DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Esta es una de las rutas que tenía en mente desde hacía tiempo y que siempre se había quedado pendiente por algún motivo, pero que en esta ocasión, en la que el invierno y la primavera habían sido muy generosas en cuanto a nieve se refiere, no podía postergar para otro momento. La previsión meteorológica no era todo lo ideal que un montañero esperaría para una ocasión como esta, en la que buena parte del día íbamos a estar caminando por encima de los tresmil metros de altitud y donde las vistas lo son todo, pero la fortuna nos acompañó y disfrutamos de un día excelente para disfrutar plenamente de la montaña.
Comenzamos sobre las 10h desde el estacionamiento para vehículos de Hoya de la Mora y fuimos ascendiendo acompañados por una ingente cantidad de montañeros que como nosotros comenzaban las diferentes rutas que cada cual tenía prevista para ese día.
El sendero discurre por la loma y se entrecruza varias veces con la carretera de Sierra Nevada, hasta que llegamos al cruce de Borreguiles, punto en el cual iremos en busca de un sendero paralelo a la calzada y que a pesar de estar cubierto por la nieve y el hielo, siempre es más interesante que caminar sobre el asfalto.
Al llegar a las primeras pistas de esquí, nos calzamos los crampones para evitar resbalones, porque a esa hora de la mañana la nieve estaba algo dura. Sorprendía la gran cantidad de nieve existente y que la estación de esquí ya hubiera cerrado al público, porque en esas condiciones pienso que todavía podía estar en explotación para el disfrute de todos.
Caminando llegamos al tiburón con su enorme boca abierta y proseguimos hasta coronar el puerto de la Laguna de las Yeguas, donde la niebla ya hizo acto de presencia augurando malos presagios, aunque luego no fuese así. Desde aquí se podía ver entre los claros de las nubes bajas, algunas de las cimas a nuestra izquierda y parte de la cabecera de la cuenca del río Dilar, totalmente cubierta por la nieve.
En el collado nos encontramos con dos montañeros que como nosotros iban a subir al Tozal del Cartujo, aunque ellos lo harían por la cresta y nosotros por el refugio de Elorrieta. Despues de la charla, cada cual tomó su camino y nos dirigimos hacia la laguna de las Yeguas, cubierta por una gruesa capa de hielo y algo de nieve. Tras hacer las fotos continuamos hacia los lagunillos de la Virgen, totalmente desaparecidos, prosiguiendo nuestro avance por la huella existente sobre la nieve y discurriendo bajo los tajos de la Virgen, con una ascensión muy progresiva, aunque en algún momento la huella se empinaba y tuvimos que avanzar con cuidado haciendo uso del piolet para asegurar nuestros pasos. La ladera describe una acentuada curva, que una vez superada ya nos permitía ver la cresta y el Tozal del Cartujo. Después de un corto tramo de ascensión, habíamos de pasar por el refugio de Elorrieta (3.187m), el cual es el refugio ubicado a más altitud en Sierra Nevada. Aquí pudimos contemplar lo que las nubes nos dejaban ver por momentos, porque habrían y se cerraban continuamente. La ausencia de viento nos extrañaba, pero hacía agradable la permanencia allí arriba, por lo que decidimos parar a comer en las inmediaciones del refugio, al que no pudimos acceder por tener su puerta atascada por la nieve, que a través de la rendija de la puerta abierta, se había colado en el interior, haciendo imposible el poder abrirla.
Finalizando nuestro descanso para comer, comenzó a soplar algo de viento y caer sobre nosotros pequeñas bolitas de hielo, que ni eran copos de nieve ni el granizo al que estamos habituados a ver en cotas más bajas, pero que en ningún momento pensamos que pudiera ir a más porque el fenómeno aparecía y desaparecía según las nubes nos cubriesen o no.
Perdemos algo de altitud para enfilar la cuerda que nos llevará al Tozal del Cartujo, mientras observamos con admiración la cabecera del valle del río Lanjarón, cubierta por muchísima nieve, así como las cumbres que rodean este precioso valle de Sierra Nevada, que se encuentra coronado a su izquierda por el pico Tajo de los Machos (3.085m) y a la derecha por el Peñón Colorao (3.111m) y el cerro del Caballo (3.011m) que si bien es algo más bajo, no por ello es menos bonito. La progresión por la cuerda es fascinante, pues nos permite contemplar el maravilloso paisaje a ambos lados. No existen puntos que nos compliquen el avance, solamente una pequeña trepa por la roca en las proximidades del pico al que nos dirigimos, pero que se supera sin dificultad. En este lugar pudimos observar dos pequeños puntos que se movían y que avanzan por la cresta del Cartujo, eran los dos montañeros que nos encontramos en el collado de la Laguna, con los cuales pudimos charlar poco después una vez llegamos a la cima del Cartujo.
Desde el Tozal del Cartujo (3.152m) las vistas siguen siendo fantásticas, por lo que en mi caso, aprovecho para hacer un buen número de fotos y deleitarme con aquel maravilloso paisaje. En este punto también nos encontramos a otra pareja de montañera con quien hablamos sobre las condiciones de la cresta para descenderla y el camino alternativo para descender esquivándola, recomendando hacerlo por la ladera izquierda, a media altura por debajo de las peñas cimeras, cosa que así hicimos.
Buscamos el descenso por donde la pendiente es más suave, evitando desniveles acentuados y por donde el sentido común nos lleva, pues la ausencia de huella sobre la nieve nos obliga a ello. Una vez superada la cresta en su tramo más bajo encaramos hacia el norte el camino de regreso, continuando el descenso y buscando el lagunillo Misterioso entre el blanco manto que cubre toda la ladera de la sierra. Miramos atrás y contemplamos los riscos de la cara norte de la cresta del Cartujo, que desde allí abajo se ve todavía más impresionante.
Cuando menos lo esperamos aparece ante nosotros en una acentuada hondonada del terreno, un charco congelado que no es otra cosa que el buscado lagunillo Misterioso, el cual poco se parece al que otras veces había contemplado rodeado de la hierba de los borreguiles que en verano circundan esta preciosa charca. Seguimos caminando hacia el norte atravesando toda la cuenca que recoge las aguas del río Dilar, hasta llegar nuevamente a las pistas de esquí y a la altura del telesilla del Veleta, Javier tubo que detenerse para quitarse unas rodilleras que hacía tiempo habían comenzado a molestarle, lo cual nos llevó un rato largo que nos retrasó algo sobre el horario previsto. Superado este momento y caminando por las pistas de la estación de esquí, llegamos nuevamente al collado de la Laguna de las Yeguas, donde nos detenemos para contemplar con las últimas luces de la tarde, el maravilloso paisaje que hasta ese momento habíamos venido contemplando.
A partir de este momento el camino coincide con el que ya habíamos andado por la mañana, con la diferencia de que la niebla comenzaba a cubrirlo todo y que con la oscuridad de la tarde, solo nos animaba a proseguir lo más rápido posible para que la noche no nos cogiera todavía en ruta.
Gracias a Javier por su compañía en el camino, sin la cual nada hubiera sido igual y al club Elbruz de Sevilla que me ha permitido conocer a este buen montañero.
(Este álbum cuenta una historia cronológicamente ordenada, por lo que es recomendable ver en presentación de diapositivas. Pero antes pon el fondo musical que más te guste, para que visualizar más de 190 fotos resulta más ameno )
El track de la ruta:
PANORAMAS (Clic sobre las imágenes para ampliarlas)