Dos Actos Sugeridos

Me Fundo en Jesús y en Su Divina Voluntad

Acto actual y acto preventivo

"Sin embargo los dos actos son necesarios, el preventivo da la mano, dispone y forma el plano al actual, y el actual conserva y ensancha el plano del preventivo"


Este modo de fundirnos, es en Virtud de la Divina Voluntad

vol. 14, cap. 31

Iniciemos nuestro día Fundiéndonos en Jesús y en su Divina Voluntad y desde el primer surgir del día hagamos nuestro ofrecimiento a través del acto preventivo

Acto actual:

AUDIO


Me fundo en Ti Jesús y en Tu Divina Voluntad

Ven Jesús, a pensar en mi mente

a mirar en mis ojos

a respirar en mis respiros

a escuchar en mis oídos

a hablar en mi boca

a circular en mi sangre

a moverte en mis movimientos

a palpitar en mi corazón

a amar y a perdonar en mí

a obrar en mis manos

a caminar en mis pies.

Y nuestras almas unidas a Tú Voluntad,

sean los crucifijos vivientes inmolados para la Gloria del Padre.

Orando en nosotros y después ofrécete esta oración como nuestra

para satisfacerte por las oraciones de todos

y para darle al Padre la Gloria que deberían darle todas las criaturas.

Acto o Voluntad Preventiva

Amado Jesús,

En este primer surgir del día fijo mi voluntad en la Tuya, y me decido y me confirmo de querer vivir y obrar sólo en tu Querer, así prevengo todos mis actos y los hago correr todos en tu Querer.

¡Gracias te sean dadas, oh Padre! porque con la voluntad preventiva tu Sol surge y tu Vida queda duplicada en todos mis actos como dentro de un solo acto.

Fiat!

Aquí está la enseñanza de las anteriores oraciones:


Acto Preventivo y Acto Actual 14-31

Es la Lección idónea, donde Jesús nos enseña estos dos actos para que los vivamos diariamente

AUDIO


Jn: 17, 23

“Yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno”


Vol. 11-55 (1-4) Junio 12, 1913

“Unirse y ensimismarse conmigo”



Mientras rezaba estaba uniendo mi mente a la de Jesús, mis ojos a los de Jesús, y así de todo lo demás, tratando de hacer lo que hacía Jesús con su mente, con sus ojos, con su boca, con su corazón, y así de todo de todo lo demás, y como parecía que la mente de Jesús, sus ojos, etc., se difundían para bien de todos, así parecía que yo uniéndome y ensimismándome con Jesús me difundía también para bien de todos. Entonces pensaba entre mí: “¿Qué meditación es ésta? ¿Qué oración? ¡Ah, no soy buena para nada, no sé ni siquiera meditar nada!” Pero mientras esto pensaba, mi siempre amable Jesús me ha dicho:

“Hija mía, ¿cómo es que te afliges por esto? En vez de afligirte deberías alegrarte, porque cuando tú otras veces meditabas y tantas bellas reflexiones surgían en tu mente, tú no hacías otra cosa que tomar de Mí parte de mis cualidades y de mis virtudes; ahora, habiéndote quedado sólo el poder unirte y ensimismarte a Mí, tomas de Mí todo, y no siendo buena para nada conmigo eres buena para todo, porque conmigo quieres el bien de todos, y sólo con el desear, el querer el bien, produce en el alma una fortaleza que la hace crecer y la fija en la Vida Divina.

Además, con unirse y ensimismarse conmigo, se une con mi mente y así tantas vidas de pensamientos santos produce en las mentes de las criaturas; conforme se une con mis ojos, así produce en las criaturas tantas vidas de miradas santas; así si se une con mi boca dará vida a las palabras, si se une a mi corazón, a mis deseos, a mis manos, a mis pasos, así a cada latido dará una vida, vida a los deseos, a las acciones, a los pasos, pero vidas santas, porque conteniendo en Mí la potencia creadora, junto conmigo el alma crea y hace lo que hago Yo.

Ahora, esta unión conmigo, parte por parte, mente por mente, corazón por corazón, etc., produce en ti, en grado más alto, la Vida de mi Voluntad y de mi Amor, y en esta Voluntad viene formado el Padre, en el Amor el Espíritu Santo, y del obrar, de las palabras, de las obras, de los pensamientos y de todo lo demás que puede salir de esta Voluntad y de este Amor viene formado el Hijo, y he aquí la Trinidad en las almas, así que si debemos obrar, es indiferente obrar en la Trinidad en el Cielo o en la Trinidad de las almas en la tierra. He aquí el por qué voy quitándote todo lo demás, si bien cosas buenas y santas: Para poderte dar lo más bueno y lo más santo, que soy Yo mismo, y poder hacer de ti otro Yo mismo, en cuanto a criatura es posible. Creo que no te lamentarás más, ¿no es verdad?”

Y yo: “¡Ah, Jesús, Jesús!, yo en cambio siento que me he hecho mala, mala, y el mayor mal es que no sé encontrar esta maldad mía, porque encontrándola, al menos haría cuanto puedo para quitarla.” Y Jesús: “Basta, basta, tú quieres adentrarte demasiado en el pensamiento de ti misma, piensa en Mí y Yo pensaré en tu maldad, ¿has entendido?"