"Mi amada Mamá, hizo el gran milagro de concebir en Sí al Verbo Divino

y el portento de dar un Dios a cada criatura.

Milagrosa Potencia que quien se hace dominar por Ella

no estará sujeto a ningún mal"



De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol 20, cap. 14 octubre 22, 1926

El gran bien que llevará el reino del Fiat Divino.

Cómo será preservativo de todos los males.

Así cómo la Virgen, mientras no hizo ningún milagro, hizo el gran milagro de dar un Dios a las criaturas, así será quien debe hacer conocer el Reino, hará el gran milagro de dar una Voluntad Divina


Estaba pensando en el Santo Querer Divino y decía entre mí: “¿Pero cuál será el gran bien de este reino del Fiat Supremo?” Y Jesús como interrumpiendo mi pensamiento y como deprisa se ha movido en mi interior diciéndome:

“Hija mía, ¿cuál será el gran bien? ¿Cuál será el gran bien?

El Reino de mi Fiat encerrará todos los bienes, todos los milagros, los portentos más estrepitosos, más bien los sobrepasará a todos juntos,

y si milagro significa dar la vista a un ciego, enderezar a un cojo, sanar un enfermo, resucitar un muerto, etc.,

el Reino de mi Voluntad tendrá el alimento preservativo,

y cualquiera que entrará en Él, no habrá ningún peligro de que pueda permanecer ciego, cojo y enfermo, la muerte en el alma no tendrá más poder, y si lo tendrá sobre el cuerpo no será muerte, sino paso,

y faltando el alimento de la culpa y la voluntad humana degradada que produce la corrupción en los cuerpos, y estando el alimento preservativo de mi Voluntad,

tampoco los cuerpos estarán sujetos a descomponerse y a corromperse

tan horriblemente de infundir temor aun a los más fuertes, como es ahora, sino que quedarán compuestos en sus sepulcros esperando el día de la resurrección de todos.

Entonces, ¿qué crees tú que sea más milagro, dar la vista a un pobre ciego, enderezar a un cojo, sanar un enfermo, o bien tener un medio preservativo para que el ojo no pierda jamás su vista, que se camine siempre derecho, que se esté siempre sano?

Creo que sea más el milagro preservativo que el milagro después de sucedida la desventura.

Esta es la gran diferencia del Reino de la Redención y del Reino del Fiat Supremo,

en el primero fue milagro para los pobres desventurados,

como lo es todavía ahora que yacen, quién en una desventura y quién en otra, y por eso Yo di el ejemplo también en lo exterior, haciendo tantas diferentes curaciones que eran símbolo de las curaciones que Yo hacía en las almas, y que fácilmente regresan a su enfermedad.

El segundo será milagro preservativo, porque mi Voluntad posee la milagrosa Potencia que quien se hace dominar por Ella no estará sujeto a ningún mal,

por lo tanto no tendrá ninguna necesidad de hacer milagros, porque los conservará siempre sanos, santos y bellos, dignos de aquella belleza que salió de nuestras manos creadoras al crear a la criatura.

El Reino del Fiat Divino hará el gran milagro de desterrar todos los males, todas las miserias, todos los temores, porque Él no hará el milagro a tiempo y a circunstancia, sino que

se mantendrá sobre sus hijos de su Reino con un acto de milagro continuado para preservarlos de cualquier mal y hacerlos distinguir como hijos de su Reino, esto en el alma, pero también en el cuerpo

habrá muchas modificaciones, porque

es siempre la culpa el alimento de todos los males,

y quitada la culpa faltará el alimento al mal, mucho más que mi Voluntad y pecado no pueden existir juntos, por lo tanto, también la naturaleza humana tendrá sus benéficos efectos.

Ahora hija mía, debiendo preparar el gran milagro del Reino del Fiat Supremo, estoy haciendo contigo, como hija primogénita de mi Voluntad, como hice con la Soberana Reina, Mamá mía, cuando preparé el Reino de la Redención, la atraje tanto a Mí, la tuve tan ocupada en su interior para poder formar junto con Ella el milagro de la Redención, y había tanta necesidad,

tantas cosas que juntos teníamos que hacer,

que rehacer,

que completar,

que debí ocultar en su exterior cualquier cosa que pudiera llamarse milagro, excepto su perfecta virtud, con esto la dejé más libre para hacerla navegar el mar interminable del Fiat Eterno, y así pudiese tener acceso a la Divina Majestad para obtener el Reino de la Redención.

¿Qué hubiera sido más, si la Celestial Reina hubiera dado la vista a los ciegos, la palabra a los mudos y demás, o bien el milagro de hacer descender al Verbo Eterno sobre la tierra? Los primeros hubieran sido milagros accidentales, pasajeros e individuales, en cambio

el segundo es milagro permanente y para todos, siempre y cuando lo quieran;

por eso los primeros hubieran sido como una nada comparados al segundo. Ella fue el verdadero sol que eclipsando todo, eclipsó en Sí al mismo Verbo del Padre, germinando de su luz todos los bienes, todos los efectos y milagros que produjo la Redención; pero al igual que el sol, producía los bienes y los milagros sin hacerse ver o hacerse señalar de que era Ella la causa primaria de todo.

En efecto, todo lo que Yo hice de bien sobre la tierra, lo hice

porque la Emperatriz del Cielo llegó a tener su imperio en la Divinidad, y con su imperio me trajo del Cielo para darme a las criaturas.

Ahora, así estoy haciendo contigo para preparar el Reino del Fiat Supremo.

Te tengo Conmigo,

te hago navegar el mar interminable de Él

para darte el acceso junto al Padre Celestial a fin de que le ruegues, lo venzas, lo imperes, para obtener el Fiat de mi Reino.

Y para cumplir y consumar en ti

toda la fuerza milagrosa que se necesita para un Reino tan santo, te tengo continuamente ocupada en tu interior en el trabajo de mi Reino,

te hago girar continuamente para hacer, para rehacer, para completar todo lo que se necesita

y que todos deberían hacer,

para formar el gran milagro de mi Reino,

y externamente nada dejo aparecer de milagroso en ti, excepto la luz de mi Voluntad. Algunos podrán decir: ¡Cómo! Tantos portentos que manifiesta el bendito Jesús a esta criatura de este reino del Fiat Divino, los bienes que traerá sobrepasarán Creación y Redención, es más, será corona tanto de una como de la otra, y a pesar de tanto bien ninguna cosa milagrosa en el exterior se ve en ella como confirmación del gran bien de este Reino del Eterno Fiat, mientras que los otros santos, sin el portento de este gran bien, han hecho milagros a cada paso. Pero si se vuelven hacia atrás a considerar a mi amada Mamá, la más santa de todas las criaturas, el gran bien que encerró en Sí y que trajo a las criaturas, no hay quién pueda compararse a Ella, hizo el gran milagro de concebir en Sí al Verbo Divino y el portento de dar un Dios a cada criatura. Y delante a este prodigio jamás visto ni oído, de poder dar al Verbo Eterno a las criaturas, todos los otros milagros unidos juntos son pequeñas llamitas delante al sol.

Ahora quien debe hacer lo más no es necesario que haga lo menos, así delante al gran milagro del Reino de mi Voluntad restablecido en medio a las criaturas, todos los otros milagros serán pequeñas llamitas delante al gran Sol de mi Querer;

cada dicho, verdad y manifestación sobre Él, es un milagro que ha salido de mi Voluntad como preservativo de todo mal y para vincular a las criaturas a

un bien infinito, a una gloria más grande, a una nueva belleza toda divina. Cada verdad mía sobre mi Eterno Querer contiene la potencia y la virtud prodigiosa, más que si se resucitase a un muerto, que si sanase a un leproso, que un ciego viese, que un mudo hablase,

porque mis palabras sobre la santidad y potencia de mi Fiat,

resucitarán a las almas a su origen,

las sanarán de la lepra que ha producido la voluntad humana,

les dará la vista para ver los bienes del Reino de mi Voluntad,

porque hasta ahora eran como ciegos,

les dará la palabra a tantos mudos que mientras sabían decir tantas otras cosas, sólo para mi Voluntad eran como tantos mudos que no tenían palabra;

y además el gran milagro de poder dar una Voluntad Divina a cada criatura, que contiene todos los bienes.

¿Qué cosa no les dará cuando se encuentre en posesión de los hijos de su Reino?

He aquí por qué te tengo toda ocupada en el trabajo de este mi Reino, y hay mucho que hacer para preparar el gran milagro de que

el Reino del Fiat sea conocido y poseído.

Por eso sé atenta en atravesar el mar interminable de mi Voluntad, a fin de que venga establecido el orden entre Creador y criatura, y así podré hacer el gran milagro por medio tuyo, de que el hombre regrese a su origen de donde salió”.


Después yo estaba pensando en lo que está escrito arriba, especialmente en que cada palabra y manifestación sobre la Suprema Voluntad es un milagro salido de Ella, y Jesús para confirmarme lo que me había dicho ha agregado:

“Hija mía, ¿qué crees tú que haya sido más milagro cuando vine a la tierra: Mi palabra, el evangelio que anuncié, o bien que di la vida a los muertos, la vista a los ciegos, el oído a los sordos, etc.? ¡Ah! hija mía, fue más grande milagro mi palabra, mi evangelio, mucho más que

los mismos milagros salieron de mi palabra;

la base, la sustancia de todos los milagros salió de mi palabra creadora, los Sacramentos, la misma Creación, milagro permanente, tuvieron vida de mi palabra y mi misma Iglesia tiene por régimen, por fundamento mi palabra, mi evangelio. Así que fue más milagro mi palabra, mi evangelio, que los mismos milagros, los cuales si tuvieron vida, fue por mi palabra milagrosa. Por lo tanto debes estar segura que la palabra de tu Jesús es el más grande milagro; mi palabra es como viento impetuoso que corre, golpea el oído, entra en los corazones, calienta, purifica, ilumina, gira, vuelve a girar de nación en nación, recorre todo el mundo, gira por todos los siglos;

¿quién puede dar muerte y sepultar una palabra mía? Ninguno.

Y si alguna vez parece que mi palabra calla y está como escondida, ella no pierde jamás la vida, cuando menos se crea, sale y gira por todas partes; pasarán los siglos en los cuales todos: Hombres y cosas serán arrollados y desaparecerán, pero mi palabra no pasará jamás, porque contiene la vida, la fuerza milagrosa de Aquél que la hizo salir. Por eso ten por seguro que cada palabra y manifestación que te hago sobre el Fiat Eterno es el más grande milagro, que servirán para el reino de mi Voluntad. He aquí por qué tanto te incito y tanto me interesa que ni siquiera una palabra mía no sea manifestada y escrita por ti, porque me veo regresar un milagro mío que tanto bien llevará a los hijos del Fiat Supremo”.