ETAPA-1 TINQUI-PACCHANTA

El mismo día que nos desplazamos desde Cuzco hasta Tinki, y después de comer en una casa donde servían comidas caseras típicas de la zona, iniciamos la ruta de la 1ª etapa, pero no caminando, sino en el mismo taxi que nos había traído desde Cuzco, porque entre Tinki y Pacchana existe un camino carretero sin asfaltar que comunica ambas poblaciones y por la que cualquier turismo puede circular sin grandes problemas. Este camino de tierra discurre por un altiplano despoblado, desde el que es posible divisar buena parte de los nevados de la cordillera Vilcanota así como el macizo del Ausangate, cuya cima entre nubes se dejaba ver tímidamente de forma esporádica. Me llamó la atención ver algún cementerio junto a la carretera, cuyas pintorescas tumbas componían sorprendentes estampas con las montañas nevadas como fondo.

Un par de kilómetros antes de llegar a Pacchanta, dejamos el coche y comenzamos a caminar por el altiplano, aunque pronto nos fuimos acercando a un gran valle, por el que discurría el río al que desaguan las fuentes de aguas termales de Pacchanta.

Pacchanta es una pequeña población, que aglutina un puñado de viviendas y que dispone de algunos servicios comunitarios como escuela, iglesia y un poco más adelante en otro núcleo de viviendas junto a las fuentes de aguas termales, dispone de rudimentarias piscinas para baños, así como de pequeños hoteles con bar y restaurante. En los corrales para el ganado y en la ribera del río, pudimos ver los primeros rebaños de llamas y alpacas, algunas de ellas cubiertas por una manta que rodeaba su cuerpo, supongo que con el objetivo de preservar su lana y hacerla si cabe, más valiosa.

Atravesamos el núcleo urbano de casas dispersas, para comenzar a ascender hacia un conjunto de viviendas ubicadas en una colina cercana al pueblo, donde nuestros arrieros montaron el campamento y desde donde se podía divisar la cabecera del valle con los dos núcleos urbanos de Pacchanta.

Después de descansar en las tiendas de campaña, decidimos bajar a la zona termal para tomar un baño en las piscinas, siendo necesario para ello caminar entre los corrales delimitados por muros de piedra, en los que se encierra al ganado.

La piscina abierta al público, disponía de una pequeña caseta para poder cambiarse de ropa, aunque carecía de mobiliario y cualquier tipo de comodidad. Las aguas estaban bastante calentitas, pero no estaban limpias, pues a pesar de que estas corren y se renuevan constantemente, se encontraban llenas de pelos, los cuales se enredaban entre los dedos de las manos, dando muy mala sensación de falta de limpieza y de higiene. Tras merendar en uno de los bares, iniciamos la ascensión de vuelta al campamento, para terminar el día cenando un menú típico antes de ir a dormir. Hay que destacar en estas latitudes los días y las noches durante todo el año, tienen la misma duración de 12h, poniéndose el sol a las 18h y amaneciendo a las 6h.