1. Encuentros y desencuentros entre Oriente y Occidente

1. Introduccion

La historia de las relaciones entre Occidente y Oriente está plagada de malentendidos, incomprensiones e ignorancia mutua. El mundo occidental ha mirado con gran miopía a todas las culturas ajenas, filtrando y discerniendo según sus propios parámetros de pensamiento. Ya Jung afirmaba que el conflicto omnipresente en Occidente entre ciencia y religión no existía en Oriente, porque ninguna ciencia oriental se basa en la pasión por los hechos y ninguna religión es meramente fe. La introversión es el estilo de Oriente de la misma forma que la extroversión lo es en Occidente. El Occidente cristiano considera que el hombre depende completamente de la gracia de Dios y de la Iglesia como único instrumento para la salvación. En Oriente se afirma que el hombre es la sola causa de su desarrollo superior, la liberación es una auto liberación. La actitud oriental y la occidental se contradicen.

Sin embargo, y aunque no haya sido la tónica general, no han faltado intentos de conciliación y entendimiento llenas de mutuo respeto. Karl Jaspers afirmaba:

Los mundos espirituales de China y de la India se han convertido en insustituibles para nosotros, pero no sólo como contraste de nosotros mismos. Aquel que captó un hálito de esos mundos, ya no puede olvidarlos y no puede reemplazarlos por algo que nosotros poseemos en Occidente.

Una muestra de este interés la tenemos en los años de la contracultura del XX y la veneración entre las generaciones jóvenes a Guru Maharashi, Bhaktiventanta Swami Prabhupada, o Bhagavan Shree Rajneesh. A pesar de que aquí intervenían más las modas y el rechazo de lo propio, crecieron igualmente los intentos serios de acercamiento. Los pensadores occidentales, desde los presocráticos, se interesaron por problemas que iban mucho más allá del sentido común, más allá de la razón. El pensamiento está limitado por el lenguaje, y el pensamiento es más como un silencioso diálogo interior. Este sentimiento es común a Oriente y a Occidente, y ese sentimiento común ha propiciado momentos de encuentro.

2. Conocimiento de la India en Occidente

Sólo al final del siglo de las luces llega a Europa el conocimiento vago de la compleja manifestación cultural del mundo indio. Y ello contrasta con el interés que desde antiguo han mostrado griegos hebreos fenicios, asirios, medos y persas por la cultura India, en la que a duras penas conseguían penetrar en busca de tesoros, especias y perfumes. Grecia será quien deje a la posteridad mayor cantidad de documentos dando cuenta de tal intercambio en la época helenística. Sin contar con ambiguas menciones a los etíopes orientales de La Odisea, la primera mención expresa del subcontinente la tenemos en Heródoto (siglo V a.C.), que ofrece múltiples datos sobre los moradores de la India y sus costumbres, apoyándose, por lo que parece, en documentos anteriores den tal Esquilas de Carianda (VI a. c.), encargado de guiar las naves de Darío a lo largo del Indo. Heródoto menciona las costumbres ascéticas de los indios. Entre los dramaturgos, Esquilo y Sófocles mencionan a los indios.

Hay testimonios (aunque sumamente dudosos) de que Pitágoras, Demócrito, Licurgo, Aristóteles y Fedón viajaron a la India y recogieron enseñanzas. Asimismo, es dudoso que Platón iniciara los preparativos para tal viaje, aunque lo suspendiera por circunstancias bélicas.

Muchos más fehacientes son los testimonios de filósofos y científicos que acompañarán a la corte de Alejandro Magno a la India (356-323). El propio Alejandro envió a Onesícrito, discípulo de Diógenes, a investigar las historias de magos, brahmanes y sabios que llegaban a sus oídos. Estrabón habla de tal encuentro, relatando que lo que más impacto a Onesícrito fue la actitud ante al muerte, el ascetismo, la resistencia física, la actitud contemplativa y la desnudez. Por lo último los sabios indios fueron llamados gimnosofistas (sabios desnudos).

Anaxarco (discípulo de Demócrito) y el filósofo Pirrón de Elis (padre del escepticismo) estuvieron en tales encuentros, pero Megástenes, embajador de Seleuco en la corte del rey Maurya Chandragupta, historiador y geógrafo, será uno de los escritores más importantes al respecto del encuentro entre Oriente y Occidente el tierras indias. Megástenes compara la creencia en la inmortalidad de los indios con las teorías de Platón, equipara a Krishna y a Shiva con Hėrcules y Dionisos, y da fiel testimonio de la organización social en compartimentos estancos.

El rey Ashoka

La figura de Ashoka era prácticamente desconocida en Occidente, salvo una mención una lista de reyes en los Purâna, hasta que James Prinsep encontrara y descifrara una estela con inscripciones antiguas en la que se hablaba del rey Devanampiya Piyadasi. En 1915 otra estela demostró que tal rey era Ashoka, y salieron a la luz multitud de decretos reales y acontecimientos de su reinado. El más importante es su conversión al budismo tras la batalla de Kalinga, en la que causo la muerte de más de 100.000 civiles que fueron pasados a cuchillo por sus órdenes. Arrepentido, jura que ni él ni sus sucesores emprenderán nunca una guerra de conquista que siempre el país de lágrimas y de dolor y rompa los lazos de hermandad debidos entre todos los hombres.

Convertido al budismo, inició un régimen de tolerancia para lo cual hizo grabar edictos de la nueva política en lo alto de pilares por todo el país. Famoso es el pilar de Sarnath, coronado con un capitel de cuatro leones, tomado actualmente como símbolo de la unidad del país. Ashoka envió emisarios para convertir al budismo a gentes de Birmania, Ceylán e incluso a los dominios de Antioco II en Siria, Ptolomeo II en Egipto, Antígono en Macedonia, Alejandro en Epiro y Magas en Cirene, todos ellos contemporáneos suyos.

En el siglo II a.C. los príncipes indogriegos iniciaron incursiones en el valle del Indo, particularmente importante es Menandro (hacia el año -150), conocido entre los indios como Milinda, pues aparece en textos budistas pertenecientes en idioma pâli de la escuela Theravada, como en un documento titulado "Las preguntas de Milinda", tratado compuesto en forma de dialogo entre el filósofo budista Nâgasena y el rey griego Menandro.

Contactos con Roma

Roma enviaba embajadas continuas a la India desde Alejandría, y existen referencias a intercambios en las obras de Trajano y Claudio. Hay noticias asimismo de embajadas budistas a Roma en la época de Ashoka. Con Augusto el sabio Zarmanochegas estuvo en Roma, haciéndose quemar vivo en la ciudad. Cicerón da cuenta del rito del sati , en el que las viudas se inmolan con el cadáver de sus maridos.

Plotino (204-270) acompañó a Gordiano III a su campaña contra los persas con intención de aprender de los maestros orientales las enseñanzas de la India y de Irán. Se segura que tanto él como Porfirio absorbieron muchas doctrinas indias para su neoplatonismo: la teoría de la Unidad del todo, las emanaciones, los múltiples mundos celestiales,nla división del hombre en tres clases que corresponden a los tres gunas del Samkhya. Incluso la comparación mediante la metáfora del ciego y del cojo para explicar la relación entre le cuerpo y el alma parece tomada de la India.

Edad media

Sin embargo, durante la larga Edad Media se corta todo contacto a excepción del viaje de Marco Polo. Los hombre del medievo no se sienten atraídos por el exotismo oriental, y la doctrina cristiana tienda tales pretensiones de verdad absoluta que cortaba todo intento de buscar más allá. El conocimiento de lo oriental no volvió hasta la época posterior de los misioneros y comerciantes. Vasco de Gama descubre la ruta hacia India bordeando África y doblando el cabo de Buena Esperanza, con lo que se inicia el contacto comercial con cierta continuidad. San Francisco Javier desembarca en Goa en 1585, y sus seguidores comienzan el estudio moderno de las ideas indias.

Edad moderna

A partir del XVIII surge una pléyade de investigadores y orientalistas dispuestos a revelar a Occidente la sabiduría oriental. Con ello se inicia el estudio científico de lo oriental. Investigadores como Anquetil Duperron,William Jones, Henry Thomas Colebrooke y Franz Bopp deben ser mencionados a este respecto. Charles Willkins traduce el Bhagavad Gîtâ al inglés en 1785, siendo la primera obra importante en ser vertida a ese idioma, para conocimiento de la sociedad inglesa.

William Jones funda la Sociedad Asiática de Bengala en 1784, con intención de dar a conocer la sabiduría oriental a la sociedad inglesa, y traduce textos importantes como el Mânavadharmashâstra, y un drama sánscrito (El reconocimiento de Shakuntalâ), que será tildado por Shakespeare como la más bella flor del teatro oriental.

Anquetil Duperron traduce en 1801 el célebre Oupnek'hat, una colección de cincuenta Upanishads en latín ampliamente comentadas. Esta obra marcó el acceso de la filosofía India a Occidente, y fue de gran importancia para Arthur Schopenhauer., a quién causó un gran impacto. Guiado por la filosofía kantiana, por sus lecturas de los Upanishads y por su por opina desilusión ante la vida, reprodujo con exactitud el pensamiento budista. Schopenhauer ejerció una gran influencia sobre músicos como Wagner, filósofos como Nietzsche y sobre el historiador de filosofía y especialmente del pensamiento indio, Paul Deussen. Sus profundas investigaciones sobre la religiosidad oriental lo llevaron a pensar en la identidad fundamental de todas las intuiciones religiosas. Asimismo, dentro de la tradición romántica alemana, Herder (1744-1803) y Hegel (1770-1831) junto con Schlegel (1772-1829) influyeron, a veces mediante fantasías entusiastas, en el conocimiento de la sabiduría antigua de los arios, en una supuesta edad de oro védica y en una lengua madre.

En un aspecto más científico, indólogos como Max Müller, Louis de la Vallée Poussin, Helmut von Glasenapp, Giuseppe Tucci, y otros comenzaron serios estudios sobre la sabiduría India. Müller inició el estudio de la historia de la religiones, conocía el sánscrito, y editó con ayuda de grandes orientalistas la serie Sacred Books of The East en 51 volúmenes. Con ello contribuyó enormemente al conocimiento del sánscrito y de la filosofía india en Europa.

El paulatino conocimiento de la filosofía india influyó también en el nuevo mundo con una corriente filosófica religiosa conocida como trascendentalismo (1), una extraña mezcla de Platón, idealismo alemán y doctrinas orientales. El budismo zen fue muy difundido en los Estados Unidos gracias a las obras de D.T. Suzuki y de Alan Watts.

El budismo tibetano llega a Europa casi diez años después de la rebelión y posterior éxodo de los lamas en su patria. Así, un movimiento con dos milenios y medio de antigüedad se hace conocido en Occidente. Alexandra David-Neel y otros exploradores se adentran por vez primera en territorio tibetano para estudiar su cultura y creencias; el médico inglés Waddel efectúa un exhaustivo estudio de su cultura, plasmado en su obra The Buddhism of Tibet or Lamaism. Mientras tanto, Evans-Wentz escribe la valiosa trilogía El libro tibetano de los muertos, El libro tibetano de la Gran Liberación y Yoga tibetano y doctrinas secretas.

Uno de los grandes autores europeos que ha tenido un justo y real conocimiento de Oriente es René Guénon (1886-1951). Se ocupó de las tradiciones herméticas y simbolismo esotérico religioso: cristiano, musulmán e hindú. Presentó la filosofía del Vedânta tal y como lo hubiera hecho Chankarachârya, con la misma atmósfera glacial pura de las cimas. Vivió en total retiro hasta su muerte en El Cairo en 1930.

3. Aproximación de la India a Occidente

El dominio británico en la India se consolidó cuando la Compañía Británica de las Indias Orientales se hizo cargo de la administración de zonas cada vez más amplas hasta someter bajo su dominio a todo el subcontinente. Tras la sublevación de 1857, la corona pasó a ocupar el lugar de dicha Compañía. A medida que el poder inglés se consolidaba en India, los indios se familiarizaban paulatinamente con los modos de voda de los europeos. Esto generó ansias de renovación que terminaron por modificar la sociedad india. Se fundaron universidades que impartían clases en inglés, se difundieron las ideas occidentales y los conocimientos científicos y tecnológicos, y muchos hijos de familias pudientes fueron mandados a las universidades inglesas a cursar sus estudios, volviendo a su patria con todo el acopio de la cultura europea. El cristianismo hizo influyó mucho en las creencias hindúes. En ese momento, diversos reformadores indios comienzan a efectuar una fusión entre ambos mundos. El primero de ellos es Râjâ Ram Mohan Roy (1772-1833), con la sociedad religiosa Brahmo-Samâj. El resto de ellos puede verse aquí.

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(1) El trascendentalismo fue un movimiento filosófico, político y literario estadounidense que floreció aproximadamente entre 1836 y 1860.1​ Comenzó como un movimiento de reforma dentro de la Iglesia Unitaria que procuraba extender la aplicación del pensamiento de William Ellery Channing sobre el Dios interior y la significación del pensamiento intuitivo. Se basó en «un monismo que sostenía la unidad del mundo y de Dios, y en la inmanencia del mundo». Para los trascendentalistas, el alma de cada individuo es idéntica al alma del mundo y contiene lo que el mundo contiene.​ Los trascendentalistas trabajaron con la sensación de que el advenimiento de una nueva era estaba al alcance de la mano. Fueron críticos de su sociedad contemporánea por su conformidad irreflexiva, y urgieron a que cada individuo buscara, en palabras de Ralph Waldo Emerson, «una relación original con el universo».

Un grupo de jóvenes estudiantes de la Facultad de Teología de Harvard previeron el peligro que se cernía en torno de su Iglesia. El 15 de julio de 1838, Emerson pronunció un discurso conocido como The Divinity School Address, que resultaría decisivo para la historia del unitarismo. Influido por la filosofía racionalista y romántica alemana y el hinduismo, Emerson proponía el trascendentalismo: una vía intuitiva basada en la capacidad de la conciencia individual, sin necesidad de milagros, jerarquías religiosas ni mediaciones. Se asocian también al trascendentalismo a los amigos de Emerson y miembros del Trascendental Club, Walt Whitman y Henry David Thoreau. Las principales figuras del movimiento fueron Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoreau, Margaret Fuller, Amos Bronson Alcott y Louisa May Alcott.

Fundamento trascendental

El trascendentalismo americano que propone Emerson parte del fundamento trascendental planteado por el filósofo alemán Immanuel Kant. Dicho fundamento es que los objetos no son cognoscibles en sí mismos, sino sólo a través de la estructura espacial, temporal y categorial que el sujeto proyecta sobre el mundo. Partiendo de este idea, Johann Gottlieb Fichte definió como idealismo trascendental a su metafísica del Yo y del No-Yo. Friedrich Schelling elaboró el sistema de idealismo trascendental y Arthur Schopenhauer llamó trascendental a la reflexión dirigida no a las cosas sino a la conciencia de ellas en cuanto meras representaciones.

Ralph Waldo Emerson, haciendo uso del fundamento trascendental en su Ensayo sobre la naturaleza sostuvo que la verdadera independencia del individuo se consigue con la intuición y la observación directa de las leyes de la naturaleza. Para Emerson, el ser humano cuando se encuentra en contacto con la naturaleza, haciendo uso de la intuición y la observación, es capaz de entrar en contacto con la energía cósmica, la fuente creadora de la vida, identificada como Dios —u orden— por los deístas, y como «totalidad» por los panteístas.