33. Nacimiento histórico

Lo más importante de los inicios del cristianismo es la afloración de varios cristianismos diferentes, que presentan formas diferentes, hasta que los acontecimientos históricos hacen que uno de ello se decante por encima de los demás, que termina en la fundación histórica de la Iglesia.

Es importante hacer notar que todos los evangelios acaban con la muerte de Cristo y su resurrección. Esta resurrección es un hecho que funda la fe, pero no hay un mismo modelo sobre el tema de la resurrección en los evangelios. Lo que queda claro es que a la muerte de Jesús, un grupo de seguidores se mantiene agazapado y asustado, del que van a salir dos grupos diferentes: los de dentro (los judíos, que querían presentar el cristianismo como culminación del judaísmo, que pretendían divulgar el cristianismo a través de la sinagoga, idea a la que se unirían los familiares de Jesús, centrados en la figura de Santiago) y los de fuera (los helenistas, que pretendían predicar el mensaje sin cumplir ni el diezmo a los romanos ni las prescripciones judías).

Los Hechos de los Apóstoles presentan una idea ambigua de que la expansión se ejercía por los helenistas, pero manteniendo un fuerte respeto por los de dentro, y mediante el marcaje de funciones para los diáconos, o de los que predican en la fe. La tensión. Se resolvió en el sentido de que las autoridades judías decretaron la persecución de los helenistas, con el beneplácito de los que representaban la posición de los "de dentro", o "no observantes". En este marco sucede el martirio del diácono Esteban protomártir a manos de los propios judíos.

Pablo, que presenció el martirio de Esteban, se alinea con los de fuera, con los helenistas en cuanto se convierte.

La Iglesia de Jerusalén se mantiene como una variante más de la ortodoxia judía. Sin embargo entra en breve en una vía muerta: mantiene unos signos de identidad judíos cuando en realidad son excluidos de la realidad judía por no mantener los estándares necesarios en el mundo Judío. Los cristianos de Jerusalén son llamados los nazarenos, o ebionitas, y terminan siendo eliminados del cristianismo pese a ser los directos familiares y más cercanos parientes de Cristo. Para los ebionitas Pablo era un hereje a silenciar, mientras que seguirán fielmente a Santiago.

Pablo llega a la convicción de que en el ámbito palestino no podía haber expansión suficiente para el cristianismo, y de que el futuro del cristianismo está del lado de los helenistas, que está siendo fuertemente castigado con la no protesta del cristianismo judío. El hecho de que la predicación paulina termina siendo parte integrante del corpus bíblico al mismo nivel que los evangelios, da cuenta de la importancia de la predicación paulina como fuente del propio canon cristiano.

En Pablo no encontramos referencias a la vida de Cristo, lo único que le interesa es el hecho pascual: su muerte y resurrección. Tres constructos básicos articulan su discurso, sin los cuales no se entiende el ascenso del cristianismo.

1. Pablo intenta mostrar que el cristianismo es un discurso universal, dirigido al mundo entero, no sólo a los judíos. Por eso el mensaje traspasa las fronteras palestinas y se dirige a los griegos. Por ello se dirige al Areópago, no por ser centro de poder, que lo era Roma, sino por ser aún el centro de las ideas. Allí afirma que el cristianismo se presenta como la superación y culmen de la sabiduría clásica. Su fracaso es estrepitoso: es escuchado con educación, y le toman por un loco. Los registros de sutilidad de la sabiduría griega no permiten que su discurso pueda penetrar en modo alguno. De Atenas pasa a Corinto, centro internacional de gran vitalidad mundana y comercial, con un fracaso del mismo orden que el anterior. Una década después en la Carta a los Corintios rememorará este fracaso. Allí comenta que el mensaje de Cristo es locura para los griegos y escándalo para los judíos. Lo que hace Pablo es tomar conciencia de que ese universalismo no se puede poner en el nivel de la sabiduría.

2. En lugar de apelar a la sabiduría, decide presentar la venida del reino de Cristo como un hecho material, no alegórico, de redistribución de la justicia, a producirse en esta generación. Este es el mensaje que empieza a preocupar a los romanos. La apelación de Pablo es revolucionaria, y mediante ella adquiere una rápida difusión: empiezan a aparecer comunidades cristianas en muchos sitios, y no sólo entre la gente de baja extracción social. En la carta a los Efesios se incide en ello: la Parusía es un hecho por venir, inmediato. Alegraos en el señor, Dios está al llegar. Y ya no habrá hombres ni mujeres, ni siervos ni esclavos. Esta predicación es muy exitosa, tanto que en Jerusalén, hacia el año 49-50 los cristianos seguidores de Santiago, miembros de la Iglesia de Jerusalén, se escandalizan del mensaje de Pablo, pues para ellos el reino de Cristo no es de este mundo. En este momento Pablo hace una visita a Santiago en Jerusalén para conciliar posiciones. Pedro no interviene en este llamado "I Concilio de Jerusalén", hecho fundacional de la iglesia, pues las decisiones que se tomaron fueron decisivas: por un lado Santiago acepta la libertad de predicación de Pablo a los gentiles, y por otro lado Pablo acepta que la universalidad de la iglesia no llega a la comunidad judía. Esto es un ejemplo de suicidio para la iglesia judía, que se ve excluida de la universalidad. Es sintomático que en Hechos de los Apóstoles ni se menciona a Santiago, sino a Pedro, que se le hace venir directamente de Antioquía. En Antioquia se ha formado la primera comunidad eclesiástica a manos de Pedro. Así, siguen de o momento vigentes las dos facciones del cristianismo: la judía, que tiene como elemento de legitimación la continuidad apostólica de los parientes de Jesús, y la helenista, de los gentiles, a los que se les da libertad de predicación, dándo a Pedro la autoridad como figura de mediador. Pablo se ve liberado del problema, acepta la jerarquía de Pedro y vuelve a su predicación. El propio ėxito de la predicación paulina crea nuevos problemas, pues los romanos no pueden desligarla de los problemas que tiene el Imperio en una Judea cada vez más nacionalista, revuelta y antirromana. Pablo empeora a entrever los peligros de una persecución, de modo que en sus cartas advierte hacia al moderación y rectificación doctrinal: las advertencias sobre libertad de los esclavos se trocan en advertencias para que los siervos sean obedientes a sus amos. Hay un plegamiento de velas ante la magnitud de lo que Pablo ve venir por parte de las autoridades romanas. Pablo pretende que a ojos de los romanos el cristianismo no tenga nada que ver ni con revoluciones sociales ni con Judea. Nerón decreta la premisa persecución contra el cristianismo, concretamente contra los dirigentes de Roma, Pablo es martirizado en esta primera purga. Pedro muy probablemente no estuvo en Roma. Pablo anuncia que va a Roma, saludando en su última carta a todos los diáconos, sin mencionar a Pedro, lo que no cabe en la cabeza si Pedro hubiera estado en Roma en ese momento. El sepulcro encontrado, que supuestamente pertenece a Pedro es del siglo II, cuando la estaba instituida la Iglesia, lo que resta credibilidad arqueológica. Con la decapitación de Pablo termina la primera fase de la predicación cristiana al exterior. Ahora hay un fuerte miedo en las comunidades cristianas. Además, no se han cumplido ninguna de las expectativas de la parusía: sigue habiendo esclavos, amos, hombres y mujeres, y Cristo no ha vuelto. La decepción es máxima.

Para la constitución de la iglesia faltaba un tercer elemento, que iba a venir del mundo griego.

3. La comunidad de Éfeso, centro de la predicación de Pablo, se retira a la isla de Patmos. Allí van a surgir un repliegue que va a dar a la futura Iglesia sus características principales. En Patmos hay un Juan que ha sido asimilado al Apóstol, lo que es muy difícil e inverosímil, porque los documentos de Patmos son del año 100. El éxito imponente de Pablo, y su fracaso posterior ya se han producido, y la parusía no ha llegado. En Alejandría había una comunidad judía muy importante, que había dialogado con el helenismo desde mucho antes de surgir el cristianismo. En este contexto la predicación cristiana adoptó unos modos que superaron en mucho a la paulina, Filón de Alejandría había conseguido una especie de fusión de la tradición judía con el mundo helenístico, lo que implicaba una versión del Antiguo Testamento según la cual toda la narración debía ser interpretada alegóricamente, no textualmente. La Iglesia de Alejandría tiene pujanza importante sobre la base filoniana cuando Nerón inicia las persecuciones, y cuando los cristianos huidos se presentan en Patmos, muchos de ellos han aprendido cristianismo en la tradición de Alejandría, y no de Antioquía. En ese repliegue se ajustan en Patmos cuentas en tres niveles:

A) El Reino no es para ahora, eso ha sido una mala interpretación de Pablo. Era una alegoría sobre una puesta en un futuro sine die, en otra vida. Por eso el Evangelio de Juan abunda en la frase "mi reino no es de este mundo". La salvación depende del cielo, conforme a los conceptos griegos contextualizado a en Alejandría: "El λόγος se hizo carne y habitó entre nosotros" el cuarto evangelio es el documento que recoge estas ideas.

B) El cristianismo se enfrenta al Imperio de frente, no se va a rendir. El Apocalipsis es un enfrentamiento directo con el Imperio. Cuando siglos después el cristianismo se reconcilia con el imperio, interesará dejan de entender el Apocalipsis en su verdadera magnitud: es una constitución políticos en la que se identifica el enemigo: la Gran Babilonia que es roma, y la lista de sus emperadores, como figuras del Anticristo. La Iglesia se constituye como cuerpo jerárquico. Se potencia esto con una gran jugada: los mártires de las persecuciones son automáticamente salvados y llegados al cielo. Se crea una teología que hace que el martirio es el signo, kerigma, de la salvación, con un valor sacramental incluso superior al bautismo. Esto hace que se pierda el miedo a las persecuciones. Y además se redondea el asunto con un juicio final para los que no mueran en martirio. Seremos juzgados públicamente, y salvados o condenados. Los condenados serán condenados a la vez que odiados y detestados por los justos. A través de esta organización combativa la iglesia alcanzará una fuerza magnífica.

C) El grupo de Patmos crea un culto definido. La cena siempre tuvo un lugar central en el culto, pero a partir de Juan va a adquirir un lugar central como otro signo de cohesión. Este culto nace a finales del siglo I en contacto con las religiones mistéricas. En los tres evangelios no parece establecerse un rito de la cena pascual como el cuarto, que lo convierte en un acto ritual altamente categorizado. El reparto del pan y del vino es propio de un culto, y se señala la importancia de la transmisión del mismo acto en un rito, en un culto que se repite indefinidamente. Ahí surge la idea del sacramentum algo que está totalmente tomado de la matriz mistérica. Un sacramento es un juramento que compromete al fiel a la repetición constante del acto. Es una juramentación determinada por fines mediante signos, signum fidei, o kerigma de la cena pascual. Quien participa en la cena se compromete en la difusión del cristianismo y la defensa de la cristiandad. El cristianismo se transforma en una religión mistérica desde el momento en que ha tomado las palabras de Cristo como signo. El Cuarto Evangelio recoge todo esto a través de una doctrina pregnada de elementos alejandrinos, muy alejado con la tradición sinóptica de los otros tres. Este planteamiento hará frente al Imperio hasta el punto de hacer que el propio Imperio se haga cristiano. Cuando esto ocurre, el Apocalipsis deja de tener interés como enfrentamiento con Roma y hay que darle otra lectura más escatológica.