CARTAJIMA-LOS RISCOS-JUZCAR

El pasado miércoles 25 de noviembre fuimos de excursión al valle del Genal, en la serranía de Málaga. Salimos de San José hacia las 8 de la mañana, hacía bastante frío por lo que íbamos muy abrigados: gorros, guantes, chaquetones. Cuando llegamos a Cartajima, punto de partida de la ruta, hacia bastante aire frío. Y pensamos todos… “menos mal que nos hemos abrigado bastante” J. Nos hicimos una foto de grupo y partimos. Al principio todo parecía muy fácil, un poco molesto por que eran cuestas hacia abajo pero nada. El camino esta medio asfaltado al principio así que estábamos bastante cómodos. En todo el camino se apreciaban las hojas de castaños en el suelo, una estampa muy otoñal. El paseíto terminó pronto, pues llegamos al fin de un valle donde se acababa la bajada, ahora tocaba subir todo lo bajado o incluso más. Estábamos bien, pero cuando llevabas un tiempo sin parar las piernas se cansaban.

La primera parada que hicimos fue el momento en el que sentimos bastante calor. Algunos llevan abrigos muy gordos y mochilas muy pequeñas por lo que la tuvieron que llevar en la mano. Cuando paramos en las subidas se veían unas vistas bastantes buenas del valle en la que mayormente había castaños, también se veían los pueblos blancos de la zona, con unas muy buenas vistas. Se termina la subida y llegamos a una carretera al lado de un desvío en el que indicaba que a la izquierda estaba Júzcar, un pueblo de la zona y a la derecha el torcal de los Riscos. Nosotros nos dirigimos hacia el torcal, todavía no habíamos ‘’sufrido’’ lo suficiente. Esta carretera no era nada mala, estaba asfaltada pero como no, esto se complicaba, ahora venían las peores cuestas de la excursión, unas cuestas infinitas, bastante inclinadas en las que mientras subíamos el sudor era palpable.

Esta subida bastante pronunciada, que a mi personalmente se me hizo bastante larga, se acabó, llegamos a un llano en el que se veía el torcal no muy lejos, y todos pensamos que era el fin de la ruta que ahora era el turno de bajar, todo lo contrario, tocaba lo peor: subir al torcal. Roca, solo roca, era todo roca todos subíamos saltando, de roca a roca, íbamos en línea todos subiendo rocas, bajándolas, parecíamos cabras. La subida era bastante pesada, y a mí y a la gran mayoría se nos olvidó el agua, un gran error. Hicimos un descanso, en el que pensamos se acabó, pero como había pasado antes, todavía quedaba más. El paisaje era muy bonito y bastante inusual, el paisaje era todo roca, algún matorral, bastante molesto, porque tenías que atravesarlo y yo me arañe la cara. Pero era un paisaje muy original digno de ver. Al fin, después de no sé cuánto tiempo llegamos al final de la subida. Allí disfrutamos de nuestros bocadillos y bebimos nuestro refresco, bastante ansiado, sobre todo el refresco, estábamos sedientos. Mientras comíamos el bocadillo disfrutamos de las bonitas vistas y de la buena compañía, aunque bueno, todo nos dimos cuenta que faltaba alguien allí, ese era Havié (Javier Rosales) que sería de los que más ganas tenia de subir al torcal, pues le toco darse la vuelta ya que una alumna no podía subir más ya que estaba muy cansada. Llegó la hora de bajar, la bajada se hizo más ligerita aunque más de uno se cayó, a alguna se la escuchaba medio gritar y reír de su caída. Llegamos al llano en el que comenzó la subida al Torcal donde esperaba Javier. Esperamos a la llegada de todos y bajamos hacia Júzcar.

Júzcar era el típico pueblo de la zona, aunque no tan típico. Sus casas estaban pintadas de azul, en la fachada de alguna casa, había pitufos dibujados, y en un balcón habían estatuas de pitufos. Nada más bajar al pueblo lo primero que hice fue ir al restaurante que había en la plaza, y comprar una botella de agua de litro y medio de agua. En la plaza había un pitufo con el que nos hicimos fotos. En la plaza nos tomamos otro bocadillo y tiramos a la otra punta del pueblo a donde nos esperaba el autobús. Llegamos al pueblo a las siete de la tarde y cada uno se fue a su casa.La excursión estuvo muy completa, con muy buenas vistas aunque bastante cansada. La recomiendo pero con bastante agua y bastante energía para subir todo lo que subimos.

Crónica escrita por Javier Sigüenza Andrade (1º Bachillerato de Ciencias).

Pdf con la crónica de la ruta