COSMOGONÍA, RELIGION Y LEGADO

1. Concepciones cosmogónicas en la antigua Mesopotamia

El desciframiento de las escrituras sumeria y acadia, y los métodos de datación de las tablillas encontradas, han permitido una reconstrucción bastante aproximada del universo mitológico mesopotámico y de su evolución a lo largo de los milenios tercero y segundo a.C.

• En las primeras tablillas el dios principal era Anu, responsable del destino y de mantener en su sitio al «cielo» (en sumerio, «an»), entendiendo como tal tanto la bóveda azulada que domina el día como el negro manto tachonado de estrellas que define la noche.

• Por debajo del cielo, y jerárquicamente en un segundo plano, se situaba Enlil, la personificación de la tierra, pero también de la tormenta, de la violencia descontrolada que rasga la noche con su rayo, que ensordece con su trueno y que con sus vientos huracanados arrasa cuanto halla a su paso.

• El tercero en importancia era Enki (en acadio, Ea), el agua que fertiliza la tierra. Los astros más conspicuos también disponían de un lugar en el panteón mesopotámico.

• De entre ellos destacaba, evidentemente, el Sol, Utu para los sumerios y Samas para los acadios, que además personificaba la justicia.

• La Luna era llamada Nanna por los sumerios y Sin por los acadios.

• También tenían identificado al planeta Venus, que los sumerios llamaban Inanna y los acadios Istar.

• Dumuzi era el dios mortal de la vegetación, que era ritualmente enterrado en la época de la siembra, en otoño, para volver a resucitar en la siguiente primavera.

Personificadas las fuerzas elementales de la naturaleza, el siguiente paso consistía en integrarlos en un todo coherente, en un mito o «teoría» que los relacionara y permitiera explicar el devenir de los fenómenos naturales. Uno de los primeros pasos en esa dirección viene representado por el ritual de apareamiento primaveral entre Dumuzi, la vegetación, personificado en el rey o señor principal de la ciudad, e Inana o Istar, encarnada en la gran sacerdotisa del culto a esa diosa. Dichas nupcias ejercían el papel de catalizador de la gigantesca reacción cósmica que permitía la renovación estacional de la fertilidad de los campos y del mantenimiento de la vida de los humanos que los poblaban.

• El Poema de Atrahasis

La relación entre las fuerzas de la naturaleza fue ganando en complejidad, hasta cristalizar literariamente en el poema acadio Atrahasis, escrito a principios del segundo milenio a.C. El poema comienza evocando el inicio de los tiempos, cuando los dioses menores, bajo la dirección del violento Enlil, tenían que excavar los canales, levantar los diques, reparar ambos y labrar la tierra. Cansados del arduo trabajo de drenar las marismas, represar las aguas y arar los campos con el fin de cultivar lo necesario para alimentarse a sí mismos y a los dioses mayores, quemaron sus picos y palas, renunciaron a trabajar y amenazaron a Enlil, el capataz.

Los tres máximos dioses, Anu, Enlil y Ea, es decir, el cielo, la tierra y las aguas, se reunieron con urgencia para tratar no sólo de resolver el conflicto, sino de sentar las bases para que no volviera a presentarse. Ea, el más astuto de ellos, propuso la ingeniosa solución de crear unos seres, los humanos, que trabajaran en lugar de los dioses y para ellos, entregándoles parte del alimento que produjeran. Esos nuevos seres habrían de ser formados a partir de arcilla mezclada con la sangre de uno de los dioses menores, el que había encabezado la rebelión. A partir de la masa original de arcilla y sangre se crearon siete hombres y siete mujeres, que fueron el inicio del linaje de los humanos. A partir de entonces los dioses no tuvieron que trabajar más, limitándose a vivir de las ofrendas de los humanos.

Sin embargo, tanto trabajaban estos, tanto alimento producían, que se multiplicaron con rapidez, y doce siglos después de su creación eran ya tan numerosos que el ruido que hacían resultaba insoportable a los dioses. El violento Enlil, irritado, reunió a los grandes dioses y con su consentimiento envió una epidemia que causó estragos entre los humanos, amenazando acabar con ellos.

El sagaz Ea, preocupado por la suerte de sus criaturas, les hizo saber que debían dirigir sus plegarias al dios de la muerte, Namtar, que finalmente se apiadó de ellos y acabó con la plaga.Los supervivientes volvieron a multiplicarse y, transcurridos otros mil doscientos años, importunaron con sus gritos a Enlil, que de nuevo les castigó, secando todas las fuentes.

Aconsejados por Ea, su protector, los humanos dirigieron sus plegarias al dios de la lluvia torrencial, Adad, que llegó a tiempo para salvar a algunos famélicos representantes del género humano. Por tercera vez volvieron los humanos a molestar a los dioses, y ahora Enlil decidió usar al mismo Adad para provocar un diluvio de tal magnitud que ahogara definitivamente a los humanos.

Esta vez Ea sólo pudo salvar a una familia, la de Atrahasis (quien da nombre al poema), el más sabio y bondadoso de los humanos. Aconsejado a tiempo de la conspiración de los otros dioses, Atrahasis construyó un barco e introdujo en él a su familia (en el sentido extenso: mujer, hijos y parientes próximos), y con ellos diferentes parejas de animales, tanto domésticos como salvajes.

Mientras en las anteriores ocasiones los dioses habían seguido recibiendo alimento de quienes no enfermaban ni enflaquecían en exceso, ahora pasaron hambre, ya que sólo sobrevivían los pasajeros de la barca, incapaces de cultivar la tierra.

Ante la perspectiva de tener que volver a trabajar se replantearon la magnitud de sus castigos y llegaron a un punto de equilibrio, en el que aceptarían la existencia de humanos, pero limitando su número mediante las siguientes disposiciones: crearon un demonio cuya misión sería la de incrementar la mortalidad infantil tras los partos, parte de las mujeres sería estéril y otra fracción de las mismas renunciaría a tener hijos, asumiendo la virginidad como un valor reconocido socialmente con el cargo de sacerdotisas de determinadas diosas.

De esa forma, la mortalidad neonatal (y en su caso el infanticidio), la esterilidad y la virginidad eran no sólo reconocidas como mecanismos de control demográfico, sino que, situadas en la esfera de las decisiones divinas, permitían transferir a estos la responsabilidad de aquellas acciones y fenómenos.

• El Enuma Elis

A mediados del segundo milenio a.C. se habían producido variaciones sustanciales en la situación política de la zona, regida ahora de manera indiscutible por Babilonia, cuyo dios Marduk, pasó evidentemente a tener un papel preponderante en la cosmogonía mesopotámica. Esas novedades quedan recogidas en un poema que empieza con las palabras “Enuma elis”, («cuando en lo alto»), y ese es el nombre con el que se le conoce. La fusión de los diferentes caos iniciales, de Apsu y Tiamat, dio origen a la segregación de las fuerzas primigenias de la naturaleza, ahora identificables mediante nombres propios, los dioses.

De la relación entre ellos surgieron nuevos dioses de menor rango, cuyos juegos y alegría exultantes, es decir, los continuos experimentos y creaciones derivados del uso de sus poderes, irritaron a Apsu de tal manera que decidió acabar con aquellos. El astuto Ea, en desacuerdo con los criminales propósitos de su padre, le hizo dormir mediante encantamientos y le mató.

Sobre el cadáver de su progenitor, Ea edificó un templo y se unió a una diosa, Damkina, de la que tuvo a Marduk, ornado de tales virtudes que pronto fue reconocido como superior por los dioses jóvenes.

Decidida a vengar la muerte de Apsu, Tiamat organizó un ejército con seres monstruosos que había creado para la ocasión y con la mayor parte de sus hijos, poniendo a su frente a uno de ellos, Quingu, a quien otorgó las tabletas del Destino que previamente había arrebatado al celestial Anu.

Los dioses más jóvenes pidieron a Marduk que los dirigiera a la inminente batalla, si bien ésta no llegó a producirse debido a que el enfrentamiento se resolvió mediante un combate singular entre Tiamat, símbolo del caos primigenio, y Marduk, la racionalidad ordenadora.

La victoria de Marduk fue acompañada del descuartizamiento de Tiamat, el desangramiento de Quingu y el perdón de los dioses que les habían acompañado. Marduk, dueño ahora de todo lo formado, devolvió a Anu las tabletas del Destino y, con su apoyo, se dispuso a organizar el cosmos. En primer lugar, asignó las moradas de los dioses en el cielo, reservándose para sí el planeta Júpiter, el más majestuoso de todos ellos.

Creó el Sol, responsable de la duración del día (y de la noche), y la Luna, y organizó con detalle las fases de ésta, lo que le permitió establecer el calendario (calendario mesopotámico), dividiendo el año en doce «lunas» o meses (meses mesopotámicos), cada uno de los cuales bajo los auspicios de una constelación.

Con los despojos de Tiamat construyó la Tierra: las anfractuosidades de la cara dieron lugar al relieve, mientras que los pechos sirvieron para modelar las altas montañas; las lágrimas que brotaban de sus ojos alimentaron el Tigris y el Eúfrates, y así sucesivamente. Por último, y tras construir su morada en el centro del mundo, Babilonia, encargó a su padre Ea la creación de seres que se encargaran de proporcionarles el alimento.Y como en el poema anterior, la sangre de un dios, en este caso Quingu, sirvió para dar forma a la arcilla con la que fueron moldeados los primeros humanos.

Pese a los avatares políticos de la región, la cosmogonía de Enuma Elis sobrevivió durante siglos en sus líneas esenciales, bien con pequeñas modificaciones onomásticas (como la sustitución de Marduk por Assur cuando Babilonia cayó en manos de Asiria), bien a través de la creación y desarrollo de nuevos mitos inspirados en aquél, como las dos tradiciones que confluyeron en la mitología hebrea y que conformaron el primero de los libros del Pentateuco, el Génesis.

2. El mundo de los dioses.

Los sumerios fueron los iniciadores de la religión en la zona. Era politeísta y antropomórfica. Creyeron en cierto número de dioses y diosas, cada uno con una personalidad diferenciada y dotados todos con atributos humanos. Era una religión monista, es decir que sus dioses podían hacer tanto el bien como el mal. La religión no ofrecía esperanza para el mundo futuro. La vida ulterior era una mera existencia temporal en un triste y sombrío lugar que más tarde se denominó Sheol. Allí vagaban las almas de los difuntos por un tiempo y después desaparecían. La religión estaba desprovista de todo contenido ético y moralidad. Solo servía para beneficios materiales. Los dioses, que no asumían significado espiritual alguno, se irritaban si no se les demostraba respeto. (utiliza el término "espiritual" valorativamente)

Con los babilonios se rindió culto a Mardul e Ishtar. Se incrementó la superstición. Y la mórbida conciencia del pecado reemplazó la postura esencialmente amoral de los sumerios. El culto y el temor por los demonios cobró énfasis singular. Nergal, dios de las plagas, llegó a ser mirado como un monstruo espantoso en eterna búsqueda de víctimas para aniquilarlas. Contra los diablos y espíritus terroríficos no había defensa, salvo los sacrificios y hechizos.

Los asirios no presentan características particulares en relación a la religión. Los caldeos hicieron un cambio en la religión. Se dio nacimiento a una religión astral. Los dioses, desposeídos de sus limitados atributos humanos, asumieron categoría de seres trascendentes y omnipotentes, identificados con los planetas mismos. Marduk, llegó a ser Júpiter; Ishtar, Venus. Perdieron su condición de seres que podían ser presionados por la magia. Regían el universo mecánicamente y sus fines últimos eran inescrutables.

3. La vida ultraterrena.

La interpretación de la vida en la Mesopotamia, a diferencia de Egipto fue sombría, pesimista y esclavizada por mórbidos temores. El egipcio creía en la inmortalidad y se dedicaba a prepararse para una vida venidera; el mesopotámico vivía el momento presente y contemplaba con soberana indiferencia la vida ultraterrena. La civilización del Nilo engendró una concepción monoteísta, mientras que estos no sobrepasaron el politeísmo primitivo.

4. Culto, ceremonias, rituales y magia.

Las razones por las que la cultura sumeria sobrevivió a su pueblo habría que buscarlas en la excepcionalidad de esta cultura, los sumerios fueron el modelo a seguir por los imperios que le siguieron, sobre todo por los babilonios y asirios, eran considerados como la madre de su cultura, incluyendo a la lengua sumerio-acadia, que se conservo como lengua sagrada. Fueron para Mesopotamia como los griegos y romanos para los europeos. También son patentes la influencia que tuvo para los judíos, reflejado en la Biblia existen las conocidas referencias al Edén, el Diluvio Universal, la torre de Babel y la confusión de lenguas, etc.. todas ellas circunstancias que se referían a lo que fue el mundo de Sumeria, el origen del mundo no es el dios judío, son los sumerios.

5. Sociedad y religión.

La sociedad sumeria estaba condicionada en gran parte por su concepción religiosa del mundo. Las grandes catástrofes naturales que sufrían de vez en cuando (sequías e inundaciones), les hizo ver que no eran el centro del universo. El hombre estaba hecho para servir a los dioses, para que fueran benévolos con ellos. Con esta mentalidad es fácil entender el poder que tenia la clase sacerdotal, los almacenes del templo solían ser los más ricos por donaciones o por la cosecha de sus propias tierras, las cuales se consideraban tierra de los dioses. El templo y el clero era una unidad económica independiente que organizaba su propio comercio, tierras y escribas.

El poder civil estaba en manos del príncipe, los cuales nunca llegaron a ser divinizados hasta la época de Ur III. Eran sin embargo el juez supremo y jefe militar de su territorio. De el se esperaba protección y construcciones publicas en beneficio de la ciudad. El Palacio en el que vivía era un centro económico y administrativo, desde el cual se gobernaba al estado-ciudad.

La administración estaba dirigida por un ministro del príncipe, el cual organizaba y distribuía los impuestos, organizaba expediciones militares y controlaba los almacenes y a los escribas, los únicos que sabían escribir.

La mayor parte de la población de la ciudad se dedicaba a la agricultura, también había comerciantes y artesanos. La esclavitud no estaba muy extendida aunque existía, eran sobre todo prisioneros de guerra o cautivos por deudas sin pagar. Los sumerios fueron grandes constructores, sin embargo la poca utilización de la piedra (no había canteras) y el uso común del adobe ha provocado que no nos haya llegado ninguna gran obra en buenas condiciones. El edificio principal fue el Templo y el Zigurat, morada del dios de la ciudad y desde donde se observaban los astros. La cosmología sumeria era muy complicada y dedicada a la interpretación de los deseos de los dioses, para ellos el universo era un caos.

El hecho de construir con barro hizo que nunca se llegara a utilizar la columna de piedra, con esto al tener que aumentar o cambiar algo de un edificio lo que hacían era tirarlo y hacerlo de nuevo. Así se construía sobre los restos de lo anterior, al cabo de los siglos la tierra se fue amontonando y dio al paisaje llano de la zona una característica común, los Tell, es decir, montanas de tierra que fueron antiguas ciudades. Lo que si nos ha llegado en abundancia han sido la orfebrería y los relieves en piedra. Gracias a estos elementos conocemos la mayor parte de la vida de los sumerios. Las estatuillas de ofrendas eran muy comunes y representaban a las personas rezando. Los sellos y relieves en piedra nos han conservado el tipo de vida que hacían, desde el trabajo en el campo o la ciudad hasta las guerras.

6. El legado de Mesopotamia.

6.1 Cuna de la civilización histórica

Es posible que alguna vez se hayan preguntado cuando empieza la Historia. Para resolver esta difícil cuestión habría que entender primero cuales son los conceptos básicos que definen el cambio de la Prehistoria neolítica a la Historia. De una manera sencilla se puede decir que los elementos esenciales para esta transición son la creación de núcleos urbanos y la aparición de la escritura como método de comunicación. Así hubo un primer pueblo que destaco sobre las demás culturas de su época, esta fue la Civilización de Sumer, cuna de la Historia.

Con los sumerios apareció lo que llamamos Civilización, con ellos aparecieron los rasgos tanto positivos como negativos de nuestra especie en sociedad. Cerca del ano 3.000 también aparecieron otras civilizaciones renombradas como la egipcia, la china o la cultura del Indo, sin embargo en Mesopotamia se dieron las circunstancias para que este pueblo fuera el primero en convertirse en el verdadero pueblo elegido.

6.2 La escritura

El legado de los sumerios es importante en muchos aspectos pero el más destacado sin duda fue el de la escritura. La lengua sumeria no tuvo parentesco con ninguna otra de su época, no ha habido ningún vocabulario en el mundo que se le pareciera. Era una lengua de tipo aglutinante (como el turco o finlandés), es decir, una palabra consta de una raíz que expresa un concepto y una partícula anexa que le da el significado. También se formaban palabras con dos raíces, lu=hombre, gal=grande, lugal=hombre grande=rey.

La escritura propiamente dicha apareció sobre el 3.500 a.C. en Uruk, al ser una zona de mucho barro pronto se dieron cuenta que la mejor forma para escribir era en tablillas de este material, que luego se cocían para endurecerlo. En un primer momento era una escritura pictográfica, es decir, se intentaba reproducir lo mas fielmente posible la imagen de la cosa o acción que se pretendía expresar. Para los casos que podían ser confusos se les añadía otra imagen anexa, con el tiempo esa imagen con su signo auxiliar se asocio solamente a su valor fonético, apareciendo las palabras en si.

El siguiente cambio en la escritura pictográfica fue debido al uso de las tablillas de barro para escribir. Al principio se escribía con una pequeña cana de forma corrida, con líneas rectas y curvas. Sin embargo pronto se dieron cuenta que en barro era mas fácil escribir presionando una pequeña cuna, que hacia una incisión. De aquí viene el nombre que recibe este tipo de escritura: cuneiforme. Ahora solo se podían reproducir líneas rectas, que si bien intentaban seguir reproduciendo al objeto o verbo, adquirieron una forma peculiar que con la evolución del tiempo las transformo en palabras que ya no se parecían pictóricamente a la palabra original. Una característica curiosa de esta lengua eran los dialectos, utilizados según la categoría social del hablante.

El éxito de poder comunicarse de forma duradera y segura no solo se utilizo para la administración y el comercio, aunque esta ha sido el 90 % del material escrito encontrado. Hacia el 2.700 ya se escribía rica literatura, que aunque era bastante monótona tenia una temática variada. De hecho los motivos literarios del Diluvio como castigo a los hombres, la búsqueda de la fama por el héroe Gilgamesh, el infierno, las fábulas, los proverbios, etc... aparecieron a la sombra de esta civilización.

6.3 El código de Hammurabi

El Código de Hammurabi es el primer conjunto de leyes de la historia. En él Hammurabi enumera las leyes que ha recibido del dios Marduk para fomentar el bienestar entre las gentes. Las 282 leyes del Código de Hammurabi se hallaron grabadas en un bloque de piedra negra de dos metros de alto. En la parte superior el rey Hammurabi (en pie) recibe las leyes de manos del dios sol Shamash. La estela fue encontrada en Susa, a donde fue llevada como botín de guerra en el año 1200 a. C. por el rey de Elam Shutruk-Nakhunte. Actualmente se conserva en el Museo del Louvre (París).

En las culturas del Próximo Oriente Antiguo son los dioses quienes dictan las leyes a los hombres, por eso, las leyes son sagradas. En este caso es el dios Samash, el dios sol, dios de la Justicia , quien entrega las leyes al rey Hammurabi de Babilonia (1790-1750? a. C.), y así se representa en la imagen que figura sobre el conjunto escrito de leyes. De hecho, antes de la llegada de Hammurabi al poder, eran los sacerdotes del dios Samash los que ejercían como jueces pero Hammurabi estableció que fueran funcionarios del rey quienes realizaran este trabajo, mermando así el poder de los sacerdotes y fortaleciendo el del propio monarca.

El código de leyes unifica los diferentes códigos existentes en las ciudades del imperio babilónico. Pretende establecer leyes aplicables en todos los casos, e impedir así que cada uno "tomara la justicia por su mano", pues sin ley escrita que los jueces hubieran de aplicar obligatoriamente, era fácil que cada uno actuase como más le conviniera. "Cuando Marduk me encargó llevar el orden justo a las gentes y mostrar al País el buen camino, puse en la lengua del País la ley y la justicia y así fomento el bienestar de las gentes.Por eso he dispuesto: (...)"

El código de Hamurabi no distingue entre derecho civil y derecho penal, es decir, se dan leyes que regulan los asuntos de la vida cotidiana y leyes que castigan los delitos. En él hay leyes que regulan las relaciones comerciales, patrimoniales, el trabajo asalariado los préstamos, los alquileres, las herencias, los divorcios, la propiedad, las penas por delitos de robo, asesinato, etc, y también leyes que determinan lo que es delito y la pena que corresponde a cada delito. Sin embargo esto se hace sin ninguna sistematización, simplemente se suceden leyes que enumeran los posibles casos y lo que se debe obrar en consecuencia ("si ha pasado esto, se hará esto otro").

El texto del código también nos sirve para saber cuales eran los delitos más frecuentes en la época, pues un delito previsto será un hecho que acontece con relativa frecuencia. En las penas aplicadas a cada delito se distingue si hay intencionalidad o no, y cual es la "categoría de la víctima y la del agresor". Así la pena es mayor si se ha hecho adrede y menor si ha sido un accidente; mayor si la víctima es un hombre libre menor si es un esclavo. La mayoría de las penas que aparecen en el código son pecuniarias (multas), aunque también existe pena de mutilación e incluso pena de muerte. En algunos casos la ley opta por aplicar talión, es decir, hacer al agresor lo mismo que él hizo a su víctima siempre que ambos sean de la misma "categoría".

Estos son algunos ejemplos de leyes extraídos del código de Hammurabi:

"Si un hombre golpea a otro libre en una disputa y le causa una herida, aquel hombre jurará "Aseguro que no lo golpeé adrede" y pagará el médico".

• "Si un hombre ha ejercido el bandidaje y se le encuentra, será condenado a muerte."

• "Si un hombre ha acusado a otro hombre y le ha atribuido un asesinato y éste no ha sido probado en su contra, su acusador será condenado a muerte."

• "Si un hombre ha reventado el ojo de un hombre libre, se le reventará un ojo."

• "Si revienta el ojo de un muskenu... pagará una mina de plata."

• "Si ha reventado el ojo de un esclavo de un hombre libre, pagará la mitad de su precio (del precio del esclavo)". Como se ve en estas leyes el talión sólo se aplica entre individuos de igual categoría. En caso de que el agresor se de una categoría superior a la de la víctima no se aplica talión sino que se condena a una pena pecuniaria. En el código de Hammurabi aparecen tres "catagorías de hombres: los libres, los esclavos y una categoría intermedia llamada "muskenu" que podrían ser siervos.

• "Si un hombre conoce carnalmente a su hija, se desterrará a ese hombre de la ciudad."

• "Si un hombre, tras la muerte de su padre, yace con su madre, se los quemará a ambos."

• "Si un hijo ha golpeado a su padre se le cortará la mano".

• "Si un hombre quiere desheredar a su hijo y afirma ante los jueces "Quiero desheredar a mi hijo", los jueces determinarán los hechos de su caso y, si él no ha demostrado las razones de la desheredación, el padre no puede desheredar a su hijo."

• "Si una mujer odia a su marido y afirma "No harás uso carnal de mí", se determinarán los hechos de su caso en un juicio y, si se ha mantenido casta y sin falta en tanto que su marido es convicto de abandono y agravio, esa mujer no sufrirá castigo, tomará su dote (sheriktu) y marchará a la casa de su padre." La dote (sheriktu) es siempre de la mujer, en caso de divorcio (como el contemplado en esta ley) la recupera y si muere pasa a ser de sus hijos. La dote es lo que garantiza a la mujer su subsistencia, lo cual no significa que sea ella quien la administre con independencia, pues la mujer está siempre bajo la tutela de un varón, sea el marido, el padre u otro pariente.