CARTAJIMA-CANCHA ALMOLA-LOS RISCOS

Crónica de la ruta escrita por Mario Domínguez en el foro de CMG

BP. De Montequinto. Insigne lugar en la memoria donde Conmigente se da cita para las múltiples expediciones semanales.

Ocho en punto. Típica mañana otoñal, un numeroso grupo compuesto por Roberto, Ángel, Elena, Therese, Montse , Carlos, Mario, Paqui, Lupita,

Lourdez, Estanislao, Nino, Quique, Rocío, Pi, Amparo, Jose Manuel Conchi y Antonio Franco el jefe de la expedición.

Besos y abrazos. Todos fuimos Saludados, abrazados y besados por todos. Inmediatamente nos distribuimos en los coches y nos dirigimos al Rincón Taurino. El restaurante Rincón Taurino de Ronda se encuentra en Ctra. San Pedro, km 10,5.

Cafés, tostadas, y sumos. Estos fueron los alimentos que los componentes del grupo pedimos para nutrirnos a la hora del desayuno. Una vez terminado este gran momento que sirve para toma de impresiones y acercamiento entre los nuevos, llegó Monse y nos dirigimos al punto de partida.

Punto de inicio de la Ruta. En Cartagima junto al cementerio dejamos los coches. Mochilas, sonrisas, ilusiones, fueron las medicinas que el grupo administró para contrarrestar la prima de riego, Grecia, Merquel, Sarkoczí y otros virus que traíamos de la semana. Inmediatamente la medicina hizo su efecto y para entonces nos encontramos en un lugar mágico un desierto de piedras denominado Canchal de Almola. El cielo estaba encapotado pero sin amenaza de lluvia. El cerro o cancha de Almola, se trata de un impresionante cerro instalado sobre una antigua zona de erosión, con grandes dolinas al norte. Tiene una altura de 1.406 metros y se caracteriza por la presencia de grandes paredes verticales de más de 300 metros.

Cumbre del Almola. Con más o menos cansancio todos los integrantes de la expedición fuimos coronando el mítico cerro. Allí nos esperaban los miembros más aventajados para hacernos las fotos que inmortalizarían ese momento.

Descenso del Almola. Tras las fotos de rigor y con las expresiones de felicidad todavía sobre nuestros rostros , procedimos al descenso. Algunos pasos un poco comprometidos nos esperaban. Pero era tal la cohesión del grupo , y el ánimo tan alto, que estos quedaron reducidos a la nimiedad. Alguna piedra suelta y alguna caída que provocaron risas, fue lo único a destacar. En el camino visitamos una gruta refugio de cabras, pastores y montañeros en días de lluvia, nos adentraba de un valle a otro dando un efecto de Alicia en el país de las maravillas.

Cuando terminamos el descenso, encontramos un lugar ideal para comer. Son momentos donde se impone el silencio y la meditación. La degustación de alimentos propios y ajenos hace que el estomago y el cerebro vuelvan a retomar nuevas energías para proseguir la marcha.

Por Los Riscos de Cartagima. La caliza ha sufrido un fuerte proceso de erosión que ha provocado la aparición de torcales, que tienen su máxima expresión en los Riscos. Esta zona, que se encuentra a caballo entre los municipios de Júcar y Cartajima, es sin lugar a dudas, después del Torcal de Antequera, la formación más impresionante del paisaje kárstico de Málaga. Al igual que en el Torcal la presencia de flora y fauna de especial singularidad es muy significativa, Los Riscos que alberga un museo de formas kársticas. La suma de todos estos elementos es lo que da la verdadera identidad al paisaje. Las características de la roca dan lugar, además, a formaciones que recuerdan figuras animales y humanas.

Pues nuestra incursión por este paisaje hizo que nuestras mentes se abrieran a todo tipo de fantasías y nuestros sentidos se potenciaran hasta el frenesí de forma natural, sin necesidad de sustancias psicotrópicas. Aunque me consta que algunos componentes de la expedición abusó del chocolate durante la comida.

Vuelta a Cartagima. Bosques de castaños. Cuando salimos de Los Riscos estábamos en el ocaso. Bajamos una pronunciada pendiente con dirección a Júzcar . Los castaños con sus hojas doradas empezaron a rodearnos. La luz del crepúsculo nos envolvía en una agradable atmosfera de misterio. Para algunos era su primera experiencia de andar de noche por el campo. Pronto se fueron encendiendo los frontales uno a uno, la gente se fue reagrupando en pequeños grupos según sus fuerzas. Una interminable cuesta de varios Km nos acompaño la parte final del recorrido. Las luces y las sombras se alternaban entre los bosques circundantes, a veces castaños otras alcornoques.

Final de la ruta. Cerveza en Cartajima. Cuando llegamos al pueblo el grupo quedó consternado ante la ausencia de uno de sus componentes. Se decidió que algunos fueran a los coches por si se encontraba allí y otros nos quedamos esperando por si volvía. Pronto recibimos una llamada en la que se nos dijo que nuestro amigo estaba a salvo. El grupo se alegró muchísimo. Tras reunirnos con él y escuchar su razonable versión, y ponerle un castigo ejemplar, nos fuimos a tomar una cerveza que él pagó.

Fin de la jornada. Como era un bar de pueblo, no estaba acondicionado para un grupo tan numeroso. Es por lo que el que os narra propuso ir al lugar que siempre está a la altura de estas ocasiones, El Cortijo. Guiso de tagarninas, revueltos, sopas de picadillo y suculento postres fueron el colofón de tan memorable hazaña.

Saludos. Mario.

Panorama de la Cancha Almola en el camino de ascenso hacia la cima.

Panorama del valle del Genal durante la ascansión a la cima de la Cancha Almola.

Panorama del valle del Genal desde la cima de la Cancha Almola.

Estanislao iniciando la ascensión a la Cancha Almola.

Torcal de los Riscos.