BERROCAL-RÍO TINTO-RIVERA DEL MANZANO-DOLMEN MASCOTEJO
Berrocal (Huelva)
1 de noviembre de 2017
Tipo de sendero: Ruta circular Duración: 7h
Longitud: 15,6 km Desnivel máximo: 231 m Dificultad: Media
Perspectiva de la ruta.
El grupo "Senderistas sin Sombra" en la desembocadura de la rivera del Manzano en el río Tinto. De izquierda a derecha: Juan Manuel, Carlos, Paco, Salvador, Jesús, Maite, Kati, Mercedes, Eulogio y Antonio.
Perfil de la ruta.
Servidor descendiendo el barranco que nos llevaría hasta el río Tinto.
DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Estacionamos los vehículos en la explanada junto a la carretera HU-5104, ubicada después de pasar el puente sobre el río Tinto y tras cruzar la vía del antiguo ferrocarril minero de Minas de Río Tinto a Huelva. Comenzamos a caminar sobe la vía atravesando un primer puente que salva un camino bajo ella y con el río Tinto a nuestra izquierda y en sentido norte-sur. A pesar de que el sol lo tendremos de frente observando el paisaje a contraluz (lo que yo siempre trato de evitar), pero no queda otra alternativa y hay que aceptarlo. Muy pronto llegamos a la estación de Berrocal y tras ella la vía férrea discurre por un desmonte que salva el primero de los meandros del río. Al salir de el, nos encontramos nuevamente con el río a la izquierda y en la otra orilla podremos ver el molino Viejo. Nuevamente otro desmonte, esta vez más profundo vuelve a salvar a nuestra izquierda el segundo de los meandros del río Tinto. Al salir, el río nos sorprende con un lecho rocoso y poco profundo de intenso color anaranjado, precedido de aguas remansadas y profundas de intenso color rojizo. Llegamos al tercer meandro y la vía se adentra entre los taludes de un nuevo desmonte, que nos permitirá alcanzar las ruinas del cortijo del Manzano e inmediatamente el puente y el túnel del mismo nombre. El puente del Manzano se encuentra en buen estado, aunque habrá que atravesarlo con cuidado, porque las barandas ya no existen y las chapas sobre las que caminamos se encuentran muy deterioradas. La visión que desde aquí se tiene del cauce del río Tinto es magnífica, pues este se empieza a encajonar entre los cerros cubiertos de eucaliptos.
Al atravesar el túnel de unos 100m de longitud, es conveniente utilizar el frontal de luz, para evitar tropezar cuando caminemos sobre un suelo muy irregular. Unos años atrás, pasé por aquí y me encontré el suelo cubierto de sales de variados colores, pero el tránsito de la gente que a lo largo de este tiempo ha pasado por este lugar, las han pisoteado y de ellas ya no queda nada. Al salir del túnel nos encontramos nuevamente con el río, pero esta vez a nuestra derecha, pudiendo contemplar el fantástico espectáculo de color de su cauce y las aguas remansadas en algunos de sus tramos, o cuando atraviesan los cantos rodados cubiertos de sedimentos de colores que cementan las piedras al suelo impidiendo que estos se muevan. Continuaremos caminado sobre la vía buscando un lugar adecuado para bajar hasta el río, pues un terraplén contenido por un muro nos lo impiden. Después de andar unos 300m, veremos un senderillo que bajando nos permite llegar al cauce del río, así como una zona de escasa profundidad y abundantes piedras que nos servirán para saltando de una a otra vadear las aguas sin mojarnos. Todos lo conseguimos sin gran dificultad y remontamos el cauce caminando por un sendero bien marcado y algo sobre elevado de las aguas remansadas de Tinto. Cuando lleguemos a una vaguada, veremos que el camino se adentra en el bosque de eucaliptos y remonta en fuerte pendiente la ladera de la montaña. Pronto el sendero llega a un cortafuegos y ascenderemos por el unos 200m, hasta casi llegar a lo más alto. Aquí descansamos contemplamos amplias vistas y nos reagrupamos. Desde este punto divisamos el profundo valle por el que discurre serpenteante el río Tinto con sus aguas rojas, las cuales se dejan ver entre el verde arbolado. Hacia el norte vemos las poblaciones de Berrocal y el Madroño, esta última en la provincia de Sevilla.
Caminamos unos metros y buscamos el punto en el cual el track del GPS se adentra en el eucaliptal, pues no existe sendero marcado en el terreno y caminando un fuerte descenso entre la maleza, vamos buscando un arroyo que se encuentra limpio de vegetación y por el que prosigue nuestro acentuado descenso, si más dificultad que la de salvar los saltos del agua, aunque el arroyo bajaba prácticamente seco. Bajo la cubierta vegetal se ha formado un túnel con bonitos rincones. Tras dejar atrás un descenso de casi 175m llegamos al fondo del barranco Manzanillo, también si agua, por el que caminamos unos 300m hasta llegar a la rivera del Manzano, por la que podremos caminar sobre el seco lecho, que únicamente presenta algún charco aislado después de uno de los periodos de sequía más intenso de los últimos años. Algunos tramos rocosos del lecho, tienen curiosas formaciones debido a la erosión del agua, otros simplemente están formados por guijarros que a diferencia de los que encontramos en el río Tinto están sueltos sobre el terreno arenoso. Seguimos recorriendo cinco meandros de la rivera, con una longitud total de 1,7km y descendemos unos 30m cuando llegamos a la desembocadura en el río Tinto, lugar este de gran belleza y donde decidimos detenernos para descansar y comer. Cuando reanudamos la marcha decidimos cruzar a la otra orilla por este mismo lugar, prosiguiendo por el margen izquierdo del río sin adentrarnos en la vegetación de la orilla. Cuando lleguemos a un roquedo, el río nos corta el paso y tendremos que subir por las piedras para encontrar un senderillo ya abandonado y que avanza entre la vegetación, la cual hemos de apartar para poder avanzar y llegar a la salida del túnel del Manzano. Llegados a este punto hemos de continuar por la vía del tren sobrepasando el lugar en el que por la mañana vadeamos el río, encontrando un poco más adelante una gran roca terminada en una afilada aguja y que es uno de los puntos más destacados del día.
Si continuamos caminando un centenar de metros más sobre la vía, llegaremos al punto en el cual un sendero muy escondido y difícil de localizar (solo con gps es posible), asciende en forma de senda casi perdida, aunque algo más adelante es mucho más evidente y está perfectamente marcada entre la vegetación. En este punto de desvío, parte del grupo decidió darse media vuelta y regresar a punto de partida. El senderillo finaliza en un camino carretero 150m más arriba, por el que avanzaremos en progresivo ascenso unos metros más, para desviarnos por la izquierda por otro sendero que avanza entre la vegetación con el objetivo de subir hasta lo más alto de lo que nosotros pensábamos que era el cerro del Águila y que iba a ser el punto más elevado de la ruta del día. Con esa convicción descendemos retrocediendo hasta el camino carretero, por el cual proseguiremos la marcha hacia un collado donde existe una encrucijada y en la que giramos a la derecha para continuar hasta un caserío tras el cual se encuentra el dolmen Mascotejo, que no es más que un conjunto de losas de piedras clavadas y sobresalientes en el terreno. Por un sendero comenzamos a descender y avanzando unos metros entre la vegetación llegamos a un camino carretero que se corta unos metros más adelante. Aquí existe a la izquierda otro estrecho sendero muy marcado, que va a discurrir entre alcornoques recientemente descorchados y que presentan sus troncos desnudos y de un intenso color rojizo. Este camino desciende por un barranco, hasta desembocar en el río Tinto, no sin antes habernos ofrecido bonitas vistas al río y donde paramos para hacer algunas fotos. A partir de aquí descenderemos entre el arbolado hasta la orilla del Tinto, buscando un punto donde vadearlo sobre las piedras y encontrándolo justo a la salida del segundo meandro que ya habíamos visto por la mañana. En vez de subir a la vía del tren, decidimos caminar por la orilla de este meandro, llegando a la boca del barranco del Lobo, que de no ser por la avanzada hora de la tarde y la inminente puesta del sol, nos hubiéramos adentrado en el para luego descender por el barranco de las Higueras y del Coladero. La boca de este barranco es otro de los puntos más bonitos de la ruta del día.
Continuamos caminando por la orilla del meandro hasta que el río inicia una curva en sentido contrario, hacia la derecha cortándonos el paso, por lo que no queda más opción que abandonar el río y adentrarnos entre la vegetación. Yo lo hago siguiendo lo más pegado a los cortados del meandro del río, otros lo hacen en línea recta, pero en ambos casos buscamos la vía del tren. Cuando lo conseguimos, solo nos queda proseguir desandando el camino que hicimos por la mañana hasta llegar al punto de inicio donde encontramos a parte del grupo que no quiso proseguir la ruta completa.
El punto final a este intenso día en el que pudimos disfrutar del maravilloso paisaje que siempre nos ofrece el río Tinto, lo tuvimos en uno de los bares de Berrocal donde tras tomar unas cervezas y alguna tapa, regresamos a Sevilla siguiendo la carretera de la Palma del Condado por donde se acorta distancia y tiempo. Gracias a Juan Manuel del grupo "Senderistas sin Sombra" que convocó esta ruta y a todos los que participaron en la actividad, Eulogio, Mercedes, Salvador, Maite, Jesús, Kati, Carlos y Paco que con su compañía hicieron de este, un inolvidable día de senderismo y con los que espero volver a compartir nuevas rutas en el futuro. ¡Hasta pronto!
(Este álbum cuenta una historia cronológicamente ordenada, por lo que es recomendable ver en presentación de diapositivas. Pero antes pon el fondo musical que más te guste, para que visualizar más de 142 fotos resulta más ameno )
Aquí tienes el track de la ruta:
PANORAMAS
Meandro del río Tinto, por el cual caminaríamos en nuestro regreso.
El grupo caminando por la antigua vía férrea del tren minero entre las minas de Río Tinto y Huelva.
Caminando en dirección al puente y túnel del Manzano. Al fondo se ve el cerro al cual subiríamos por la tarde.
Llegando al puente y túnel del Manzano.
Meandro del río Tinto en la desembocadura de la rivera del Manzano.
Aguas remansadas del río Tinto con su característico color rojizo, en la desembocadura de la rivera del Manzano.
Cantos rodados en el lecho del río Tinto, que se encuentran cementados al terreno por la acumulación de minerales.
Juan Manuel en su caminar por el sendero perdido que bordea el río Tinto y que nos llevaría a la salida del túnel del Manzano.
Vistas del río Tinto y puente del Manzano, desde la cima que creíamos era el cerro del Águila.
Entrada del barranco del Lobo, por el cual teníamos previsto haber subido, pero que no hicimos por la falta de luz solar.
Dejamos atrás el barranco del Lobo, para continuar caminando por el meandro del río.
Regreso a última hora de la tarde con la antigua estación de Berrocal al fondo.