LAGUNA DE CHURUP

Esta es una de las típicas rutas de aclimatación a la altura que suele hacerse cuando uno quiere prepararse para realizar montaña en la cordillera Blanca. En nuestro caso, un taxi nos subió desde Huaraz hasta Pitec siguiendo una tortuosa pista que al principio comunica numerosos poblados dispersos por la montaña, hasta la cota 3.600 m en la que estos desparecen, enfilando la pista hacia la quebrada de Cojup que conduce hasta los nevados Ranrapalca, Pucaranra y Palcaraju. En la boca de la quebrada, nos desviamos hacia la siguiente quebrada que es la de Quilcayhuanca, entre las cuales se encuentra el poblado de Pitec, que no es más que un grupo desperdigado de casas donde el taxi nos deja. Allí se encuentra el sendero que nos conduce hasta la laguna de Churup y el nevado del mismo nombre, situados dentro del Parque Nacional Huascarán.

Antes de comenzar a caminar hemos de pagar al guarda una tasa por el uso de los caminos, que es una fuente de ingresos de las comunidades locales y que servirá para financiar sus necesidades.

El sendero muy bien preparado al principio, gana altura rápidamente y nos lleva hasta lo más alto de la loma, quedando a nuestra derecha un profundo valle por donde discurre el arroyo de desagüe de la laguna. Frente a nosotros, entre las paredes del valle podemos ver la cima del nevado Churup y trás nosotros otras cimas con sus glaciares que asoman sobre las laderas que descienden hacia el valle del río Santa, como son los nevados Huamashraju y Cashan.

Hay un tramo del sendero que discurre casi horizontal, antes de llegar a la pared en la que termina el valle y que habrá que ir ascendiendo haciendo alguna trepada fácil. Aquí descubriremos la exótica vegetación andina, pues hay unos árboles que nos llamaron mucho la atención, sus troncos tienen una corteza formada por láminas que parecen de papel y que se arrancan fácilmente con las manos, luego nos enteramos que se llaman queñuales y que pueblan casi todas las quebradas de los Andes. También la flora sorprende, pues hay margaritas amarillas de gran tamaño y muchas otras con formas raras que nunca antes había visto en Europa. Tanto exotismo me retrasa pues no puedo dejar de hacer fotos a tanta planta rara que me voy encontrando y que no tengo en mi colección. En algún punto del camino hay cables que nos ayudarán a sortear las empinadas rocas, pero se progresa sin gran dificultad, aunque bueno es avisar de que existen estos obstáculos. Poco antes de subir el último tramo con más pendiente, encontraremos una zona llana donde existe la posibilidad de acampar y donde vimos alguna tienda plantada. Ahora si subimos decididamente hacia la laguna, en algún momento tenemos que cruzar el arroyo con alguna cascada y tras pasar una pequeña cerrada, descubriremos ante nosotros la impresionante laguna de Churup y su nevado que se refleja en sus aguas. Un cartel nos anuncia que hemos llegado y la altitud a la cual nos encontramos 4.450 m, el punto más alto en el que hasta ese momento había estado, superando a la cima del Toubkal en Marruecos que solo tiene 4.167 m.

Ese día había abundante nubosidad que se quedaba atrapada en la cima del nevado Churup y aunque nos dejaba algunos copos de nieve no amenazaba ir a mucho más. Algunos más precabidos decidieron bajar inmediatamente, pero otros más arriesgados decidimos avanzar algo más por la orilla de la laguna, descansar, comer algo y disfrutar del paisaje. El acierto fue pleno y algunos claros se abrieron en el cielo que dejaron pasar los rayos del sol para contemplar el colorido y la belleza de aquel lugar. Descenderemos por el mismo sendero, disfrutando de las vistas que antes quedaban a nuestra espalda.

Algo curioso me sucedió. A mitad de descenso nos encontramos con un grupo de Norteamericanas que al cruzarse con nosotros preguntaron por Antonio el de Sevilla, cosa que me dejó perplejo, pero es que cuando pagaron al guarda y firmaron en el libro de visitas de la ruta, leyeron que ese día y allí había alguien de la ciudad en la que ellas habían estado viviendo durante todo ese año por motivos de estudios. Eso demuestra que el mundo es un pañuelo.

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Huaraz situada a una altitud media de 3.050 m. es la capital del distrito de Ancash y es allí donde nos establecimos cuando permanecimos en Perú, después da haber pasado previamente por Lima. Nos alojamos en el albergue "La Casa de Zarela", con gran ambiente montañero y desde donde parten expediciones con toda su intendencia, con destino a las montañas peruanas.

La ciudad casi no tiene patrimonio arquitectónico, porque un terremoto la destruyó casi totalmente en el año 1970. Está conformada por edificios de nueva construcción pero de dudoso gusto y casi todos ellos a medio construir, sobresaliendo en sus azoteas la ferralla que dará continuidad a nuevas plantas todavía sin construir. Tiene un museo arqueológico interesante y lugares en los alrededores que se pueden visitar, entre ellos la laguna de Churup, que por razones obvias no nos perdimos.

En las próximidades aunque al otro lado de la cordillera se encuentra Chavín de Huantar, que en uno de los días que ganamos al trekking Huayhuash, decidimos visitar.

Camino de ascensión por la morrena del antiguo glaciar que descendía desde el nevado Churup.

Laguna de Churup y su nevado al fondo.

Nevados de la cordillera Blanca que se divisaban hacia el sur.

Panorama hacia el sur de las quebradas y nevados de la cordillera Blanca.

Vista general de la ciudad de Huaraz, en el camino de vuelta de la laguna de Churup.

Vista de los nevados de la cordillera Blanca, desde la azotea del albergue "La Casa de Zarela"

Laguna Queroacocha en el inicio de la ascensión por carretera al puerto y tunel de Kauish que nos conducirá hasta Chavín de Huantar.

Plaza del yacimiento arqueológico de Chavín.