CORTALAZOR-CHARCO MALO
CORTELAZOR-CHARCO MALO-CORTERRANGEL-GARGANTA DUNDÚN
Cortelazor (Huelva)
6 de mayo de 2017
Tipo de sendero: Ruta circular Duración: 8h
Longitud: 17 km Desnivel máximo: 203 m Dificultad: Media
Perspectiva de la ruta.
Cascada en el Charco Malo. De derecha a izquierda: Montse, Estrella, Eugenio y Antonio.
Perfil de la ruta.
Lavaderos en Cortelazor.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Esta ruta con forma de ocho, no es más que la unión de otras dos, que combinadas nos van a permitir descubrir rincones con especial encanto en la sierra de Aracena. Estacionamos el vehículo en el aparcamiento que encontramos en la entrada de Cortelazor e iniciamos la ruta tomando a nuestra derecha, la primera calle del pueblo que asciende en pronunciada pendiente. Luego veremos un cartel indicando la dirección al Charco Malo, para inmediatamente salir de la población por un camino señalizado, que al principio aparece rodeado de paredes de piedra cubierta por musgo, en un entorno húmedo y de umbría. El resto del sendero discurre por el monte en el que se suceden los pinos y el bosque Mediterráneo, que en estos días de primavera estaba poblado de jaras en flor y lavándulas.
Cuando lleguemos al arroyo de la Guijarra, descubriremos una garganta cubierta de vegetación entre la cual se intuye el discurrir del río gracias al sonido del agua. El descenso hasta el, se hace por un sendero con fuerte pendiente, debiendo realizarse con cuidado para no resbalar.
Una vez que llegamos al arroyo el ambiente sombrío y húmedo ha generado un bosque en galería sorprendente, por la abundancia de musgo que cubre las rocas del entorno. No parece que estemos en Andalucía, porque aquí estamos acostumbrados paisajes mucho más secos. Nuestro recorrido remonta unos 400 m del cauce del arroyo de la Guijarra siguiendo un estrecho sendero que inicialmente discurre por el margen izquierdo y luego en el tramo final lo hace por el derecho. Los rincones que vamos descubriendo nos sorprenden a medida que avanzamos, hasta llegar a una cascada que cae entre las rocas y de la que solo se ve el salto final. Se pueden remontar estas rocas para llegar a la parte alta de la cascada, donde descubriremos un charco o remanso, previo al salto de agua que está muy encajonado. Quizás sea de aquí, de donde toma nombre este lugar. Retornamos siguiendo nuestros pasos hasta el lugar donde encontramos el arroyo, para cruzar a su otra orilla y ascender por la ladera derecha del valle, siguiendo un sendero que se adentra entre la espesa vegetación formando un túnel. Una vez estemos en lo más alto encontraremos un cortijo y un camino carretero que hemos de seguir hasta una bifurcación que coincide
con uno de los GR de esta sierra. Nosotros nos desviaremos por la izquierda, donde el camino se despeja de arbolado, pudiendo ver a la izquierda Cortelazor y a la derecha, abajo en el valle, la aldea de Corterrangel hacia la cual nos dirigimos. Para ello hemos de volver a descender por un camino que nos llevará hasta el poblado, donde tuvimos la oportunidad de visitar a unos conocidos de Eugenio y Estrella. Esta aldea cuenta con una población estable, con casas reconstruidas aunque ofreciendo un aire muy rural.
Terminada la visita volvemos a subir la ladera de la montaña desandando nuestros pasos, hasta que en la parte más alta continuaremos por el sendero que nos devuelve a Cortelazor. Este camino volverá a descender hasta el arroyo de la Guijarra, que podremos cruzar sobre rústico puente, existiendo un camino empedrado y bien conservado en todo su trayecto, rodeado de jarales en flor y florecillas silvestres.
Cuando llegamos a Cortelazor paramos para comer en uno de los bares de la plaza del pueblo, donde el servicio no fue todo lo rápido que deseáramos, por lo que nos retrasó bastante tiempo en nuestra ruta.
La segunda etapa de la ruta del día, nos va a llevar hasta la garganta de Dundún, siguiendo un sendero señalizado y que coincide en buena parte con el camino entre Cortelazor y Valdelarco.
El camino en visible estado de abandono por la vegetación que parece querer cubrirlo, aunque en buenas condiciones para poder caminar a través de el, discurre entre castañares abandonados y bosque Mediterráneo. Pronto alcanzaremos la garganta de Dundún, descendiendo hasta el arroyo Valdelarco, atravesando un bosque en el que podremos contemplar bonitos rincones. sorprendiéndonos la belleza del lugar, cuyo entorno se ha despoblado de arbustos para poder llegar a contemplar una pequeña cascada. Aquí permanecimos descansando un rato, disfrutando de la placidez y tranquilidad de este bonito sitio. Terminado el descanso hemos de cruzar el arroyo y volver a ascender la ladera de la montaña, para dirigirnos hasta el paraje de las Casas de Cortebrullo, donde existen unas viviendas rodeadas de dehesas que esta vez no parecían estar abandonadas. Aquí hemos de dejar el camino señalizado a Valdelarco, para desviarnos por la izquierda siguiendo otro camino que desciende hasta llegar a un arroyo, junto al cual existe una casa en cuyos alrededores existían unos maniquíes que lucían vestidos y se encontraban dispersos por sus alrededores. Como todo aquello nos pareció muy extraño, nos apresuramos a dejar atrás aquel lugar que nos recordaba alguna escena de películas de terror.
El sendero que discurre paralelo a un arroyo cubierto de helechos y abundante vegetación, desciende hasta desembocar en la garganta de Dundún, la cual remontaremos unos metros para una vez lleguemos a una caseta, cruzar el arroyo de la garganta iniciando un nuevo ascenso entre jaras y bosque Mediterráneo, para una vez alcanzado el punto más alto volver a descender hasta el fondo de un nuevo valle por el que discurre el río Valdelarco en un entorno fresco y de umbría. Volvemos a ascender otra vez la ladera para no volverla a bajar más, pues ya solo nos queda continuar una progresiva ascensión buscando el casco urbano de Cortelazor, que pronto se divisará entre los campos de alcornoques y huertas que rodean esta población.
Llegados al pueblo y una vez despojados de las botas y mochilas, fuimos en busca del Olmo centenario que se conserva en una de las placitas de Cortelazor, para posteriormente terminar en uno de los bares tomando unas cervecitas y tapas para reponer fuerzas antes de regresar a Sevilla.
Agradezco la compañía de mis amigos de senderismo Montse, Estrella y Eugenio que una vez más me acompañaron en esta magnífica ruta primaveral por la sierra de Aracena, con los que disfrutamos del camino entre risas y conversación amena y divertida.
(Este álbum cuenta una historia cronológicamente ordenada, por lo que es recomendable ver en presentación de diapositivas. Pero antes pon el fondo musical que más te guste, para que visualizar más de 170 fotos resulta más ameno )
Aquí tienes el track de la ruta:
PANORAMAS
Saliendo de Cortelazor y camino del Charco Malo.
Arroyo de Guijara en el paraje de Charco Malo.
Piedras cubiertas de musgo en la umbría del Charco Malo.
Conversación de Estrella, Montse y Eugenio en las proximidades de la cascada del Charco Malo.
Plaza principal en Cortelazor.
Castañares abandonados en el camino a la garganta Dundún.
Dehesas en casas de Corte Brullo.
Dehasas primaverales en las proximidades de Cortelazor
Vista panorámica de Cortelazor.