán más a lo oscuro y pueden incurrir en la desgracia de los fariseos, que mirando en Mí la corteza de mis obras y palabras, no la sustancia de los frutos de mi Vida, permanecieron ciegos y terminaron con darme la muerte.  

Y además, ¿así se da un juicio, sin implorar la ayuda 🕊del Autor y Dador de las luces, y sin interpelar a aquella que con tanta facilidad ellos juzgan?


... ¡Ah hija mía! mi delito es siempre el amor y es también el delito de quien me ama; no encontrando otra materia de qué juzgar, juzgan mi demasiado amor, y aquél de mis hijos, que tal vez han puesto la vida por ellos mismos.

Y además, ahora pueden juzgar como quieran, pero ¿cuál no será su confusión cuando vengan ante Mí y conozcan con claridad que he sido propiamente Yo Aquél que he obrado en ese modo condenado por ellos, y que su juicio me ha impedido una gran gloria mía, y un gran bien en medio a las criaturas, cual es el conocer con más claridad qué significa hacer mi Divina Voluntad y hacerla reinar? No hay delito más grave que el de impedir el bien, por eso hija mía, te recomiendo que no quieras turbarte ni alejar nada de lo que pasa entre Yo y tú, asegúrame que mi obrar tenga su cumplimiento en ti, no me quieras dar ningún dolor por parte tuya. 

Yo quería difundir el bien fuera de ti, pero la voluntad humana pone obstáculos a mis designios, por eso ruega que sea vencida la voluntad humana y que no quede sofocado el reino de mi Divina Voluntad en medio a las criaturas.

Pero te digo que los conocimientos sobre mi Divina Voluntad no quedarán sepultados, ellos son parte de mi Vida Divina, y como Vida no están sujetos a morir, a lo más podrán quedar escondidos, pero morir jamás, porque es decreto de la Divinidad que el reino de mi Divina Voluntad sea conocido, y cuando Nosotros decretamos no hay potencia humana que nos pueda resistir, a lo más será cuestión de tiempo. Y a pesar de las oposiciones y juicios en contra de estas personas competentes, Yo me haré camino, y si éstos con sus juicios querrán sepultar tanto bien y tantas Vidas Divinas de mis verdades, Yo los pondré a un lado y me haré camino, disponiendo a otras personas más humildes y simples, y más fáciles para creer en mis modos admirables y múltiples que Yo uso con las almas, y con su simplicidad, en lugar de encontrar cavilaciones y dificultades, reconocerán como don de cielo lo que Yo he manifestado sobre mi Divina Voluntad, y éstos me servirán admirablemente para propagar en el mundo los conocimientos sobre mi Fiat.

¿No sucedió lo mismo en mi venida sobre la tierra? Los sabios, los doctos, las personas de dignidad no quisieron escucharme, es más, tenían vergüenza de acercárseme, su doctrina les hacía creer que Yo no podía ser el Mesías prometido, de modo que llegaron a odiarme y Yo los hice a un lado y escogí humildes, simples y pobres pescadores, los cuales me creyeron y me serví admirablemente de ellos para formar mi Iglesia y propagar el gran bien de la Redención. 

Así haré de mi Divina Voluntad, por eso hija mía, no te abatas al oír tantas dificultades que ponen, y no nos separemos en nada de lo que pasa entre tú y Yo, y sigue haciendo lo que te he enseñado que hagas en mi Divina Voluntad.

Yo nada dejé de hacer de lo que debí hacer para la Redención, a pesar de que no todos me creyeron, todo el mal quedó para ellos, a Mí me convenía hacer mi curso que había establecido hacer por amor de las criaturas.

Así harás tú, sigue tu abandono en mi Divina Voluntad y tus actos en Ella, y Yo no te dejaré, estaré siempre junto contigo”.



🕊 


AUDIO


Jesús nos permite que queramos recibir consejo de los buenos, para tener luz y para hacer lo que quiere Jesús que hagamos, en las cosas que se deben hacer.




Vol. 2-27  Mayo 31, 1899Jesús se lamenta del confesor

 

Esta mañana, estando en mi habitual estado, mi adorable Jesús ha venido y al mismo tiempo vi al confesor. Jesús se mostraba un poco disgustado con él, porque parecía que el confesor quería que todos aprobasen que lo mío era obra de Dios, y casi quería convencer a otros sacerdotes con manifestarles algunas cosas de mi interior. Jesús se ha vuelto al confesor y le ha dicho:


“Esto es imposible, hasta Yo tuve contrarios, y esto en personas de las más notables y también sacerdotes y otras dignidades, tuvieron que decir sobre mis santas obras, hasta tacharme de endemoniado. Estas oposiciones, aun por personas religiosas, Yo las permito para hacer que a su tiempo pueda relucir más la verdad. 


Que quieras hacerte aconsejar por dos o tres sacerdotes de los más buenos y santos y aun doctos, para tener luz y hasta para hacer lo que quiero Yo en las cosas que se deben hacer, como es el consejo de los buenos y la oración, esto Yo lo permito, pero el resto no, no, sería querer hacer un derroche de mis obras y ponerlas en burla, lo que mucho me disgusta”.


Después me dijo a mí: “Lo que quiero de ti es un obrar recto y simple, que del pro y del contra de las criaturas no te preocupes, déjalas pensar como quieran, sin tomarte el más mínimo fastidio, pues el querer que todos sean favorables es un querer desviarse de la imitación de mi Vida”.

Sagrada Escritura

Don del Consejo


Ecl 37, 15

Dota al alma de Prudencia Sobrenatural, permitiéndole juzgar con prontitud y acertadamente, con Verdad lo que se debe hacer, especialmente en circunstancias difíciles.  El Don del Consejo aplica los principios dados por el Conocimiento y el Entendimiento en nuestras obligaciones diarias. El Don de Consejo incluye el Sentido Común Sobrenatural, un Tesoro que no tiene precio en el camino de la Salvación.  "Y por encima de todo esto, suplica al Altísimo para que enderece tu camino en la verdad"



Catecismo

Don del Consejo


1974 Los consejos evangélicos manifiestan la plenitud viva de una caridad que nunca se ve contenta por no poder darse más. Atestiguan su fuerza y estimulan nuestra prontitud espiritual. La perfección de la Ley nueva consiste esencialmente en los preceptos del amor de Dios y del prójimo. Los consejos indican vías más directas, medios más apropiados, y han de practicarse según la vocación de cada uno:

«Dios no quiere que cada uno observe todos los consejos, sino solamente los que son convenientes según la diversidad de las personas, los tiempos, las ocasiones, y las fuerzas, como la caridad lo requiera. Porque es ésta la que, como reina de todas las virtudes, de todos los mandamientos, de todos los consejos, y en suma de todas las leyes y de todas las acciones cristianas, da a todos y a todas rango, orden, tiempo y valor» (San Francisco de Sales, Traité de l'amour de Dieu, 8, 6).

873 Las mismas diferencias que el Señor quiso poner entre los miembros de su Cuerpo sirven a su unidad y a su misión. Porque "hay en la Iglesia diversidad de ministerios, pero unidad de misión. A los Apóstoles y sus sucesores les confirió Cristo la función de enseñar, santificar y gobernar en su propio nombre y autoridad. Pero también los laicos, partícipes de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, cumplen en la Iglesia y en el mundo la parte que les corresponde en la misión de todo el Pueblo de Dios" (AA 2). 

En fin, "en esos dos grupos [jerarquía y laicos], hay fieles que por la profesión de los consejos evangélicos... se consagran a Dios y contribuyen a la misión salvífica de la Iglesia según la manera peculiar que les es propia" (? CIC can. 207, 2). 

926 La vida religiosa nace del misterio de la Iglesia. Es un don que la Iglesia recibe de su Señor y que ofrece como un estado de vida estable al fiel llamado por Dios a la profesión de los consejos. Así la Iglesia puede a la vez manifestar a Cristo y reconocerse como Esposa del Salvador. La vida religiosa está invitada a significar, bajo estas diversas formas, la caridad.

1299 En el rito romano, el obispo extiende las manos sobre todos los confirmandos, gesto que, desde el tiempo de los apóstoles, es el signo del don del Espíritu. Y el obispo invoca así la efusión del Espíritu:

Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que regeneraste, por el agua y el Espíritu Santo, a estos siervos tuyos y los libraste del pecado: escucha nuestra oración y envía sobre ellos el Espíritu Santo Paráclito; llénalos de espíritu de sabiduría y de inteligencia, de espíritu de consejo y de fortaleza, de espíritu de ciencia y de piedad; y cólmalos del espíritu de tu santo temor. Por Jesucristo nuestro Señor.

1785 En la formación de la conciencia, la Palabra de Dios es la luz de nuestro caminar; es preciso que la asimilemos en la fe y la oración, y la pongamos en práctica. Es necesario también examinar nuestra conciencia en relación con la Cruz del Señor. Estamos asistidos por los dones del Espíritu Santo, ayudados por el testimonio o los consejos de otros y guiados por la enseñanza autorizada de la Iglesia (Cf. DH 14).

1788 Para esto, el hombre se esfuerza por interpretar los datos de la experiencia y los signos de los tiempos gracias a la virtud de la prudencia, los consejos de las personas entendidas y la ayuda del Espíritu Santo y de sus dones.

2053 A esta primera respuesta se añade una segunda: “Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme” (Mt 19, 21). Esta respuesta no anula la primera. El seguimiento de Jesucristo implica cumplir los mandamientos. La Ley no es abolida (Cf. Mt 5, 17), sino que el hombre es invitado a encontrarla en la Persona de su Maestro, que es quien le da la plenitud perfecta. En los tres evangelios sinópticos la llamada de Jesús, dirigida al joven rico, de seguirle en la obediencia del discípulo, y en la observancia de los preceptos, es relacionada con el llamamiento a la pobreza y a la castidad (Cf. Mt 19, 6-12. 21. 23-29). Los consejos evangélicos son inseparables de los mandamientos.

2217 Mientras vive en el domicilio de sus padres, el hijo debe obedecer a todo lo que éstos dispongan para su bien o el de la familia. “Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor” (Col 3, 20; Cf. Ef 6, 1). Los niños deben obedecer también las prescripciones razonables de sus educadores y de todos aquellos a quienes sus padres los han confiado. Pero si el niño está persuadido en conciencia de que es moralmente malo obedecer esa orden, no debe seguirla. 

Cuando se hacen mayores, los hijos deben seguir respetando a sus padres. Deben prevenir sus deseos, solicitar dócilmente sus consejos y aceptar sus amonestaciones justificadas. La obediencia a los padres cesa con la emancipación de los hijos, pero no el respeto que les es debido, el cual permanece para siempre. Este, en efecto, tiene su raíz en el temor de Dios, uno de los dones del Espíritu Santo

2230 Cuando llegan a la edad correspondiente, los hijos tienen el deber y el derecho de elegir su profesión y su estado de vida. Estas nuevas responsabilidades deberán asumirlas en una relación de confianza con sus padres, cuyo parecer y consejo pedirán y recibirán dócilmente. Los padres deben cuidar de no presionar a sus hijos ni en la elección de una profesión ni en la de su futuro cónyuge. Esta indispensable prudencia no impide, sino al contrario, ayudar a los hijos con consejos juiciosos, particularmente cuando éstos se proponen fundar un hogar.

2690 El Espíritu Santo da a ciertos fieles dones de sabiduría, de fe y de discernimiento dirigidos a este bien común que es la oración (dirección espiritual). Aquellos y aquellas que han sido dotados de tales dones son verdaderos servidores de la Tradición viva de la oración:

Por eso, el alma que quiere avanzar en la perfección, según el consejo de San Juan de la Cruz, debe "considerar bien entre qué manos se pone porque tal sea el maestro, tal será el discípulo; tal sea el padre, tal será el hijo". Y añade: "No sólo el director debe ser sabio y prudente sino también experimentado... Si el guía espiritual no tiene experiencia de la vida espiritual, es incapaz de conducir por ella a las almas que Dios en todo caso llama, e incluso no las comprenderá" (Llama estrofa 3).