RÍO CUERPO DE HOMBRE-HERMANITOS-TORREÓN-LA CEJA

El domingo (7-6-15) desayunamos en el albergue de Vallejera de Riofrío y siguiendo las indicaciones de su propietario, modificamos el inicio de la ruta prevista para el día, comenzando nuestro recorrido no en el puente de los Avellanares, si no mucho más arriba, en la cuerda del Cascanueces, a la que se accede con el vehículo por el camino que sube la sierra hasta los pinares de las cotas más altas. Como en una de las curvas el coche ya no podía subir, decidimos estacionarlo allí y comenzar la ruta en ese punto. Desde el coche escuchamos a unos montañeros que subían por el sendero que llega a la mencionada cuerda, por lo que nos incorporamos al sendero y comenzamos nuestra ascensión, un poco más abajo de donde teníamos previsto. La senda avanza bien marcada entre piornos en flor hasta llegar a un punto en el cual se abre ante nosotros la garganta labrada por el río Cuerpo de Hombre, con los saltos de agua de la Hoya Cuevas y las cimas de los Hermanitos al fondo. El paisaje ante nosotros es soberbio y no me canso de contemplarlo y fotografiarlo.

Nos dirigimos hacia el río que cruzaremos próximos al desagüe de la planicie de aguas tuertas que hay bajo el refugio de Hoya Cuevas, al cual llegamos pero al no mirar el gps y seguir los pasos del grupo de senderistas cañeros que nos descubrió el camino junto al coche, empezamos a trepar por los riscos tras el refugio que nos llevan a la cuerda de los Hermanitos. Cuando nos damos cuenta del error, ya es demasiado tarde para rectificar y retomar el track que nos llevaba por el valle junto al río Cuerpo de Hombre.

Continuamos la ascensión por la cuerda entre más piornos, que pronto desaparecen al discurrir el sendero pegado a los riscos de la pared rocosa que hay bajo nosotros. Sin darnos ni cuenta, llegamos al primero de los Hermanitos, que Lina y Mariajo consideran un promontorio sin importancia. Cuando las alcanzo y me dicen que han subido a unas piedras desde las que no se puede continuar adelante, yo sorprendido les comento que esas piedras son la cima de uno de los principales hitos del día, un Hermanito. Así que todos juntos lo volvemos a subir de nuevo, descubriendo que si hay camino para desde allí poder seguir adelante y llegar al segundo Hermanito. Cuando llegamos al otro de los Hermanitos (2.293m), tendremos que hacer una pequeña trepa, aunque no exenta de complicación, pero no es imposible y salvadas las dificultades nos encaramamos los tres a la cima. Ante nosotros tenemos las cumbres que coronan la Hoya de Moros y a nuestros pies el nacimiento del río Cuerpo de Hombre. Hacemos las fotos para el recuerdo, destrepamos y continuamos la marcha.

Seguimos avanzando junto a los riscos para poco a poco ir ganando más altura y llegar al vértice geodésico del Torreón (2.400m) ubicado sobre una torre que destaca sobre la cima redondeada de la sierra. Continuamos y llegamos al paso del Diablo, provisto de cadenas que facilitan salvar sin grandes problemas los bloques de granito. La cumbre de la sierra es casi plana y sin apenas desniveles, por lo que caminar por allí es fácil y se hace rápidamente siguiendo los hitos que marcan el camino, que sin darnos cuenta nos llevarán a la portilla de las Agujas o de Hoya de Moros, uno de los puntos más bonitos de nuestro recorrido, donde paramos a hacer fotos. En este punto debiéramos de haber descendido hasta el valle, pero Lina pensó que podríamos acercarnos hasta el Canchal de la Ceja (el pico del cohete) y sin pensarlo mucho decidimos hacerlo, así que sin perder tiempo nos dirigimos hacia allí, con la sorpresa de que cuando llegamos a la Ceja (2.428m) descubrimos que el cohete lo habían arrancado. Desgraciadamente hay gente para todo, incluso entre los montañeros.

Paramos a comer y a reponer fuerzas, mientras veíamos como amenazantes nubes negras que descargaban agua se acercaban hacia nosotros, pero todo fue una falsa alarma, ya que no nos cayó encima ni una sola gota.

El descenso lo hacemos siguiendo los mojones que se encuentran en la suave pendiente de la Ceja por la loma de la Culebrilla, buscando el track de vuelta previsto y que teníamos en el gps. Desgraciadamente en ningún momento pudimos alcanzarlo porque los piornales nos lo impidieron, así que buscamos los pasos desprovistos de piornos, pero siempre alejados de nuestro track. Hubo un momento en el cual no quedó más remedio que caminar unos 50m de piornal para alcanzar un sendero muy bien marcado que nos llevaría hacia el risco de las Mancebas y una vez allí se adentraba en el pinar para ir a desembocar al camino carretero que alcanza allí su punto más elevado y donde deberíamos haber dejado el coche. El avance por este camino nos llevará al sendero que desciende por la cuerda del Cascanueces y por el llegaremos hasta el coche. Como anécdota, tengo que decir que Lina y Mariajo que iban por delante y como siempre charlando de sus cosas y no pendientes del gps, no se dieron cuenta de que habían llegado al coche y siguieron su particular descenso. Cuando un poco más tarde yo llegué al coche, no daba crédito a lo que estaba pasando y creyendo que me estaban gastando una broma y se habían escondido entre los arbustos empecé a buscarlas entre los matorrales, al no encontrarlas no me quedó más remedio que sentarme a esperarlas. Afortunadamente a los pocos minutos aparecieron no quedando más remedio que reírnos por lo sucedido.

En Candelario tomamos una cervecitas y sin más demora cogimos la carretera de vuelta hacia Sevilla a donde llegamos sobre las 23h. Y colorín colorado las rutas en Gredos en el puente del Corpus se han terminado.

Marcado el camino seguido en la ascensión, por el margen derecho del río Cuerpo de Hombre.

Junto a los Hermanitos, después de haber conquistado la cima.

Marcado el recorrido seguido por la cuerda de la sierra de Candelario, y comienzo del descenso.

Panorama del valle por el que discurre el cauce del río Cuerpo de Hombre, y los Hermanitos a nuestra izquierda.

Caminando por la cuerda de la sierra de Candelario, y con vistas al gran valle de la laguna del Duque en la vertiente este de la sierra.

Vista hacia el norte desde el Canchal de la Ceja, con el Calvitero al fondo y a nuestros pies el valle de las lagunas del Trampal.