Travesía Garganta del Pinar-Cinco Lagunas-Portilla del Rey-Refugio Elola-Almanzor-Galana-Garganta de Gredos
Parque Natural de Gredos - Reserva Nacional de Caza de Gredos
Navalperal de Tormes (Ávila) 3 de junio al 5 de junio de 2011
Tipo de sendero: Travesía circular compuesta por tres rutas lineales
Longitud total: 41 km Desnivel acumulado subida/bajada: 1.800 m Dificultad: Alta
Plano con la ruta de los tres días
Perfil de la ruta completa
Cinco Lagunas, y punto de partida de la ascensión a la portilla del Rey.
En la garganta de Gredos, con el pico Almanzor al fondo.
CRÓNICA DE LA RUTA
Preámbulo. La semana pasada Antonio Franco y el que escribe teníamos unos días libres y aprovechamos para hacer senderismo por la sierra de Gredos.
Aquí os cuento cómo nos fue. Partimos de Sevilla el miércoles día 1 por la tarde. En honor a la verdad no comencé con buena predisposición. Por un lado, la jornada laboral me había dejado un poso de insatisfacción y, por otro, me sentía cohibido por la perspectiva de un trekking que presentía iba a ser duro. Al contrario que Antonio, no soy ningún “fiera” de la montaña y me preguntaba si las rutas programadas no serían demasiado fuertes para mis capacidades. Sin embargo, para cuando circulábamos por Extremadura ya me había relajado y comencé a disfrutar del viaje.
El cielo estaba despejado y ocasionalmente era surcado por cigüeñas y otras aves. Según la predicción meteorológica el jueves haría buen tiempo, pero a partir del viernes la cosa se complicaría. El motivo era una extraña borrasca que, desde Italia y en lugar de continuar su marcha en dirección este como es lo habitual, volvería sobre sus pasos para alcanzarnos de lleno durante el fin de semana.
Antonio lo había planeado todo al detalle: los tracks, los lugares dónde pernoctaríamos, el equipo que debíamos llevar, etc. Siendo así, ¿qué motivo había para preocuparse?, ¿qué podía salir mal?....Pues que el coche, que aquella misma mañana había pasado la itv sin problemas, se averiase sin previo aviso y nos dejase tirados en Plasencia. Allí pasamos la noche y gran parte del jueves. No fue en vano. Hicimos una más que interesante y formativa ruta cultural por el centro histórico de la localidad, incluyendo visita al parador nacional. Continuamos el viaje ya bien avanzada la tarde del jueves atravesando el valle del Jerte. Bien fuera porque los problemas mecánicos se hubieran solucionado satisfactoriamente (a golpe de VISA, claro está) o por la estimulante visión de los cerezos a punto de recolección, el caso es que ambos nos sentíamos de muy buen humor. Nuestro destino inicial era Navacepeda de Tormes, en la provincia de Ávila. Como llegamos allí antes de lo esperado, nos dimos un baño de “glamour” visitando unos kilómetros más allá el Parador Nacional de la Sierra de Gredos. A continuación, tomamos la vía que conduce a la llamada “Plataforma”, una explanada utilizada para acceder con el coche hasta las proximidades del Circo de Gredos. Caía la tarde y las montañas aparecían en toda su grandeza; las laderas pobladas de inmensos bloques graníticos de color verde, debido al liquen amarillo que los cubre. Aquí y allá grandes manchas negras y pardas de musgo sederramaban sobre las rocas. Antonio se lamentaba de que apenas quedase nieve. Decía que dos años atrás, cuando visitó Gredos a comienzos de Mayo, aún había grandes extensiones nevadas y especialmente todas las cumbres estaban blancas. Empezaba a soplar un viento gélido en la Plataforma donde aparcamos y, de repente, nos topamos con los pobladores autóctonos de la sierra: un rebaño de cabras salvajes cruzó la carretera en tropel. No parecían intimidadas por nuestra presencia y, de hecho, pudimos filmarlas tranquilamente mientras pastaban o median sus fuerzas a golpes de cornamenta. Aparte de ese sonido y algún que otro graznar de aves lejanas, lo que más me sorprendió fue el silencio, tan inmenso y penetrante como el mismo frío. Comenzaba la noche en la sierra, haciéndose evidente la extrema crudeza del hábitat.
1ª ETAPA- Viernes 3 de junio. A la mañana siguiente nos levantamos muy animados. Por fin había llegado el momento de “patear”. Dejamos el coche a las afueras de Navalperal de Tormes, en un prado junto al río del mismo nombre, justo debajo del puente que lo cruza. Comenzamos el primer trak de los planeados, aquel que debía conducirnos hasta Las Cinco Lagunas, situadas a unos 12-13 kms del punto de partida. En primer lugar tomamos una pista forestal que nos llevó hasta la Garganta de Gredos, la cual cruzamos por el puente de las Ranas. En este punto, encontramos un cartel informativo de la ruta indicando que el recorrido a realizar era lineal, fundamentalmente ascendente, con una altitud acumulada de 1400 m. Un poco más allá seguimos la indicación de una “flecha-cartel” y nos adentramos en un sendero que nos llevó hasta el río, el cual cruzamos por un puente de piedras. De nuevo otra bifurcación señalizada mediante flechas de madera; una de ellas (dirección SE) dirigida hacia la Laguna Grande, en pleno Circo de Gredos; la otra (dirección SW) hacia Las Cinco Lagunas. Según se especifica ambos son recorridos de 4 horas de duración. El que tomamos se empinaba considerablemente al principio, pero luego discurría a media ladera durante casi todo el recorrido, dejando el arroyo a nuestra izquierda. En el lado opuesto dejamos el Risco Redondo, una
montaña no excesivamente grande pero que es la más significativa que por el momento encontramos. Pronto, sin embargo, comenzaríamos a vislumbrar en la lejanía cumbres más relevantes. Hasta llegar a ellas una sucesión de bajadas y subidas suaves, así como una serie de prados muy bonitos. El Chozo de la Barranca es una construcción de piedra, situada a 9 kms del comienzo de la ruta, perfectamente habilitada como refugio para unas 6-8 personas. A partir de aquí el camino, hasta
ahora relativamente fácil, se hizo mucho más dificultoso por lo irregular y pedregoso, ganando progresivamente en altura. En realidad, el sendero como tal desapareció, si bien encontramos de vez en cuando pequeños hitos de piedra que nos marcaban la dirección. A su vez, el arroyo fue haciéndose cada vez más sonoro y espectacular, siendo frecuentes la observación de cascadas y saltos de agua de gran belleza.
A mediodía llegamos a la Laguna de Majalaescoba que, si bien en sentido estricto no forma parte del conjunto Cinco Lagunas, nos pareció magnífica. Ya “hacía” hambre, pero decidimos continuar hasta
alcanzar las lagunas más superiores porque seguro que serían más espectaculares aún. Pero éstas se hicieron esperar. Para llegar hasta ellas había que ascender por un desfiladero, en paralelo al arroyo. Subíamos y subíamos y no aparecían: “killo, Antonio, mira que si son 3 o 4 charcos con ranas”. El susodicho (es experto en “animar” al personal) responde: “Es muy posible”. Primero alcanzamos la Laguna Bajera (1,21 Ha) y, tras bordearla, accedimos a la Laguna Galana (0,50 Ha). Seguimos ganando altura llegando a la Laguna Medianera (0,59 Ha) y unos metros más arriba la Laguna Doncella (1,79 Ha). Almorzamos a orillas de la última laguna, la mayor de todas, la Laguna Cimera (5,75 Ha), rodeados de montes pelados, acompañados de un par de cabras que se acercaron a ver qué pillaban.
Era tarde, como las 17:30 horas más o menos. Si queríamos cenar debíamos estar en el refugio de Elola, en el interior del Circo de Gredos, antes de las 20:00 horas. Entre nuestra ubicación y el refugio se interponía la Portilla del Rey. El ascenso a esta formación se realiza por un pedregal, sin mayores complicaciones y en un tiempo razonable. Para el descenso, en cambio, se sigue un camino en zig-zag que es evidente, claro y sin obstáculos (lo hicieron para que Alfonso XII pudiera acceder a los cotos de caza), pero enormemente largo. Se me hizo interminable y mis rodillas sufrieron lo indescriptible.
Además, ya al otro lado nos encontramos con algún que otro nevero que hubo que bordear porque al primer intento de cruzarlo nos hundíamos. Por más que nos esforzamos por acelerar la marcha cuando llegamos al refugio eran las 21:30 horas, a pesar de lo cual nos dieron de cenar.
El refugio está situado en un marco excepcional: un valle rodeado, a modo de circo, por las más altas cumbres de Gredos y ocupado en su parte central por la Laguna Grande, un auténtico lago del tamaño de 16 campos de fútbol. Exteriormente el refugio de Elola es una bonita construcción de piedra acorde con el paisaje. Posee una amplia terraza-mirador desde la que se aprecia una magnífica visión del valle y la sierra que lo rodea. Interiormente, en cambio, sus instalaciones son francamente mejorables. Como llegué sudado hasta las trancas mis necesidades eran sobre todo higiénicas, pero dado que carece de duchas tuve que recurrir a lo que mi abuela llamaba “un lavaillo estilo gato”. Sinceramente, la Junta de Castilla y León debería hacer algo para subsanar algunas deficiencias que son muy básicas.
Álbum de Google Fotos de la 1ªetapa (verlo en presentación de diapositivas)
2ª ETAPA- El sábado 4 de junio. Amaneció soleado. Estábamos literalmente derrotados. “¿Qué hacemos?”. “Yo estoy hecho polvo, tio”. “Yo también”. “Es que irnos después de haber llegados hasta aquí y con la que he liao en el curro para que me dieran estos días..”. “Si nos quedamos es para hacer montañas. Aquí no hay otra cosa que hacer”. “Ok, pero en plan tranqui. Salimos y vamos despacito. Nos paramos cuando nos apetezca y cuando estemos cansados nos volvemos para el refugio”. Así lo decidimos y del tirón nos fuimos para el Almanzor, la cumbre más alta de Gredos, ¡2592 m!. El ascenso fue duro pero no tanto como en principio yo habría esperado y eso que no lo hicimos por el sitio más fácil. Tuvimos que bordear algún nevero y terminamos usando algo más que las manos. A mitad de camino se nos acercó un grupo de 3 senderistas. Uno de ellos era bastante experimentado y gracias a su cuerda pudimos superar un paso estrecho. En la última parte, tal y como me sugirió Antonio, solté amarras; dejé mochila y bastones, y me puse a gatear que, al parecer, se me da bastante bien. Coronamos su cima. No me lo podía creer. Me decía a mi mismo: “¿Qué haces aquí, en un sitio tan alto, un tio tan chico como tu? ¡¡Te puedes caer!!”. ¡Qué sensación!, imposible de describir. Una vez los niveles de adrenalina se normalizaron algo, descendimos unos metros. Estábamos en lo alto de una crestería y soplaba un viento frío. Comimos tras un muro de piedras…momento para la camaradería y alguna que otra confesión entre amigos. A nuestra derecha se encontraba La Galana, el otro pico en el que estábamos inicialmente interesados. Dije: “no parece demasiado difícil salvo en el extremo, que es muy empinado”. Antonio: “Yo voy hacerlo”. “Te acompaño hasta el último tramo, pero por ahora mis rodillas están bien y no quiero fastidiarlas. La última parte la haces tu solo y yo te espero abajo”. Desde donde estábamos la pendiente de ascenso a La Galana era suave, pero cubierta de enormes bloques graníticos. Tal y como había adelantado, a mitad de camino me di la vuelta y dejé que Antonio prosiguiera, pero un rato después lo vi descender. Así pues, dejamos La Galana para una próxima vez..
Tocaba descender. El camino de vuelta estaba básicamente cubierto de nieve. Se ve que por ese lado de la sierra el deshielo apenas había comenzado, pues no se trataba de 1 o 2 neveros aislados como cuando hicimos el ascenso, sino de grandes extensiones heladas. No íbamos provistos del material adecuado para andar por la nieve; en particular, no llevábamos crampones. “Antonio que nos la vamos a pegar, que esto resbala cantidad, tio, y ayer ya vimos que nos hundíamos”. “No hay otra Ángel. Sigue mis pasos e hinca bien el talón en la nieve”. Uff, ¡¡qué yuyu!!. Allí se quedo clavado uno de mis bastones del Decathlon; cuando intenté sacarlo se rompió. “Estarás contento, la pena que tenías porque no había nieve. Aquí la tienes toda!!”. “Killo, pero es que esta pendiente en concreto además de estar helada es muy pronunciada..que me voy pa abajo..¿no podemos tomar otro camino?”. “Tenemos que seguir el track”. Sin comentarios; ¡es lo que tiene ser aragonés!, aunque sea de adopción. Afortunadamente no hubo ningún percance. Llegamos abajo a buena hora. Ya estábamos cerca del refugio cuando paramos a merendar, pero yo no tenía ganas de probar bocado del miedo que había pasado.
Álbum de Google Fotos de la 2ªetapa (verlo en presentación de diapositivas)
3ª ETAPA- Domingo 5 de junio. De nuevo un día radiante. “¡Qué suerte que la del tiempo no acertara!”. Desayunamos temprano y a las 8:30 abandonamos el refugio de Elola para volver al sitio de partida. En teoría, se trataba de un recorrido lineal y en continuo descenso, para lo cual pensábamos seguir un track bajado de wikiloc y que básicamente consistía en caminar por la orilla del río. Sin embargo, en seguida comprobamos que era imposible hacerlo. Al menos por esa zona el cauce del río discurre por desfiladeros, gargantas y barrancos. Tengo una teoría imposible de demostrar. Ese track es obra de un “nota” que estaba aburrio una tarde de domingo y se dedicó a pintar con rotulador sobre un mapa de Gredos.
De otro modo, no se explica que alguien proponga una ruta tan descabellada. Nos olvidamos del GPS y, en su lugar, seguimos los hitos de piedra, coloquialmente denominados “mojones”, con perdón. Ellos si que nos guiaron, durante horas fueron nuestra única referencia, marcándonos un “camino” paralelo pero, a la vez, distante del río.
Tuvimos que superar, una tras otra, sucesivas formaciones, ascendiendo y bajando una y otra vez. El problema es que no había sendero ni nada parecido y, sobre todo, no estábamos seguros de que en esa dirección llegaríamos finalmente al lugar donde, días atrás, habíamos dejado el coche. Por eso nos alegramos mucho cuando encontramos a un grupo de
senderistas que hacían el camino inverso y nos confirmaron que íbamos en dirección de Navalperal de Tormes. Justo entonces encontramos un modesto sendero que comenzamos a recorrer con rapidez. Pero en seguida aminoramos el paso porque el entorno no podía ser más bonito y no era cuestión de perdernos detalle. El caso es que allí estaba la primavera en todo su apogeo. Flores y más flores, de colores y formas increíbles, formando combinaciones extravagantes y llamativas.
Innumerables arroyos y surcos de agua, cascadas, saltos..El agua corría por todas partes con alegría; un agua cristalina y tan transparente que podías ver con precisión el lecho del río. Antonio utilizó la cámara para captar todo bicho viviente con el que se topó hasta agotar la segunda batería. Su frustración fue no poder fotografiar un inusual paraje en el que estaban congregados piornos de un color amarillo intenso y lavándulas moradas. No hay que preocuparse; fotos no le han faltado a este trekking como se comprobará en unos días. Poco a poco, conforme descendíamos, las enormes cumbres de Gredos con sus picos nevados fueron quedando atrás, hasta que desaparecieron de nuestro campo visual. Lo último que recuerdo fue observar como una águila portaba una presa hasta un risco en lo alto de la montaña, la depositaba allí y partía de inmediato.
Nos hallábamos a unas 2 horas del coche cuando decidimos hacer un alto para almorzar acomodándonos sobre una gran roca plana. Minutos antes una nube pasajera dejó caer unas pocas gotas, pero en seguida escampó y, de hecho, la mayor parte del tiempo el sol estuvo irradiando con intensidad. Estábamos en pleno momento “bocata” cuando otras nubes más persistentes se aproximaron y, de repente, sin que diese tiempo a sacar chubasquero, comenzó a granizar primero y llover después. Antes de que llegásemos a cubrirnos ya estábamos empapados. Esperamos un buen rato sobre aquella piedra, pero la tormenta en lugar de amainar se intensificó. Finalmente cargamos con las mochilas mojadas y proseguimos la marcha bajo la lluvia. Para entonces el sendero se había convertido en un arroyo más y nuestras botas en dos balsas de agua. En tales condiciones cruzamos prados, puentes, vaguadas…No dejó de llover hasta que llegamos al coche. Eran las 5 de la tarde. Nos cambiamos de ropa y emprendimos el viaje de vuelta a Sevilla.
Conocedor de la fobia que siento por el volante, Antonio condujo todo el tiempo. En esto (su generosidad) también se nota su carácter aragonés. Llegamos a Sevilla a las 22:30. Algo más tarde reencuentro con la ducha…¡qué delicia!.
Lunes 6 de Mayo, 8 de la mañana, hora punta, atasco en la carretera de Utrera. La radio anuncia que esta semana se esperan retenciones diarias por la salida de las hermandades hacia el Rocio. 20 minutos más tarde me incorporo a la SE-30. ¡Por Dios, qué estrés, me van a aplastar, vaya forma de conducir!, ¿qué le pasa al personal, por qué no se levanta la gente un poco antes para llegar a tiempo al trabajo?.
Pienso: “Esto si es verdaderamente peligroso. Al menos en las montañas hay rocas, árboles, arbustos a los que agarrarte en un momento dado.
Crónica de la ruta escrita por Ángel Velasco.
Álbum de Google Fotos de la 3ªetapa (verlo en presentación de diapositivas)
Aquí tienes el Track de la ruta completa:
PANORAMAS
Antesala del circo de Circo Lagunas.
Cinco Lagunas.
Ascensión a la portilla del Rey y laguna Cimera de Cinco Lagunas.
Riscos de las Natillas y del Gutre.
El Gargantón desde del sendero de descenso de la portilla del Rey.
Laguna Grande del circo de Gredos.
Refugio Elola y pico Almanzor.
Pico Almanzor.
Cara sur desde el pico Almanzor.
Panorama del circo de Gredos, desde la portilla del Venteadero.
Panorama hacia el este, desde la Galana.
Ameal de Pablo.
Piornos en flor, en la garganta de Gredos.