La explicación en biología y en Ciencias Sociales

1. El funcionalismo como método y como teoría sociológica.

Aunque con varios antecedentes, el funcionalismo irrumpe con fuerza en el último cuarto del s.XIX. Gran parte de las explicaciones del cambio técnico y el impacto social de la tecnología se establecen en base a este modelo propio de la biología. Aunque el concepto función tiene muchas acepciones, consideraremos la siguiente definición: función es el papel que tienen los elementos de un sistema para contribuir al sostenimiento de un estado persistente de dicho sistema.

Desde el funcionalismo se ha derivado en un uso excesivo como explica Raymon Boudon:

Se pasa del análisis funcional al funcionalismo cuando se introduce este postulado excesivo:

Todo sistema de interacción es un sistema de papeles.

Sin embargo, la realidad es que existen sistemas de relaciones entre individuos que no pueden ser asimilados a meros sistemas de papeles. Si todos los sistemas de interacción son concebidos como sistemas de papeles, entonces la sociedad pasa a consistir en un tejido de organizaciones… las acciones de los individuos se convierten en todos los casos en meras interpretaciones de papel.

Pasar del análisis funcional al funcionalismo conlleva dos imprudencias:

1. Olvidar que los papeles son generalmente compuestos, ambiguos, contradictorios, dotados de variabilidad y que, por eso mismo, aseguran cierta autonomía al actor social.

2. Descuidar el hecho de que muchas categorías de elecciones, de acciones y de decisiones tienen –por la misma organización social- un carácter privado y, por eso mismo, no pueden ser analizadas como interpretaciones del actor de no sabemos qué papel.

E. Nagel con Una formalización del funcionalismo y Carl Hempel después con Lógica del análisis funcional establecieron el patrón del tratamiento del funcionalismo.

1. Hempel argumenta el error del funcionalismo a través de la falacia de afirmación del consecuente, es decir, aceptar que al afirmar conjuntamente un condicional y su consecuente podemos concluir el antecedente. Así, pierde su posible carácter predictivo, y en todo caso sólo le queda la utilidad residual heurística.

2.Otro argumento, ahora de Nagel, es la indemostrable y supuesta imprescindibilidad de un elemento al que se le atribuye una función. En realidad esta acusación es muy semejante a la de Hempel, pues sólo si el elemento que exhibe la función es único, entonces la implicación del punto anterior es una doble implicación, y deja de haber falacia de afirmación del consecuente.

La propuesta de Hempel pasa por atribuir a una clase de rasgos una familia de rasgos funcionales, perdiendo inevitablemente el interés para la ciencia social.

El problema de fondo que está presente en toda esta discusión es el problema general de los enunciados teleológicos y, sin duda, el asunto más restringido de la intencionalidad junto a qué entidades pueden considerarse intencionales.

2. Antropología y sociología funcionalista.

Diversas corrientes comparten vicios del razonamiento teleológico con frecuencia bajo el ropaje de la explicación funcional.

1. Los economistas neoclásicos suelen confiar en las consecuencias de las conductas no coordinadas de los individuos en el mercado.

2. Los marxistas consideran con frecuencia que la historia avanza hacia sociedades más perfectas como consecuencia de la teoría del materialismo histórico.

El estructuralismo francés de mediados del siglo XX (Levi-Strauss), que en la práctica niega la realidad de la elección intencional entre alternativas, puede entenderse mejor a través de la forma de explicación funcional.

Según Jon Elster, cualquier acción realizada puede considerarse como el fruto de dos procesos sucesivos de filtraje:

1. En primer lugar, nos encontramos con las restricciones objetivas que reducen el campo abstracto de todo nuestro conjunto de posibilidades, situándonos ante el conjunto de acciones realizables.

2. Además podemos suponer un segundo mecanismo que explique por qué se realiza una acción en vez de otra.

Una manera de negar la realidad de la elección racional es decir que el conjunto de acciones realizables se reduce al conjunto unitario. Así interpreta Elster el estructuralismo francés.

El modelo de explicación funcional en sociología o antropología es muy cercano a la falacia estructuralista: Se cree que las consecuencias objetivas favorables de algún conjunto de acciones se consideran que explican las acciones.

En la falacia estructuralista estas consecuencias se convierten en motivos individuales para la acción, mientras que las explicaciones funcionalistas postulan algún mecanismo de retroalimentación causal del efecto a la causa.

Los marxistas emplean el patrón de explicación funcional ligado al compromiso metodológico del holismo o colectivismo metodológico, con las siguientes características:

1. El capital o la humanidad son sujetos colectivos que son previos, que tienen preferencia sobre los individuos en el orden explicativo. "No lo saben pero lo hacen, de acuerdo con las leyes del capital".

2. Con frecuencia ese todo social se presenta como dotado de intenciones, buscando satisfacer algún objetivo (razonamiento teleológico).

De todas formas hay que precisar que no toda explicación funcional adopta el compromiso del holismo metodológico que apreciamos en el marxismo. Aunque normalmente se hayan entendido las críticas al funcionalismo como defensas del individualismo metodológico.

3. El funcionalismo y las explicaciones sociotécnicas.

Nagel distingue tres tipos principales de procesos teleológicos:

1. El primero es la conducta propositiva humana: Querer una meta, junto a creer que una acción la realiza es un determinante causal de la acción. Pero este lenguaje es inadecuado para organismos que no pueden tener intenciones y creencias (aunque se les adscriban como al capital, la burguesía,…).

2. La segunda es el teleonómico, que es aquel en el que la conducta o el proceso debe su direccionalidad a la operación de un programa o código (genético). Aunque controlado por un programa, sin embargo, eso no lo hace orientado a un fin.

3. La tercera forma es la teoría de sistemas, sostenida por Nagel. Así se constituye el marco sociotécnico como sistema al que incorporar algún tipo de explicación funcional, en lo que residen sus debilidades. Al respecto de la teoría de sistemas hay tres propiedades centrales que deben cumplir para considerarlos como orientados a un fin, según Gerd Sommerhoff:

Plasticidad: existencia de caminos alternativos para llegar al fin previsto

Persistencia: el sistema es capaz de mantener su conducta propositiva dentro de ciertos límites.

Independencia de las variables, es decir, compatibilidad entre cualquier pareja de valores.

Así se pretende aislar a las variables que muestren ser relevantes.

Se distinguen varias formas de funcionalismo:

Variante ingenua del funcionalismo, empleado por los marxistas, por la que basta asumir el beneficio de unas consecuencias para establecer la explicación.

Explicación funcionalista, conociendo de forma general el mecanismo aun sin tener detalles (analogía sobre la selección natural). A esta explicación funcionalista se le puede objetar que la selección natural no tiene previsión temporal.

La que ofrezca los detalles completos del bucle de retroacción que fundamenta la explicación. Nagel reduce la explicación funcional a un único tipo de explicación teleológica que cuando se puede sostener que es causal. Pero ayuda a investigar explicaciones intencionales en ciencias sociales y es preferible a la primera.

D. Little dice con respecto a las explicaciones funcionales en ámbitos normativos que:

No es suficiente para explicar la existencia de un sistema normativo los beneficios que pueda reportar.

Esta lógica emplea el principio de funcionalismo panglosiano: la expectativa de que dentro de un sistema social determinado emergerán aquellos acuerdos sociales que mejor satisfagan las necesidades del grupo afectado.

4. Artefactos, máquinas y herramientas.

“Los viejos cacharros nunca mueren” Epílogo de la obra "Mundos Artificiales", de Broncano

Broncano dice que:

Los artefactos son objetos que resultan de la intervención humana.

La acción intencional humana hace A para conseguir B.

La acción instrumental crea posibilidades que de manera natural no están presentes.

Los instrumentos son nudos que articulan redes de posibilidades de acción (que la naturaleza no prohíbe).

Son extensiones de nuestro cuerpo que la técnica desarrolla de forma sistemática.

“El cambio técnico y la evolución” Broncano