16. Aristóteles II

Aristóteles es el gran protagonista del período helenístico. Nació en 284 en Macedonia, hijo de un médico de corte de Amintas IV, padre de Filipo. Tuvo una educación exquisita y marchó a Atenas en 366 ó 365. Se incorporó a la Academia platónica en la que vive durante veinte años, aprendiendo y enseñando posteriormente. Siempre mantendrá la conexión con la Academia, viéndose asimos como un platónico. Incluso cuando lleve la contraria a la corriente principal de la Academia, tendrá la convicción de que lo que hace es mantener el espíritu de la misma, y su intención de servir como proyecto educacional para el mundo humano.

En la Academia se hizo cargo de la posición que Platón había experimentado contra la retórica. A la muerte de Platón choca con las tendencias matematizantes de Espeusipo, que llevarán directamente a un escepticismo que Aristóteles no acepta, con lo que abandonará la Academia. A partir de ahí, comienza su periodo medio, una especie de retirada, no sólo de la Academia, sino también de Atenas yendo primero a Axos y luego a Mitilene. Va creando grupos filosóficos en medio de una incesante escritura dedicada a sus alumnos, esotérica, abandonando la lectura exotérica, al gran público. Sus obras que han llegado hasta nosotros son, casi con seguridad notas de clase. En Axos conecta con Hermias, y defiende una idea de helenidad con un planteamiento de la filosofía acorde con tal idea. Filipo lo convoca a Pella, corte de Macedonia para que se convierta en mentor y maestro de su hijo Alejandro, con el fin de educar al heredero en las ideas del platonismo rectificadas por él mismo que conllevan la impresión de la vinculación de la filosofía con la comunidad humana.

Durante su viaje a Oriente, Alejandro le mandará una incesante colección de nuestras de animales y plantas. La relación entre ambos será variable, sin conseguir demasiado vínculo personal con el heredero. Acabada su labor por la marcha de Alejandro camino de la India, vuelve a Atenas y se instala en un terreno que no puede comprar, pero sí alquilar: el Liceo. Teofrasto, muy rico, corre con los gastos.

El legado aristotélico es un legado problemático: nunca sabremos si los textos eran siquiera notas personales suyas o recopilaciones posteriores o contemporáneas de sus clases. En todo caso, es el legado directo de sus enseñanzas; y eso es lo más importante. La segunda estancia de Aristóteles en Atenas tiene muy poco que ver con la primera. En la segunda su estancia está condicionada a la posición de Filipo en temas helénicos. Ahora los tiempos son más convulsos, Atenas ha firmado la Liga Panhelénica sin convicción, a la que no asistió Demóstenes mientras creaba el bando antimacedonio, y Aristóteles está marcado socialmente tanto por su condición de macedonio como por el tutelaje ejercido a Alejandro. Existe por lo tanto una enorme contradicción vital en su vida: defiende filosóficamente una posición y unos ideales a favor de un mundo con el que no puede participar (el mundo de los valores atenienses defendidos por Demóstenes), mientras su posición tendría que ser agudamente crítica de los mismos por su filiación e historia personal, siendo además visto esencialmente como macedonio.

Aristóteles escribió una elegía a la muerte de Hermias, escrito en estilo sublime, en los que propone los ideales de Hermias, que son los de una ciudad estado, una identidad comunitaria concreta como propios de la sabiduría, poniendo a Hermias como protector de dicha sabiduría. Es acusado de haber puesto a Hermias como un dios, es decir, una acusación de asebeia Hay aquí una contradicción esencial: quienes le acusan son quienes están defendiendo el ideal que en ese escrito sobre Hermias sostiene Aristóteles, sin que pueda acusársele de promacedonio, pues Macedonia pretender precisamente terminar con este sistema de ciudades estado. Parece que va a ser condenado por aquello que defienden los mismos que lo condenan. El hecho es que en 323 abandona Atenas, sobreviviendo tan sólo un año tras la marcha.

Aristóteles no propone ningún interés nuevo, son los mismos de Platón, pero contienen una transformación de los mismos en el intento de superar sus dificultades y hacerla practicable. Representante de la última figura de la Grecia clásica, lo es de un academicismo que para salvar sus formas se presenta de manera diferente; empezando por lo que es el gran legado de la academia: la posibilidad de una educación que no se base ni en valores religiosos ni meramente discursivos que sean tendentes a conciliar valores individuales impares, pero que ambos encuentren su acomodo en el sistema propuesto y que a la vez logre una configuración tal que bajo la tutela de la filosofía llegue al éxito. Es un pensamiento de la reconciliación, en el que la polémica contra los sofistas o de la filosofía contra otros proyectos educativos, va a dar lugar a un sistema en el que todas estas piezas cuadren, se haga justicia al valor propio de cara uno, todos unificados por la filosofía.

Los adversarios de la obra de Aristóteles siguen siendo los de Platón, tanto la sofística con su democracia radical como la educación religiosa. Aboga por una educación basada en la filosófica, pero su pensamiento es un pensamiento de la reconciliación de todas las tendencias. La polėmica de la filosofía con los otros modelos va a dar lugar a un sistema en el que todos cuadren en un esquema global en el que se haga justicia al valor propio de cada uno, todo ellos presididos por el ideal de la filosofía.

En su producción destaca la pregunta su punto de partida: a la naturaleza del conocimiento verdadero, que es como comienza el libro Γ de Los Metafísicos. Andrónico de Rodas reunió estos escritos bajo el nombre de Órganon, instrumentos del saber en el sentido de que ellos mismos no proporcionan conocimiento, sino los criterios por los que se consigue el conocimiento. En su obra Περί ερμηνείας (Acerca de la enunciación) plantea las bases del establecimiento de su programa gnoseológico. Plantea cuál es el tipo de las proposiciones que usamos en la adquisición y comunicación de conocimientos.

En Περί ερμηνείας explica Aristóteles que hay tres tipos de enunciados con los que accedemos a conocimientos seguros. El λόγος, como instrumento de comunicación de saber puede ser pensado como

En ausencia de posiciones subjetivas como afectos y pasiones. Sirve para la descripción, es αποφαντικός. En un lenguaje no en plenitud, sino en el que se han eliminado formas excluidas (imprecisiones, saludos, sentimientos, pasiones, etc). Aquí estarían los libros de Órganon.

El θιμός, la pasión humana debe ser tratado en las otras dos formas: la retórica y la poética. Deben ser incorporados al Órganon para contemplar la obra aristotélica.

Ahora el punto de partida es la pregunta de cómo reconocer los enunciados del genuino saber. Para ello integra lo lenguaje apofántica el retórico y el poético en una difícil conciliación.

Analicemos el mundo del orden aristotélico, de las precondiciones bajo las cuales el programa de la filosofía es posible. Encontramos una crítica a Platón, pero vinculada a la posibilidad de salvar al platonismo de sus aporías. A través de los Tópicos, esa crítica se articula de dos tesis:

1. No todo de lo que tenemos contacto discursivo puede ser objeto de ciencia. A idea de una política científica, por ejemplo, es absurda. Hay muchos elementos que escapan al ideal de ciencia platónica. El platonismo original, al centrar su atención en el conocimiento riguroso, hace que un porcentaje elevadísimo de las actuaciones humanas queden arrumbados, empobreciendo el panorama educativo del platonismo tal y como fue planteado originalmente por Platón.

2.Se hace necesario un criterio de demarcación que separe lo que es susceptible de conocimiento cierto de lo que no lo es. Dicho criterio viene dado por la teoría de la definición.

La teoría de la definición

Viene a decir que todo discurso puede ser reducido a enunciados de tipo más simples, de la forma S es P, donde S es aquello de lo que dicho algo, el sujeto, y P es el conjunto de predicados que digo de S. Si conseguimos el conjunto P tal que podemos definir S, entonces tendremos una definición de S que capte el total de su esencia, y entonces será susceptible de conocimiento riguroso, verdadero y científico. Los que no puedan serlo, deberán ser tratados desde aspectos retóricos o poéticos.

Una definición tiene una función que en la identidad de "S en P", y captar su concepto pasa por definir la noción de categoría. Las categorías son sólo de dos clases: hay algo de lo que se dice algo, que es el sujeto, y hay otras cosas que se atribuyen al sujeto, y son los predicados. Una definición es la aplicación (en sentido matemático de aplicación) de conjunto de atribuciones de categorías a otra categoría dada, llamada sujeto, entidad, substancia o ουσία.

El sujeto solo puede ser uno, mientras que las categorías del predicado pueden ser muchas, relacionadas con los modos, la cantidad, la cualidad, el lugar, etc. En cualquier definición siempre podemos atribuir de varias formas los predicados al sujeto. Y estas castegorías son gëneros que pueden ser rellenados por cualquier entidad real. Es decir, cualquier categoría puede ser atribuida a un sujeto, los sujetos son los entes reales, los predicados como también son categorías, también son géneros vacíos. Hacer una definición es, dados los valores de un sujeto y dados los valores de los predicados, establecer la aplicación entre ambos, es decir, establecer la identidad que implica la cópula "es". Cuando se establece, se tiene el conocimiento perfecto de S a través de la atribución completa que declara la esencia de S.

¿Cuándo se logra una definición completa? Cuando está saturada, es decir, cuando no admite predicados adicionales porque ha captado la esencia de S con un número finito de predicados. Pero eso para Aristóteles se da muy pocas veces. ¿Cómo se da eso que se da tan pocas veces? En la realidad, de manera fáctica, no se da nunca, porque para que se dé tendremos que hacer en el lenguaje una intervención que convierte al lenguaje en algo no susceptible de reproducir la realidad. Esto debe ser explicado.

Podemos conocer a través del lenguaje, pero si analizamos el lenguaje, vemos que arrastra un montón de cosas: sentimientos, afectos, opiniones, caracteres psicológicos, sociológicos, etc. Y hacemos dos clases de usos: declarativo (esta tarde hace sol), o no declarativo (no me riñas, por favor, no lo volveré a hacer). Así pues, el lenguaje sirve para muchas cosas. No puede darse el caso de una definición en el sentido de Aristóteles, para que haya definiciones, en el uso comúnd el lenguaje habrá que prescindir de aquellos elementos que no sean descripciones neutros, y eso supone una violencia hacia el lenguaje tal que no se es nunca.

Cuando usamos el lenguaje en su plenitud se nos mezcla lo descriptivo, lo emocional, lo imprecativo, debe ser despojado de todo elemento no descriptivo (las adherencias pasionales, desiderativas, emocionales, etc), luego al ciencia excluye gran parte de la realidad mencionada en el lenguaje, luego el lenguaje científico es deficitario, fantasmagórico, se llega a él por abstracción, es un constructo, no es natural. Hay que colocarse en una situación artificial que en su perfección no se da nunca. Para que este lenguaje, que no es el natural, pueda representar cosas naturales, se deberá hacer un proceso inverso.

En una definición completa algunos elementos deben ser repensados:

1. Si tales definiciones no caben para ninguno de los elementos de la realidad, pues el S de "S es P", el propio S es abstracto y universal, luego no se identifica con un singular, no hay ciencia de lo singular, luego no hay ciencia de lo real.

2. Que con un número finito de predicados podamos captar la esencia de un particular es asimismo una ficción, eso sólo es posible con los abstractos universales. Todo sujeto empírico tiene infinitos predicados, porque a un singular, a una cosa que existe, las determinaciones accidentales son de tal naturaleza que se prolongan infinitamente, diferenciándolo de otros singulares.

Llamemos "Historia" a lo que les ocurre a las cosas reales. El relato de dichas circunstancias históricas de un ente singular existente es lo máximamente real, y precisamente eso es lo que no es objeto de la ciencia. Resumiendo: evitando la singular histórica eliminamos lo singular, lo real, pero accedemos a la posibilidad de la ciencia. Los singulares no son objeto de definición posible. La definición será posible a condición de abstraer los singulares, separarnos previamente de la realidad que nos proponemos explicar. Es una situación paradójica: para estudiar el mundo real debemos alejarnos del mundo real.

Esta paradoja se resuelve de la siguiente manera: debe haber una legitimación que nos permita pasar de un sujeto natural a un sujeto abstracto y universal. La buena noticia aristotélica es que es posible mediante dos operaciones. Si puedo clasificar todos los singulares semejantes hasta poder asegurar que cada uno de ellos puede pertenecer al objeto abstracto ("clase"), género dentro del cual estarían adscritos. El género "caballo" agruparía a todos los caballos individuales realmente existentes. Como no es posible acceder al conocimiento de todos los singulares por ser potencialmente infinitos, debemos efectuar un salto intelectual que es la inducción. Sin embargo, la intuición intelectual de la inducción es para Aristóteles totalmente imposible, y el conocimiento de todos los individuos de una clase es igualmente imposible.

¿Entonces? La solución de Aristóteles es situar la ciencia en el territorio de la provisionalidad. Por abstracción de características accidentales vamos atribuyendo predicados a las clases que llamamos géneros, acumulando experiencias singulares históricas, cuando llevo muchas, doy un salto, pasando del "muchos" al "todos". Con ello construimos un concepto abstracto, que funciona para la real como real. Con toda su provisionalidad, no es una plenitud del conocimiento, sino una argucia de la razón, un artificio racional. No es una situación del desvelamiento, sino un refugio para el cansancio intelectual de enfrentarse con individuales infinitos con características accidentales. Sin embargo, siempre está sujeto a revisión. Siempre una nueva experiencia puede obligar a añadido un nuevo predicado al conjunto, se cambia a la definición y no pasa nada, porque tiene el valor artificioso de su propia construcción.

Ahora, podemos decir en qué medida la estrategia platónica está equivocada. Construimos definiciones artificiosas e incompletas, con ellas hacemos en razonamientos. La estrategia analítica platónica no es posible porque el sujeto es abstracto, no de la reconstrucción sintética de Platón, pues no hemos llegado a una división incontestable de lo que es el sujeto. Lo que tenemos es definiciones que generalmente no están saturadas. Toda la estructura artificiosa que nos permite hacer definiciones no nos permite estar seguros de que las definiciones son correctas. Ante esto, la forma de actuar propuesta por Aristóteles se explica en la lección siguiente.