51. El Islam II

Planteábamos dos preguntas al final de la lección anterior:

¿Existe la posibilidad de evolución de un islamismo, o es la teocracia tan determinante de la comunidad que lo hace un proceso irreversible?

En la construcción de esta forma de teocracia, ¿cuál es el sentido de la apelación al conocimiento, que está en el propio Corán?

La comunidad Islámica sintió desde el origen la necesidad de crear un modelo político, y ante la inexistencia de un Estado, la necesidad de crearlo según la ley de Dios. Esta aspiración se denomina siyyasa. Como primer elemento supone la superación del punto de vista étnico, para ser substituido por la comunidad de los creyentes. La siyyasa se organiza de acuerdo a dos criterios básicos:

1. La obediencia a quien setenta el poder, porque lo tiene en nombre de Alláh. Hay que buscar los modos para que el que tiene el poder lo tenga por voluntad de Alláh. La sharía es la expresión legal de esa voluntad de Alláh.

2. La sura, o consulta a los creyentes, llamada a proponer una tensión dialéctica con el principio de obediencia.

Los intelectuales árabes siempre están divididos entre estos dos principios. La esencia de la sura es una distinción más básica que se sobrepone a cualquiera de las divisiones que se han producido en el mundo islámico.

La sharía se establece conforme al dictamen de los sabios, y para construir una teoría política, todo queda determinado por las relaciones jurídicas que resultan variables, y que dan lugar a la construcción del fiqh, el derecho. El fiqh ha sido objeto de una pesquisa racional: el derecho musulmán nace del musulmán, pero no por ello no se ve sometido a procesos de racionalización, que darán lugar a escuelas distintas de acuerdo con sus propias inclinaciones.

La cuestión es saber cual de los dos puntos, el fiqh o la sharía, pesan más en la generación de la cultura islámica. El fiqh es siempre una realidad subordinada a la sharía, por eso es constitutivo al mundo árabe la existencia de unos pilares del islam que no penden ser discutidos por ninguna configuración positiva del derecho. Esos pilares están constituidos por los denominados cinco preceptos, cuya función estructural es troncal a toda cultura islámica, y común a todas ellas por muy enemigas que sean. El derecho tiene una irremediable limitación impuesta por la sharía, siempre y en todo caso. Los cinco pilares de la Sharía son:

1 La Shahada o testimonio. Todo musulmán tiene que establecer el testimonio de Alláh.

2. La Zalá, azalá o salat, oración. Se es musulmán porque se sigue Precepto de la oración. Quien no lo siga está excluido de la comunidad Dar el Islam, comunidad de los creyentes o Umma. Quien no sigue la oración ni siquiera es considerado sujeto de fiqh, o derecho.

3. El Zakat, o limosna. Se da limosna para que todos los miembros de la Umma sean iguales.

4. El Sawn, o ayuno.

5. El Hajg, o peregrinación a La Meca. Una vez en la vida. Es un precepto que admite restricciones, y hay que conectarlo con la limosna. La excepción es para quién no puede pagarse los gastos del viaje. Es una cierta tolerancia que se formula por el carácter universal del precepto.

Existe un sexto precepto, que es el único ejemplo en el que el fiqh ha logrado meterse en la esfera de la sharía. Si en los otros cinco se hubiera producido esta inferencia, podríamos hablar de una posibilidad de modificaciones de la teocracia. Lo que ocurre es que este sexto precetpto no figura en los textos iniciales de los sultanes ortodoxos, lo que refuerza la idea de que todo aquello que es propio de la sharía no está en la teoría política sujeto a discusión. Este precepto está fuera de la ortodoxia, y es la Jihad. La Jihad establece, en las versiones más extremas, que fuera de la esfera de los creyentes sólo queda la comunidad susceptible de conquista y sometimiento. El wahabismo, totalmente vinculada a la familia reinante en Arabia Saudí no es representativa del mundo islámico, y en general Jihad no significa guerra santa, sino esfuerzo personal que hay que poner en mantener unida a la comunidad de los creyentes. En tėrminos de la tradición islámica general la versión extrema de la Jihad es muy poco representativa.

El valor de los cinco preceptos es mucho mayor que su contenido concreto, pues es crucial en la semántica del Islam. La Umma, como comunidad de musulmanes está constituida sobre ellos, y la teoría Política árabe nunca ha podido rebasar la zona de influencia de estos pilares de la sharía, salvo en el sexto precepto, y sólo porque eón es un precepto propio de la sharía, y por tanto no es un verdadero pilar. Islam y teocracia significan una misma realidad. La filosofía (falsafa) estará establecida en el orden del fiqh, y como tal siempre subordinada a la sharía.

Un sistema que se basa en la obediencia aunque haga un huevo en la consulta, pero que no reserva a esa consulta ningún elemento constitutivo del Estado, provocó una secuencia de acontecimientos que forjaron la identidad árabe. Ciertos elementos fundamentales ocasionaron esta relación absoluta entre fiqh y sharía. Las diferente orientaciones del Islam no tocarán esta relación.

La muerte de Mahoma inicia el período de los llamados califas ortodoxos, que formaron el llamado califato bien guiado o califato Rashidun. No habiendo dejado ninguna instrucción de cara a su sucesión, de modo que se hace necesario un mecanismo para arbitrar la sucesión profética. El hecho profético acaba con él, pero el mecanismo interpretativo se determina como la extensión de la profecía. A falta de otros criterios, y en presencia de los clanes muy ricos de La Meca y los clanes de Medina, se llega a la decisión de que los herederos de Mahoma deberían pertenecer a los miembros de su familia, que por definición no tenían intereses en ninguno de los dos clanes. Estos herederos de primera generación redactan el Corán, Abu Bakr fue el primero, reinando del 632 al 634. Del 634 al 644 reinó Umar ibn al Jattab. El tercero de los califas ortodoxos fue el primero de los Omeyas, Uthman ibn Affan reinó hasta el 656. Durante su califato se escribió el Corán. Para hacerlo se toman en cuenta tres tradiciones distintas: la de Persia, la de Irak y la autónoma de los herederos del profeta. El califa y su grupo armonizó la diferencia en un canon común y declaró la invariabilidad del mismo para toda la eternidad. El cuarto califa es el que introduce las dificultades que pesarán sobre el Islam en adelante. A la muerte de Uthman hay dos posibilidades de sucesión: Alí, yerno de Mahoma, y por lo tanto sucesor natural pues sobre él confluyen todos los elementos de la legitimidad sucesorios profética; Aisha, una de las viudas de Mahoma estaba enemistada con Alí, y lo acusó de ser el asesino del Tercer Califa, su partido proponía a los Omeyas. Esto da lugar a una guerra civil que en 656 acaba con el triunfo de Alí, que es nombrado califa sin el reconocimiento de los Omeya. (Los Omeya son los representantes de los clanes de Medina, no de los de La Meca).

Lo cierto es que la situación se agría entre el Califa y el aspirante, hay una nueva rebelión y ello da lugar a la Primera Guerra Civil Árabe, o Primera Fitna, que duró de 656 a 661 y fue decidida en la Batalla del Camello con victoria de Alí. Se propone un arbitraje que es negado por una facción, que fueron llamados los jariyíes. El partido de Alí se ve debilitado con ello, termina asesinado y el mundo islámico queda dividido en sunníes (que prestan apoyo a los Omeyas) y chiies (partidarios de Alí). El mundo islámico había quedado para siempre dividido en tres facciones.

La gran diferencia es que los sunnitas aceptan que el Califa es el que representa a la comunidad de los hombres, siempre de acuerdo con la sharía. Es pues uns primera formulación que da entidad a las instituciones políticas separadas de la religión. El sunníes o cree que el gobierno del Islam es un gobierno delegado de la sharía pero que tiene un ámbito de autonomía para la organización del fiqh como forma de establecer una relativa autonomía de lo político. Esta institución civil no puede ser pensada al margen de la teocracia, pero tiene una cierta autonomía, puede legislar con una cierta forma política. Por eso los Omeyas son creaciones de instituciones políticas como la supresión de la comunidad de los iguales, otorgan privilegios a la etnia árabe, que conformaría una especie de aristocracia de mundo islámico. Por debajo estarían los convertidos no árabes. Estarían obligados a pagar unos impuestos diferentes a la limosna, mientras que los primeros no. Finalmente están los dhimníes, los acogidos, poblaciones conquistadas que no se convierten al Islam. El sunnismo practicó con ellos una cierta tolerancia alejada del igualitarismo, tenían que pagar más impuestos aún.

Lo que nos importa es que en el sunnismo hay un cierto debilitamiento de la rígida relación subordinada del fiqh respecto a la sharía, del derecho gente a la ley de Alláh. Hay una cierta autonomía del derecho, siempre relativa, pueda no se puede ir en contra de la sharía en ninguna versión del Islam, y por eso será en el marco del sunnismo donde la filosofía tendrá un nicho de existencia.

El otro resultado de la Primera Fitna dio lugar a una estructura totalmente diferente: la de los chiíes. El mundo chiste se refugió en la zona persa, coincidiendo con el antiguo imperio sasánida. Los chiíes tuvieron un contacto con un mundo no griego, más bien zoroástrico, y por lo tanto mucho más impregnados de pensamientos gnósticos y herméticos en los que las tendencias neoplatónicoas infeccionadas por misticismo a varios estaba a flor de piel. Buena parte de la configuración teórica del chiismo se debe a ello, en particular su dificultad de engarzar con cualquier forma de filosofía griega, que había llegado a ellos ya muy filtrada por las doctrinas gnósticas. Más importante aún es el hecho de que en el chiismo los herederos de Alí, a diferencia de los sunníes, no aceptaron de ninguna forma una construcción estatal fuera de los límites estrictos de la teocracia. El poder no puede estar en manos de un Sultán, que tenga que aceptar, negociar, inquirir. Por el contrario, sólo impera la sharía, cualquier ley que por razones coyunturales deba ser formulada debe ser pensada en términos de la sharía y los cinco preceptos. El poder no debe aplicarse a una institución del estado como es el Sultán, sino a quien tiene en mano la encomiendo de divulgar el Islam, y ese no es el Sultán, sino el Imán.

El chiismo siempre debate al sunnismo, bajo acusación de racionalismo teológico, el chiismo es equivalente a autenticidad islámica, mientras que sunnismo es colaboracionismo con los infieles. El chiismo ha sido una limitación para la evolución del mundo islámico que se ha producido una continuidad en el islamismo en la que no ha habido quiebra dentro de sus convicciones.

¿Qué posición ocupa la filosofía en este mundo? La riqueza de la cultura islámica va a ser esplendorosa, pero es una cultura con respecto a la cual los elementos de continuidad y de debilidad de su debate interno implican que nunca hay una impugnacion de la teocracia. Tan sólo un movimiento, el de los zandaka, o racionalistas propuso tal cosa, y fueron severamente reprimidos en los siglos IX, X y XI. El Islam presenta el problema de irrebatibilidad de su base teocrática, impidiendo todo debate al respecto. Se manifiesta incluso a la altura del siglo XXI como un problema que viene dado a sí mismo en el seno del desarrollo interno de su propia cultura.