No se es digno de Jesús si no se vacía de todo


En qué consiste la verdadera exaltación



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En qué consiste la Verdadera Exaltación
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 4-102  Enero 14, 1902

 

Estando en mi habitual estado ha venido mi adorable Jesús y me ha dicho:

“Hija mía, no puede ser verdaderamente digno de Mí, sino sólo quien ha vaciado todo de dentro de sí, y se ha llenado todo de Mí, de modo de formar de sí mismo un objeto todo de amor divino, tanto, que mi amor debe llegar a formar su vida y a amarme no con su amor, sino con mi amor”.

Después ha agregado: “¿Qué significan aquellas palabras:

“Ha depuesto del trono a los poderosos y ha exaltado a los pequeños?” 

Que el alma destruyéndose del todo a sí misma se llena toda de Dios, y amando a Dios con Dios mismo, Dios exalta al alma a un amor eterno, y esta es la verdadera y la más grande exaltación y a la vez la verdadera humildad”.

Después ha continuado: “La verdadera señal para conocer si se posee este amor, es si el alma no se ocupa de ninguna otra cosa más que de amar a Dios, de hacerlo conocer, y hacer que todos lo amen”.

Después, retirándose en mi interior he oído que  rezaba diciendo:

“Siempre Santa e indivisible Trinidad, os adoro profundamente, os amo intensamente, os agradezco perpetuamente por todos y en los corazones de todos”.

Y así la he pasado, oyendo casi siempre que rezaba dentro de mí y yo junto con Él.


Fiat Divina Voluntad

Sagrada Escritura


Deuteronomio 6,5 "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". 

Mateo 4,10Jesús le respondió: «Retírate, Satanás, porque está escrito: "Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto"».

Colosenses 1,15 El es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación


Catecismo


253 La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad consubstancial" (Concilio de Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530). "Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina" (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804). 

738 Así, la misión de la Iglesia no se añade a la de Cristo y del Espíritu Santo, sino que es su sacramento: con todo su ser y en todos sus miembros ha sido enviada para anunciar y dar testimonio, para actualizar y extender el Misterio de la Comunión de la Santísima Trinidad (esto será el objeto del próximo artículo):

«Todos nosotros que hemos recibido el mismo y único espíritu, a saber, el Espíritu Santo, nos hemos fundido entre nosotros y con Dios. Ya que por mucho que nosotros seamos numerosos separadamente y que Cristo haga que el Espíritu del Padre y suyo habite en cada uno de nosotros, este Espíritu único e indivisible lleva por sí mismo a la unidad a aquellos que son distintos entre sí [...] y hace que todos aparezcan como una sola cosa en él . Y de la misma manera que el poder de la santa humanidad de Cristo hace que todos aquellos en los que ella se encuentra formen un solo cuerpo, pienso que también de la misma manera el Espíritu de Dios que habita en todos, único e indivisible, los lleva a todos a la unidad espiritual» (San Cirilo de Alejandría, Commentarius in Iohannem, 11, 11: PG 74, 561).

2083 Jesús resumió los deberes del hombre para con Dios en estas palabras: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mt 22, 37; cf Lc 10, 27: “...y con todas tus fuerzas”). Estas palabras siguen inmediatamente a la llamada solemne: “Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor” (Dt 6, 4).

Dios nos amó primero. El amor del Dios Único es recordado en la primera de las “diez palabras”. Los mandamientos explicitan a continuación la respuesta de amor que el hombre está llamado a dar a su Dios.

2094 Se puede pecar de diversas maneras contra el amor de Dios. La indiferencia descuida o rechaza la consideración de la caridad divina; desprecia su acción preveniente y niega su fuerza. La ingratitud omite o se niega a reconocer la caridad divina y devolverle amor por amor. La tibieza es una vacilación o negligencia en responder al amor divino; puede implicar la negación a entregarse al movimiento de la caridad. La acedía o pereza espiritual llega a rechazar el gozo que viene de Dios y a sentir horror por el bien divino. El odio a Dios tiene su origen en el orgullo; se opone al amor de Dios cuya bondad niega y lo maldice porque condena el pecado e inflige penas. 

2134 El primer mandamiento llama al hombre para que crea en Dios, espere en Él y lo ame sobre todas las cosas.