Pompas que rebotan

Experimento Mezclas: ¡¡POMPAS QUE REBOTAN!!

Resumen: Vamos a realizar pompas de jabón y jugaremos con ellas como si fueran pelotas de tenis, ya que rebotarán en la superficie que utilicemos para golpearlas.

Edad: A partir de 4 años, aunque la mejor edad es 5.

Temporalización:

– Tiempo de preparación previa: entre 5-10 minutos, dependiendo de si tenemos pompero o tenemos que realizar nosotros mismos el jabón.

– Tiempo de desarrollo: el que establezca la profesora. Se pueden hacer tantas pompas como se quiera, y hay que tener en cuenta que no es necesario que el experimento salga a la primera ya que las pompas pueden explotar.

Riesgo: Del 0 al 3, el riesgo es de 2 si se realiza con niños de 4 años y de 1 si se realiza con niños de 5, ya que el jabón es tóxico si se bebe.

Recursos y presupuesto:

– Materiales: una prenda de lana (bufanda, jersey, trapo…) que tengamos por casa o en el colegio, líquido de pompas de jabón (recomendable que esté frío) que se puede realizar con “fairy” y agua; en caso de comprar un pompero sería 1 euro, una pajita (100 pajitas 1.50 euros), una raqueta de pimpón o, si no se tiene, un libro de pastas rígidas (cualquiera que tengamos en el colegio o en casa).

– Espaciales: el aula

-Personales: profesora y alumnos

Objetivos didácticos:

– Aprender ciencia mientras jugamos

– Conocer por qué rebotan las pompas

– Saber por qué se forman las pompas

Desarrollo:

En primer lugar, colocamos la prenda de lana sobre la raqueta o sobre el libro procurando que quede bien estirada. Después hacemos una pompa (no muy grande) de manera que caiga en la lana. Por último, movemos la superficie para hacer rebotar la pompa.


Conclusiones:

Este experimento me parece muy divertido para realizar con los niños, ya que es muy sencillo y económico, y a ellos siempre les gusta mucho hacer pompas.

Se aconseja siempre que los niños estén vigilados por un adulto.

Explicación científica:

Lo que ocurre es que la pompa se posa en la lana, sin cambiar de forma ni explotar, y rebota; esto ocurre porque la superficie de la pompa, constituida por agua y jabón, es suficientemente elástica como para apoyarse sobre la pelusa de la lana permaneciendo suspendida sobre ella sin romperse.