52. El Islam III

Hemos visto los avatares de la constitución de ls sociedad islámica en sus inicios con los Califas ortodoxos y el pase del poder a la dinastía Omeya. La sociedad islámica otorgó un lugar importante al saber, y tuvo una capacidad de influencia enorme sobre la sociedad occidental. Se trata de estudiar un problema general: cuál fue el papel de la filosofía en la cultura islámica. Dado que sí la hubo (no como en el Imperio Bizantino), se trata de ver qué función cumplió.

En el momento de la dinastía Abasida, reinante en el califato de Bagdad entre los años 750 y 1258, descendiente de un tío de Mahoma (Abbás), La dinastía Omeya había surgido como resultado de unas tendencias casi suicidas a los inicios, tenían debilidades internas, estructurales, que se manifestaron en varias guerras intestinas. Para comprender las novedades de la nueva dinastía hay que centrarse en la construcción de una teocracia que tiene poco aparato político, que es sustituido por otro modo de organización que en el marco de una teocracia es capaz de construir una forma de estabilidad política. Para lelo hay que comprender que le mundo omeya generó un proceso nobiliario importante: los grupos tribales que formaron parte del hecho mismo de la predicación de Mahoma se consideraban en una especie de cumbre social poco solidaria con el resto de los creyentes. Los nuevos conversos rápidamente pugnaron por alcanzar cotas de igualdad con respeto a ellos.

El califato abasí (750-1258), llamado también califato abásida, fue una dinastía califal fundada en 750 por Abul-Abbas, descendiente de Abbas y tío de Mahoma, que se hizo con el poder tras eliminar a la dinastía omeya y trasladó la capital de Damasco a Bagdad. Dado que en el propio mensaje coránico hay un fuerte componente igualitario entre los creyentes, este cambio se vió como inmanente a la propia dinámica del Islam.

Abu Muslim fue un personaje misterioso que proclamó que los omeyas habían traído la opresión, por lo que se necesitaba a un miembro de la familia del profeta para dirigir a la comunidad musulmana y vengar las atrocidades cometidas por los omeyas, sin revelar que el instigador de la revuelta era Ibrahim ben Muhámmad ben Alí, el cual esperaba en Humayma la evolución de los acontecimientos.

Mucha gente se unió al ejército de Abú Muslim. El resto es historia militar: el año 748, aprovechando la caótica situación que se vivía en el imperio de Marwan II, Abú Muslim conquista Merv, un año más tarde Kufa y poco después vence en la batalla del Zab. Entre tanto capturan a Ibrahim ben Muhámmad ben Alí y le matan, y cuando los rebeldes entran en Kufa, su sucesor, al-Saffah (750-754), también conocido como Abu al-'Abbas Abdullah ibn Muhammad as-Saffah o Abul `Abbas al-Saffaḥ, fue proclamado califa. La capitalidad se desplazó de Damasco a Bagdad.

Los abasíes proceden de Irán, y su implantación supuso una renovación de la vida diaria en el seno del Islam, en una estructura basada en tres criterios:

1. Una racionalización administrativa central, con secretarios generales, a modo de ministros, denominados visires. Esta administración introdujo una cultura de la negociación y el pacto.

2. Se construyó la llamada Casa de la sabiduría, en la que surge la chispa de la filosofía.

3. El sistema tributario abasí repartió mucha renta a través de un sistema refinado de impuestos, sin nignua relación con al modo de hacer de los omeyas. Se logró un talante compensador que favoreció el aporte de agua, construcción de hospitales y creación de caminos.

Todo ello provocó la sensación de un gran progreso histórico. En la cultura árabe las tendencias centrífugas son siempre superiores a las centrípetas, de modo que el éxito de la administración abasí terminó fracasando por los fenómenos de segregación de los elementos más exitosos. Esto debilitó mucho al mundo árabe, que terminó fagocitado por el Imperio turco, asimismo islámico.

Los abasíes consideraban a los pueblos judío o cristiano como pueblos cercanos, siendo conscientes de los antecedentes comunes con ambos pueblos, y reconocen el Jesucristo a un profeta. En suma, fue un periodo de una cierta tolerancia a pesar de la segregación tributaria, que era un hecho.

La parte norte de África, desde Egipto hasta Marruecos, fue especialmente separatista pues tenían su personalidad propia y aunque abrazaron el Islam no se identificaban con los árabes. Se sentían herederos de la vieja estructura del imperio romano, y no se dejaron absorber por los abasíes. La historia del Islam es una historia complicada, que ya nunca estibo unificada. De una u otra forma, alrededor del año mil la presión de los árabes sobre seguros era enorme, y contribuyó al colapso final del mundo antiguo. Quienes más presionaron sobre el sur de Europa fueron ese magma de pueblos que no reconocieron la autoridad abasí, pero que eran igualmente musulmanes.

En los entornos del año mil se ponen las piezas de estabilización que sean duraderas, tanto para el mundo musulmán como para el cristiano. El período abasí introduce ahora las bases de la incorporación de la filosofía en el entorno árabe, dado que durante el período Omeya no hay sino expansión, sin transferencia de saber. Desde la mitad del siglo VIII hasta finales del siglo XI se cea la identidad cultural de los árabes, o de la civilización islámica.

Aunque no haya una necesidad histórica en sentido hegeliano, hay que entender que los procesos abasí es fueron tan exitosos que mientras ningún elemento de cambio radical alterara esas condiciones, tenían todos los elementos para establecer un larguísimo proceso que continúa hasta hoy. Efectivamente, al igual que Grecia fue una cultura fracasada y en ello está el motor de los múltiples cambios que introdujo, a la cultura europea le paso lo mismo: fue muy insatisfactoria y por ello muy rica culturalmente novedades. La cultura abasí sin embargo fue satisfactoria desde el punto de vista social, y fundó un estado de cosas estable en el que la filosofía tuvo un papel no novedoso, pero importante. El contacto que se produjo entre el islamismo abasí asentado con las comunidades fuertemente helenizadas, tanto en el mundo persa como en el norte de África, fue muy importante. Allí se encontraron con comunidades cristianas helenísticas en las que el recuerdo de la filosofía griega era muy potente. Con respecto a los contactos con la corte sasánida, cuando fue invadida por los musulmanes se encontraron con una plétora de filósofos griegos allí instalados. La monarquía abasí se dedicó a traducir las obras griegas al árabe.

Tradujeron de dos modos: palabra por palabra, en versión literal. Dado que las estructuras sintácticas de una legua semíticas como el árabe y las lenguas indoeuropeas de las que traducían (griego principalmente) eran profundamente dispares, estas traducciones eran incomprensibles. Cuantos e produzca el reflujo traductor del árabe al latín, se establecerán errores y confusiones que servirán de molde a tendencias filosóficas curiosas. El otro método de traducción es el pragmático, que recoge los sentidos y conceptos de las frases enteras. Estas traducciones son más fieles, porque vierten en sentido y no las palabras, pero propician mucho la interpretación, el modo como el traductor ha interpretado el sentido, y esto determinará la creación de dos tendencias filosóficas contrarias dentro del pensamiento musulmán: la tendencia avicenista y la averroísta. Corresponden a dos concepciones diferentes de los textos griegos en las mentes árabes.

Esta transferencia de saber en la escuela de traductores centrada en la Casa de la Sabiduría de Bagdad se basa en ciertos textos: mientras que el mundo occidental es platónico (y concretamente neoplatónico), el mundo árabe dirigirá su mirada de Aristóteles, en quién se verá la quintaesencia de la falsafa. Al Farabi, explicando la filosofía heredada de Grecia, nos pinta un cuadro muy vívido de la imagen completa de la recepción de la filosofía griega:

Los filósofos griegos se dividen en siete escuelas, sus nombre derivan de siete cosas: del nombre del hombre que enseña la filosofía (los pitagóricos), del nombre del país del que procede ese maestro (los cirenaicos, de Aristipo), del nombre del lugar en que ha enseñado (los estoicos), de nombre de la regla de conducta por la que se rige (los cínicos), de las opiniones que siguen sus seguidores acerca de la filosofía (los escépticos), de las opiniones que siguen sus seguidores acerca del fin que se persigue con la filosofía ( epicureismo o escuela del placer), y de las acciones que ejecutan al estudia filosofía (los peripatéticos, seguidores de Aristóteles y Platón).

Es importantísimo resaltar la diferencia con respecto del mundo occidental, en el que prácticamente sólo existía Platón, y del cual Aristóteles era considerado un mero epígono. En el mundo islamista el centro de la falsafa estaba en Aristóteles, y luego los comentaristas que en el ámbito del neoplatonismo fueron comentaristas de las obras de Aristóteles. Lo que terminará de dar la orientación será la teología árabe, que se sigue siempre por un modelo que nunca es Aristóteles. Para el mundo árabe la teología es Proclo, y otros autores que como denominador común es ser propio de una sabiduría neoplatónica centrada en la divinidad e imposibles de conciliar con la tradición filosófica aristotélica. Esto marcó una separación neta entre filosofía y teología. El problema cultural central árabe no fue el de la filosofía, sino el de la teología.

A diferencia del 90% del mundo islámico, los seguidores de Alí, que conformarán el chiismo resumirán el foco del saber en los edictos del Iman, la teología tiene un carácter gnóstico, y no representa al mundo árabe, y en este mundo la filosofía no es necesaria, se usa sólo como clave de vocabulario, a lo sumo. El mundo chií es un mundo teológico absorbido por la figura del Imán, que tiene a su cargo el cuidado de la sociedad y el deposito de la tradición desde el profeta, desee Alí hasta Khomeini. La filosofía no hace falta alguna. En restante 90% del mundo islámico sunnita es diferente: el saber también es teología, es kalam: es presentación de una doctrina acabada religiosa que proporciona la materia de la creencia en una presentación sapiencial, algo así como una teología natural, por poner un símil occidental que se le aproxima. Una de las escuelas más importantes del kalam es la de los Mu'tazilíes, cuyo origen data del siglo VIII, siendo adoptada por el califa abasí Al- Mamún (699-728). Es una escuela racionalista que fue protegida por el califato de Bagdad. Buscan la ordenación de la doctrina islámica de acuerdo con una sistemática, para lo que necesitan una concepción de Dios, del hombre y del ente. Esa construcción necesita del protagonismo de la falsafa, que será sierva de la teología, de una forma que no contrasta para nada con la ancilla theologiae del mundo occidental. Esta tendencia racionalista del kalam fue presionada desde dos puntos:

1. Desde el punto de vista tradicional, de los asaríes, que no admiten ninguna racionalización, presionando hacia un lado conservador que vincula la religión con la doctrina pura y la tradición de los hadith.

2. Desde una perspectiva mística, predican un contacto íntimo con la divinidad en el que la naturaleza humana desaparece en favor del envolvimiento en el océano que es Alláh, es la postura de los sufíes.

Ambas tendencias, tradicionales o místicas, tienen sus perfectos correlatos en la tradición occidental del cristianismo. La filosofía nunca rebasó el límite de lo teológico en el Islam como lo hizo en Occidente porque en el mundo árabe fue abortado cualquier intento de crítica secularizadora. El fin de la Edad Media en Occidente vinieron dado por las presiones disolventes, que en el mundo árabe también existió, el movimiento zandaka. Era una especie de ilustración laica. Pero es abortado en el mundo árabe. La tendencia de la racionalización completa que se divorcia de la fe y de la presión de la fe sobre el saber no tuvo ninguna trascendencia en el mundo árabe, pues desapareció hacia el año mil. ¿ La falsafa nunca traspasó la esfera del servicio a la teología. Ni Al Farabi, ni Avicena ni Ibn Rush dejaron de centrarse en la teología: la teología domina completamente al ser.

De alguna manera lo ocurrido en el mundo Islámico fue el reverso de lo ocurrido en Bizancio. En ambos lugares no se dio la difícil estrategia de equilibrio entre Estado e Iglesia, so que una única institución absorbió completamente el poder. En Bizancio fue el Estado, y en el mundo islámico fue la religión. Una religión laica además, porque no tenía la institución de una Iglesia, lo que acentuó y radicaliza el carácter absoluto. En el 90% que no es chií o místico! se llegó a una construcción de un mundo en el que la religión satisfacía todas las necesidades sociales lo suficiente como para car una gran estabilidad. El nivel de racionalidad necesario lo aportaba una base de la falsafa aristotélica con unos toques neoplatónicos.

Se aportaron los elementos estructurales suficientes para que floreciera una espléndida literatura y ciencia, la cultura årabe fue una cultura de éxito, estable y perdurable, y llegan hasta nosotros casi intentas. La monarquía abasí, en su política de incorporación y tolerancia logro crear un clima prodigioso, muy diferente del islamismo revolucionario y feroz que contemplamos en la actualidad. La tradición árabe no es estés la de encontrar formas organizativas subordinadas a la constitución teológica del kalam, pero en la que los individuos pueden hacer objeto de sus elecciones propias en libertad. Casi todas las ideologías violentas del Islam son originarias del siglo XIX.

La historia del Islam es la de un gran éxito cultural, pero no ha dado lugar a la inquietud o a la perturbación, que es exactamente el signo de la filosofía.