"estas almas que viven en mi Voluntad están dispuestas a recibir todas las penas de mi Humanidad, porque Ella está imposibilitada para sufrir porque está gloriosa en el Cielo"

“Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn: 15, 12)


"Ellas se ponen en mi puesto,

ni Yo puedo negarme porque soy de ellas, tienen derecho sobre Mí, y Yo soy feliz de que me posean, porque me amarán de más"




De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 34, cap. 29 Marzo 26, 1937

La Creación y la Humanidad de Nuestro Señor, son los campos en los cuales desarrolla sus actos quien vive en la Divina Voluntad. Cómo Ella forma la Humanidad de Nuestro Señor y el paraíso a Jesús en la tierra


Mi vuelo en el Fiat Divino continúa, y en Él siento que todo es mío, y siento la necesidad de conocer, de amar lo que me pertenece, y que con tanto amor me ha dado. Mientras giraba en las obras del Querer Divino, el amado Jesús, mi dulce vida, repitiéndome su breve visita, todo bondad me ha dicho:

“Mi pequeña hija de mi Querer, cómo es verdad que para que surja el amor se debe poseer lo que se ama, si no se posee, el amor no surge; no amar las cosas propias es casi imposible, es un amor con-natural y de justicia el amar lo que es suyo. Es por esto que Yo amo tanto a las criaturas, las conservo, les doy la vida, porque son obras mías, las he creado, las he sacado a la luz, son mías, soy el latido de su latido, su respiro, la vida de su vida, no puedo hacer menos que amarlas, si Yo no las amara mi Amor me reprocharía continuamente, me diría: ‘Por qué las has creado si no debías amarlas?’ Es un derecho del amor amar lo que es suyo, mi Justicia me condenaría, todos mis atributos me harían la guerra. He aquí el por qué para ser amado por las criaturas digo: ‘Soy vuestro Dios, vuestro Creador, vuestro Padre Celestial, soy todo vuestro.’ Como en efecto lo soy.

He aquí también la causa por la que digo a quien quiere vivir en mi Querer: ‘Todo es tuyo, el cielo, el sol, toda la Creación es tuya, mi Vida es tuya, mis penas, aun mi respiro es tuyo.’ Es por esto que tú sientes la necesidad de amar, como la siento Yo, de amar lo que es tuyo, lo que tu Jesús te ha dado en posesión. Ahora, tú debes saber que la Creación, mi Humanidad, son los campos en los cuales desarrolla sus actos el alma que hace y vive en mi Voluntad Divina, habiéndole dado la posesión de Ellas siente la necesidad de circular como sangre en las venas en las obras de su Creador, quiere conocer su valor, el bien que hacen, el oficio que ocupan, para amarlas de más, para apreciarlas y también para sentirse más feliz, más rica de los tantos bienes que posee.

Es por esto que ahora se acerca al sol para conocer los secretos de su luz, el iris de sus colores, la virtud de su calor, su milagro continuado que desarrolla sobre la faz de la tierra, que sólo con tocarla con su luz, vivifica, colorea, endulza, transforma, y ¡oh! cómo ama al sol porque es suyo, y ama de más a Aquél que lo ha creado, y así hace con todas las otras cosas, quiere conocer la virtud secreta que contienen para amarlas de más, y para reconocer de más y amar más a Aquél que le ha dado la posesión. Por lo tanto no es maravilla que quien vive en mi Fiat Divino es llamada la heredera de toda la Creación. Ahora, del campo de la Creación pasa al campo de mi Humanidad, pero qué decirte hija mía de las maravillas que suceden en este campo vivo, no sólo de obras como en la Creación, sino de vida humana y Divina. Ellas se ponen en mi puesto, ni Yo puedo negarme porque soy de ellas, tienen derecho sobre Mí, y Yo soy feliz de que me posean, porque me amarán de más.

Ahora, estas criaturas en este mi campo repiten mi Vida, aman con mi mismo Amor, sus actos fundidos con los míos forman tantos soles, cielos y estrellas, ¡oh! cuánto más bellos que aquellos de la Creación, que llenan el campo de mi Humanidad. ¡Oh! cómo me siento amado y glorificado, porque estos soles, cielos y estrellas, no son mudos como los de la Creación, sino que son soles hablantes, con la plenitud de la razón, y cómo hablan bien de mi Amor, hablan y me aman, hablan y me dicen la historia de las almas y la de mi Amor, y por eso se imponen sobre de Mí y me dicen que debo ponerlas a salvo, hablan y se cubren de mis penas para repetir mi Vida, y Yo me las siento correr a estas almas en mis lágrimas, en mis palabras, en mis obras y pasos, y encuentro en ellas el refrigerio de mis penas, mi apoyo, mi defensa, mi refugio, y es tanto mi Amor por ellas, que llego a llamarlas: ‘Vida mía.’ ¡Oh! cómo las amo, Yo las poseo, y ellas me poseen a Mí, poseer y amar hasta la locura es lo mismo.

Ahora, estas almas que viven en mi Voluntad están dispuestas a recibir todas las penas de mi Humanidad, porque Ella está imposibilitada para sufrir porque está gloriosa en el Cielo, así que mi Voluntad con su aliento omnipotente crea las penas, los dolores, y en ellas forma mi Humanidad viviente, que me suplen en todo, y son ellas las nuevas salvadoras que ponen la vida para salvar al mundo entero. Así que Yo desde el Cielo miro la tierra y encuentro a otros tantos Jesús, que llevados por la misma locura de mi Amor, ponen la vida a costo de penas y muerte para decirme: ‘Soy tu copia fiel, las penas me hacen sonreír porque contengo a las almas.’ Y Yo, ¡oh! cómo las amo, no me siento más solo, me siento feliz, victorioso, porque tener compañía en el desarrollar la misma vida, en el sufrir las misma penas, en el querer lo que Yo quiero, es mi más grande felicidad y mi paraíso en la tierra.

Mira entonces cuántas cosas grandes, portentosas sabe hacer mi Divina Voluntad con tal que vivan en Ella, me forma mi misma Humanidad viviente y me procura las mismas alegrías de mi patria celestial, por eso lo que más te debe importar es vivir siempre en mi Voluntad, no te des pensamiento de nada más, porque si lo haces, siento en ti despedazado mi Amor, y si supieras cuánto me cuesta el no ser amado aun por un momento, porque en aquel momento Yo quedo solo, me rompes la felicidad, y en mi delirio de amor voy repitiendo: ‘¡Cómo! Yo la amo siempre, y ella no.’ Por eso sé atenta, que no quiero quedarme jamás solo.”

Fiat