ZAMBUJEIRA DO MAR-ALMOGRAVE

Iniciamos la ruta bien temprano, asomándonos al balcón sobre la playa, situado frente a una ermita, contemplando el arenal dejado al descubierto por la marea baja. Continuamos por los senderillos, algunos entablados, que nos acercan a salientes de los acantilados que se asoman a la magnífica playa de "Nossa Senhora", desierta a esa hora de la mañana y en la que bandadas de gaviotas descansan plácidamente en sus orillas. Aunque la ruta oficial muy pronto se despega del filo de los acantilados para discurrir paralela a una carretera, yo decido continuar por los senderos próximos al acantilado, contemplando las vistas que desde allí se ofrecen. Alguno de estos senderos se introducen entre la mata, incluso en algún punto se pegan al acantilado, encontrando obstáculos que habrá que superar con la ayuda de alguna cuerda preparada en el lugar. Llegaremos a una gran roca alargada y que se adentra en el mar, encontrando sobre la costa una torre de madera a la cual no dudé en subirme para ver el paisaje, siendo aquí donde para acelerar la progresión, decido abandonar la aventura de los trilhos y continuar por la carretera siguiendo el camino señalizado.

La carretera es recta y rápidamente nos conduce hasta un pequeño puerto de pescadores llamado "Entrada da Barca", donde encontraremos algunos restaurantes. Descendemos hasta el puerto y una vez allí tomamos el sendero que trepa por la ladera con pendiente acentuada, por lo que habrá que cuidarse de no resbalar y caer. Una vez lleguemos a lo más alto de los acantilados, proseguiremos asomándonos de vez en cuando a su borde para contemplar como rompen las olas o como muchos pescadores faenan con sus cañas a la espera de que algún pez pique en su anzuelo. Tuve la oportunidad de ver a muchos de estos hombres moviéndose con sus vehículos de un lado a otro, cambiando de puestos para conseguir aumentar sus capturas.

Pronto llegamos a "praia do Tonel" que es una gran playa de fina arena, tomada por las gaviotas y que se presenta encajonada entre las paredes del acantilado, siendo de acceso no demasiado fácil. A partir de aquí el camino avanza recto y separado de los acantilados, por un terreno rodeado de arbustos, aunque en puntos concretos las ensenadas pueden asomarse a nuestro camino, pareciendo que nos vamos a precipitar al abismo porque en esta etapa los acantilados son muy altos y rocosos. En las proximidades a cabo Sardao, encontraremos algunos nidos de cigüeñas encaramados sobre islotes o en los salientes del acantilado que por lo abruptos que son, ofrecen seguridad y aislamiento a estos animales. También encontraremos un arco achatado separado de la costa y formado sobre un islote con estratos sedimentarios horizontales.

El cabo Sardao, tiene como faro un gran edificio, rodeado de pasarelas que nos asoman a los salientes costeros y desde donde se puede apreciar la gran altura del acantilado, permitiendo por su carácter prominente tener una visión general de la costa que hemos andado y de la que todavía está por venir. Una vez más la existencia de una finca privada, hace que para sortearla tengamos de dirigirnos a la cercana población de Cavaleiro, distante 1km aproximadamente, donde existen bares y podamos parar a descansar y tomar algo, como yo así hice.

Regresamos nuevamente a la costa rodeando la mencionada finca por el otro lado, encontrándonos en "ponta da Carraca" una pequeña playa, con acceso acondicionado. A partir de aquí la parte alta que corona los acantilados son tierras arenosas, por donde pude encontrar un grupo de motoristas que recorrían la ruta con sus motos de cross. Aunque el sendero se separa de la costa, yo una vez más me mantuve sobre el trilho que está pegado al acantilado, pudiendo descubrir algunos rincones con formaciones de arenisca muy interesantes, a los cuales se accedía descendiendo ligeramente el acantilado hasta un segundo nivel desde el cual se apreciaban las rocas erosionadas. Desde aquí se divisa al norte, un arco de piedra en la pared del acantilado, el cual será en todo momento el centro de atención por su singularidad. Superado este arco los acantilados van perdiendo altura, se vuelven más arenosos y son menos rocosos, presentando cubierta vegetal y tierras de colores de tonos rojizos y amarillos.

Llegamos a "porto de pesca da Lapa dos Pombos", donde paro a descansar en alguno de los bancos de madera existentes en la entrada al puerto. Contemplo la costa que hacia el norte se presenta con escasa altura, muy irregular con numerosos entrantes y salientes y flanqueada a cierta distancia por la carretera de acceso al puerto. Cuando reanudo la marcha prefiero moverme por el sendero costero, pero pronto me dirijo a la carretera que se presenta más cómoda y me permite avanzar con más rapidez.

Cuando llegamos a las proximidades de Almograve, encontraremos "praia Grande" cuyo nombre lo dice todo. Descendí el acantilado por donde pude, aunque existen varios puntos de acceso con escaleras y me detuve para tomar el baño del día, a la vez que disfrutaba viendo el atardecer. Terminado el espectáculo reanudo rápidamente la marcha porque el sol ya se había puesto y con escasa luz decidí llegar al pueblo siguiendo la costa, pudiendo disfrutar de las últimas luces de la tarde iluminando los acantilados arenosos. Al llegar a la desembocadura de un arroyo, donde existe una amplia playa, me dirijo por el sendero que se adentra en el "barranco Barranquinho" y que entre la espesa vegetación, ya con muy poca luz, me llevará hasta Almograve donde me hospedé en el albergue juvenil.