50. El Islam I

Si bien Bizancio es una herencia perdida por su falta de transcendencia en Occidente, el Islam es una herencia enormemente problemática pues presenta un problema que aún nos concierne, dado que ha producido efectos históricos que aún hoy siguen vigentes. El problema es la significación de la cultura islámica, la irrupción de una civilización nueva, que va a tener efectos objetivos muy potentes, y que supone la aparición de un nuevo imperio en relativamente poco tiempo. dará lugar a realizaciones de pensamiento muy específicos, que no renuncia a la filosofía, sino que la incorpora como una de las bases de su pensamiento.

Así como Bizantino prolonga un estado de cosas en las que ya la teología se ha impuesto sobre la filosofía, de modo que el gesto filosófico se convierte en estéril, en las tierras musulmanas el fenómeno será muy diferente: el prestigio de la vía de conocimiento y a una interpretación de la predicación como vía de conocimiento formará parte importante de su núcleo cultural. Aún así, las ambigüedades se han mantenido en el seno de la civilización islámica, de modo que la cultura islámica es una cultura altamente problemática y nada monolítica. Cuando la modernidad occidental entró en quiebra, cayendo el sueño de una cultura racional generalizada, hacia los años ochenta del XX, muchas voces resultaron ser voces emergentes para la reflexión contemporánea. Intentaremos una reconstrucción de los hilos históricos de esta cultura, la islámica, y veremos en qué medida estas voces, entre ellas la voz islámica, pueden seguir siendo un acicate para la reflexión contemporánea.

Sin duda el surgimiento del Islam es una de las causas del hundimiento del mundo antiguo. Mahoma vive a caballo de los siglos VI y VII, en esas fechas el Occidente sigue manteniendo los circuitos culturales, ideológicos y económicos que quedan del Imperio, que va languideciendo sin ruptura definitiva. En este ambiente se produce la irrupción de una cultura radicalmente nueva y diferente de las culturas bárbaras del norte. Diferente por ser capaz de crear instituciones, cosa que las hordas del norte no podían. Los beduinos del norte de África crearán instituciones que formarán los elementos determinantes de sustitución de las formas imperantes en Europa por otras radicalmente diferentes. Los orígenes del Islam están vinculados a la predicación de Mahoma, y de la constitución de un hecho profético nuevo: el libro conocido como Corán. El Corán fue constituido realmente tras la muerte del profeta por sus seguidores, recogiendo una cosmovisión que pone en marcha un proceso migratorio de conquista y un programa cultural e institucional fuerte, a través de la tradición oral de las enseñanzas del propio Mahoma.

De Mahoma sabemos poco, su vida está determinada por dos fechas: la fecha de la Hégira, 622 y la de su muerte, 632. Las leyendas forman parte de los elementos constitutivos de la creencia islámica, y éstas atañen principalmente a la vida del profeta. Por la religión islámica incorpora la saga del profeta a sus signos de identidad como un hecho que tiene una función religiosa, más allá de la veracidad historiográfica de las mismas.

En síntesis, Mahoma tiene una revelación, que transmite a sus próximos, intentando transmitirla a las clases dirigentes de La Meca, siendo mal recibido, refugiándose en una ciudad llamada Medina, en la que dictamina unas normas para la instauración de la comunidad de los creyentes, la Umma. De regreso a La Meca consigue el acuerdo de los jefes tribales. Aquí se plantean dos grandes preguntas:

    1. Sobre qué tipo de sociedad se inició la predicación de una nueva fe que no tenía ni siquiera textos escritos.

    2. Por qué esta construcción cultural nueva tuvo la fuerza necesaria para una expansión inmediata de la intensidad que tuvo la expansión islámica.

Antes de Mahoma la península arábiga estaba constituido por tres pueblos nómadas, que se habían abierto a los dos grandes imperios existentes; el de Oriente y el de Sasánida de Persia. Se trataba de una zona del mundo sobre la que no existía una soberanía clara, pero con cierta intervención en el curso de la Historia, que desarrollan las naturales relaciones con unos y otros. Por lo tanto no es cierto que antes del Islam los diversos pueblos de Arabia no había entrado en la Historia. Al contrario, estos pueblos se benefician de la rivalidad de sasánidas y bizantinos y tenían fuertes relaciones comerciales con ambos. Además, existía un importante núcleo poblacional que practicaba el cristianismo en su modo monofisita. Incluso condenados por el Concilio de Calcedonia, fueron tolerados y formaban una población difusa en la que el dogma trinitario no funcionaba, sino que eran creyentes en un Dios único unipersonal. Las condiciones estaban puestas para que el estallido de una presunta forma de revelación nueva capaz de unificar a las tribus beduinas, ya de por sí muy ricas por el comercio de la seda y de las especies, generara un núcleo potente como lo fue el Islam. Mahoma crea una serie de normas para la creación de una comunidad de beduinos que trata de superar las diferencias entre ellos, y de regreso a La Meca logra establecer las condiciones de colaboración entre los clanes, una colaboración que siempre será problemática e inestable. La constitución o Pacto de Medina compone los elementos básicos de formación de la Umma: todos los clanes forman una comunidad de los creyentes: la Umma, que no se establece como una comunidad política, como en el caso cristiano, sino religiosa. Aquí no hay ningún estado, sino tribus dispersas unidas por el interés de generar cierta organización para el mayor aprovechamiento de las rentas que produce el tránsito del comercio de la seda y para aprovechar la debilidad de los dos imperios bizantino y sasánida. La conformación de esa Umma se basa en tres principios, que son achacables al Mahoma histórico:

1. Aláh es Dios, y no hay otro Dios que Aláh. Esto rectifica la creencia de los clanes, y supone una influencia profunda del monofisismo imperante en la zona. La idea del monoteísmo árabe que va a formar el Islam es clave: Aláh no es un Dios, Aláh es Dios.

2. Se rechazan los falsos dioses. Hay que hacer una declaración positiva de rechazo de los falsos dioses.

3. El juicio final conforma la ética y finalmente la política islámica.

Se forma una diferenciación clara entre los que aceptan los puntos mínimos de ingreso en la Umma y los que no lo hacen, de una manera clara y contundente. Mahoma no establece ningún criterio de sucesión, lo que ocasionó un problema importante. Se decidió entregar el poder a los familiares directos de Mahoma, los musulmanes de primera generación, y es ahí donde se genera el texto de El Corán. A través de tres tradiciones se establece una redacción que va a ser definitiva, a finales del siglo VII. El Corán es por tanto el recuerdo de las palabras de Mahoma, elaborados literariamente una generación después de Mahoma, y que contienen las profecías y revelaciones del profeta. No se trata de un conjunto de libros, sino de un flujo ininterrumpido de las palabras de Mahoma, recogiendo la revelación. Está presentado de una forma muy artificial, dividido en 114 azoras o capítulos, compuestos de un número no homogéneo de versos rimados llamados alayat (plural de aleya). El Corán es el λόγος, por eso le resultó fácil combinarse con la filosofía griega: no es una buena nueva, sino la transmisión directa de la palabra de Dios, que tiene un valor profético. Quien la revela, Mahoma, no puede ser pensado como teniendo ningún protagonismo real. lo que supone una diferencia esencial con el cristianismo. Así, hay una elipsis completa de la persona de Mahoma en El Libro, por mucho que sea el guía permanente. Nada hay en el mundo islámico semejante a la idea de que el autor de la Buena Nueva pueda tener ninguna relación de referencia o identidad con la divinidad, todo eso está de antemano resuelto en el Islam. El profeta no es ningún facto que pueda fusionarse con el Dios. Mahoma es El Profeta, nada más. Por eso El Corán no habla en absoluto de Mahoma.

El Corán se convierte inmediatamente en el instrumento único de educación islámico, siendo aprendido de memoria por los estudiantes de la Umma. El Corán sirvió de paso a la unificación del idioma, que antes estaba fragmentado en múltiples dialectos. La lengua única, en la medida en que es la utilizada por Dios, se convierte en un instrumento de unificación cultural, que hace que la transmisión cultural se facilite unificadamente. La unidad la pone la lengua árabe en la medida en que es el λόγος divino.

El profetismo, en la medida en que deja en su aspecto literal a la palabra como palabra directa de Dios, no acepta prácticamente ninguna negociación. Esto ha provocado un rasgo en el mundo islámico que hay que dejar establecido: cada vez que se produce una nueva interpretación del Corán, no puede de ninguna manera presentarse como una interpretación rival de otras, debe presentarse necesariamente como el absoluto de la interpretación, porque se juega con la palabra de Dios. Al mismo tiempo que el mundo islámico creaba la posibilidad de una Umma basada en la palabra de Dios, presentaba un mensaje que puede terne muchas interpretaciones, pero cada una de ellas será considerada como el absoluto de la interpretación. Esto ha dado al islamismo una absolutización que está muy en las señas de identidad del Islam. ha sido muy poco dado la debate, ante una divergencia nunca hay intento de conciliación ni disputas discursivas. Cada una de las interpretaciones considera que la suya es la única, completa y rotunda interpretación legítima del Islam.

En el mundo islámico la función de la creación de una institución estatal se otorga a la religión, el mundo islámico es una cultura en la que el hecho religioso es el que determina completamente la vida social: se pertenece a un Estado no porque ese estado preexiste y reconoce las instituciones, sino porque el reconocimiento de las verdades religiosas conforma a los miembros como miembros de una Umma. Los sometidos a la palabra de Dios son los que tienen parte en el Estado islámico. La pretensión de que esta es la mejor forma de construir la mejor comunidad humana que jamás se haya constituido (Corán; 110,3). El contenido profético no se convierte en doctrina, sino en ley (sharía), aquello que determina las características de la comunidad. El Islam es una teocracia igualitaria y laica: igualitaria porque todos los llamados a la aceptación de la ley son todos iguales, y laica porque considerado así el problema, no hace falta Iglesia; los únicos elementos institucionales son los ulemas, intérpretes o doctor en las disciplinas religiosas y jurídicas musulmanas.

Así, pueblos beduinos separados llegan a un acuerdo determinado por la revelación de Alah. Se trata de construir una teocracia, no un Estado. En estas condiciones de extrema sumisión a las leyes de la sharía, surgen dos preguntas que trataremos de responder en clases sucesivas:

1. ¿Existe la posibilidad de evolución de un islamismo, o es la teocracia tan determinante de la comunidad que lo hace un proceso irreversible?

2. En la construcción de esta forma de teocracia, ¿cuál es el sentido de la apelación al conocimiento, que está en el propio Corán?