¿Quieres saber qué hago?

Hago mi jornada junto con Jesús


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 29-36 (5-6) Septiembre 12, 1931

Después de esto seguía rogando ante el tabernáculo de amor, y en mi interior decía para mí: “¿Qué haces Amor mío en esta prisión de amor?” Y Jesús todo bondad me ha dicho: “Hija mía,

¿quieres saber qué hago? Hago mi jornada,

tú debes saber que toda mi Vida pasada acá abajo la encierro dentro de un día.

Comienza mi jornada al concebir y nacer, los velos de los accidentes sacramentales me sirven de fajas para mi infancia, y cuando por la ingratitud humana me dejan solo y buscan ofenderme, hago mi exilio, dejándome sólo la compañía de alguna alma amante, que como segunda madre no se sabe separar de Mí, y me hace fiel compañía. Del exilio paso a Nazaret, haciendo mi Vida oculta en compañía de aquellos pocos buenos que me rodean.

Y siguiendo mi jornada, en cuanto las criaturas se acercan a recibirme hago mi vida pública repitiendo mis escenas evangélicas, dando a cada uno mis enseñanzas, las ayudas, los consuelos que le son necesarios, hago de Padre, de Maestro, de Médico, y si se necesita también de Juez; así que paso mi jornada esperando a todos y haciendo bien a todos.

Y ¡oh! cuántas veces me toca quedarme solo,

sin un corazón que palpite cerca de Mí, siento un desierto a mi alrededor y quedo solo; solo a orar, siento la soledad de mis días que pasé en el desierto acá abajo, y ¡oh, cómo me es doloroso! Yo que soy para todos latido en cada corazón, que celoso estoy en guardia de todos, sentirme aislado y abandonado.

Pero mi jornada no termina sólo con el abandono, no hay día que almas ingratas no me ofendan y me reciban sacrílegamente, y me hacen terminar mi jornada con mi Pasión y con mi muerte de cruz. ¡Ah! La muerte más despiadada que recibo en este Sacramento de amor es el sacrilegio.

Así que en este tabernáculo hago mi jornada al cumplir todo lo que hice en los treinta y tres años de mi Vida mortal.

Y así como todo lo que Yo hice y hago, el primer objetivo, el primer acto de vida es la Voluntad de mi Padre, que se haga como en el Cielo así en la tierra, así en esta pequeña hostia no hago otra cosa que implorar que una sea mi Voluntad con mis hijos; y

te llamo a ti en esta Divina Voluntad en la cual encuentras toda mi Vida en acto,

y tú siguiéndola,

rumiándola

y ofreciéndola,

te unes conmigo en mi jornada Eucarística, para obtener que mi Voluntad se conozca y reine sobre la tierra.

Y así también tú podrás decir:

Hago mi jornada junto con Jesús”