De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 11, cap. 83 noviembre 6, 1914


Quien hace las horas de la Pasión

hace suya la Vida de Jesús, y toma el mismo oficio de Él


Continuando las acostumbradas horas de la Pasión, mi amable Jesús me ha dicho:

“Hija mía, el mundo está en continuo acto de renovar mi Pasión, y como mi inmensidad envuelve a todos, dentro y fuera de las criaturas, por eso estoy obligado por su contacto a recibir clavos, espinas, flagelos, desprecios, escupitajos y todo lo demás que sufrí en la Pasión, y aún más.


Ahora, quien hace estas horas de mi Pasión,

a su contacto me siento

sacar los clavos,

romper las espinas,

endulzar las llagas,

quitar los salivazos,

me siento cambiar en bien el mal que me hacen los demás, y Yo, sintiendo que su contacto no me hace mal, sino bien, me apoyo siempre más sobre ella”.

Después de esto, volviendo el bendito Jesús a hablar de estas horas de la Pasión ha dicho:


“Hija mía, has de saber que

con hacer estas horas, el alma toma mis


pensamientos y los hace suyos,

mis reparaciones, las oraciones,

los deseos, los afectos y

aún mis más íntimas fibras

y las hace suyas, y elevándose entre el Cielo y la tierra hace mi mismo oficio, y como corredentora dice junto Conmigo:


“Ecce ego mitte me”, quiero repararte por todos, responderte por todos e implorar el bien para todos”.


Fiat Divina Voluntad