DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Aunque esta ruta ya la habíamos realizado en otras ocasiones pero en versión lineal, partiendo del embalse del Corumbel y terminando en la población de El Berrocal, esta vez nos limitamos a una versión más corta, en la que el punto de inicio y final eran coincidentes, no así un pequeño tramo de la ruta, que se que corresponde al meandro del cerro Salomón. Lo hacemos de esta forma, porque no disponíamos de suficientes coches para hacer una ruta lineal.
Desde Valverde del Camino, tomamos la carretera que se dirige a El Berrocal, y cuando pasamos el dique de la presa del Corumbel, encontraremos una pequeña explanada en la que podremos estacionar el vehículo. Cuando empezamos a caminar, hemos de ascender una cuesta de la carretera, en cuya parte superior y en el lado izquierdo, se encuentra un camino con cancela normalmente abierta, que nos llevará en progresivo descenso hasta la rivera del río Tinto que ya desde lo más alto, va apareciendo poco a poco ante nosotros con su colorido tan particular. Una vez alcanzamos la plataforma de lo que en su día fue la vía del ferrocarril que llevaba el mineral desde las minas de Río Tinto a Huelva, solamente hemos de seguir su trazado, sin lugar a pérdida alguna.
En cuanto la vía se acerca a la orilla del río, podemos visitar los restos del molino del Cascajal, bien conservado a pesar de su estado de total abandono, junto al cual se encuentra un azud (pequeño dique) que retiene las aguas del río y servía para desviarlas hacia el antiguo molino.
Continuamos la marcha siguiendo un largo tramo de la vía, hasta alcanzar un pronunciado giro del río donde encontramos los restos de otro molino, esta vez más pequeño y cuyo dique se encuentra totalmente destruido. Aguas arriba el cauce que se ensancha describe leves giros, presentando un fondo de gran riqueza cromática debido a la escasa profundidad de las aguas. Finalmente tras un largo tramo recto, encontraremos un puente metálico, en cuya plataforma existen grandes vigas de madera dispuestas longitudinalmente, las cuales nos ayudarán a pasar sobre él con relativa seguridad, pues entre las traviesas de la antigua vía, se deja ver el fondo del río a varios metros bajo nosotros. Quien padezca de vértigo puede tener dificultades para atravesarlo, quedando como alternativa vadear el río por un camino que lo atraviesa en una zona de escasa profundidad, aunque si como en esta ocasión hay mucha agua, será necesario descalzarse y mojarse los pies.
Después del puente, el río vuelve a describir varios giros, esta vez más acentuados, a la altura de las casas de las Cortesillas donde existe un gran talud en el trazado de la vía, el cual evita la erosión que en el lado exterior del marcado meandro realizan las aguas de forma natural. A partir de aquí entramos en otro largo tramo recto del cauce, con cierta profundidad de las aguas ya que estas presentan un tono rojizo más oscuro, y en el cual desemboca por el margen izquierdo el arroyo de la Covicha. Nuevamente tras un leve giro del río, divisaremos al fondo la entrada al túnel que salva el meandro del cerro Salomón, y a cuya salida se ubica en puente del mismo nombre.
Poco antes de llegar a la entrada del túnel, existen las ruinas de una casa que se asoma al río sobre un elevado tajo, y desde cuyas ventanas existían en su día, bonitas vistas para sus moradores. Entre el túnel y la casa a nuestra derecha, hemos de seguir un senderillo poco marcado pero que desaparece poco después, por lo que es conveniente buscar entre los arbustos el lugar por el que poder descender hasta la ribera del río. Aunque la pendiente es acentuada y campo a través, se consigue descender cómodamente y sin gran dificultad. Entramos de esta manera en el meandro del cerro Salomón, donde no existe camino alguno al ser una de los pocos tramos del río Tinto que se conservan en estado totalmente virgen y donde la mano del hombre no ha dejado huella alguna. Por este motivo el lugar, puede considerarse uno de los más hermosos que el espectacular río nos ofrece, con vistas y rincones sorprendentes que cualquier senderista o aficionado a la fotografía sueña con encontrar.
En el primer tramo del meandro, avanzamos hacia el sureste caminando por la orilla sin más que salvar las piedras al descubierto del fondo del cauce, aunque con el cuidado de no pisar los fangales aparentemente secos y muy resbaladizos de la orilla. Casi al final, algunas grandes rocas nos cortan el camino por llegar el agua justo hasta su base, debiendo trepar y destrepar al menos en tres ocasiones, para poder esquivarlas.
En el segundo tramo del meandro, después de un pronunciado giro del río, avanzamos en dirección sur a norte, contemplando ante nosotros un amplio cauce de remansadas aguas, que según lo crecidas que estén podrán cambiar su tono rojizo en función de la profundidad. El avance por la orilla del río no presenta gran dificultad, aunque nos encontraremos algunos puntos en los que habrá que trepar alguna roca, pero la dificultad es más baja que la encontrada en el tramo anterior. Cuando llegamos frente de la desembocadura del arroyo Mancón de las Madronas en la otra orilla del río, es momento de detenerse y contemplar este bello rincón, donde además pudimos comer algo y volar el dron para tomar alguna imagen aérea. Cabe mencionar también, que poco antes de llegar a este punto, existe un pequeño charco multicolor que siempre que he pasado por allí ha tenido agua y que constituye uno de los principales hitos de esta ruta, por lo excepcional de su colorido.
Reanudamos la marcha, y como el río andaba algo crecido, no podíamos seguir avanzando por la orilla, aunque en otras ocasiones en las que había menos agua, si lo pudimos hacer. Por lo tanto no quedaba otra solución que trepar el roquedo y volver a descenderlo una vez superado. La vista desde allí arriba es espectacular, siendo un descubrimiento que en ninguna de las anteriores ocasiones había podido contemplar.
El círculo del meandro empieza a cerrarse y avanzamos ahora en dirección noroeste, caminando sin dificultad sobre las piedras, hasta que el río describe una pronunciada curva cambiando a dirección suroeste, encontrando grandes rocas pulidas por la erosión del agua, que habrá que ir salvando con cuidado, encontrando nuevamente preciosos rincones llenos de colorido. Cuando el puente Salomón asoma al final del meandro, hemos de ir buscando el lugar de paso a la otra orilla, que en otras ocasiones siempre ha sido factible saltando cuidadosamente sobre las piedras que emergían de las coloridas aguas del Tinto, pero que otra vez su alto nivel nos impidieron encontrarlo. La solución a este problema, fue volver a trepar una peña que se precipita sobre el río impidiendo el paso por la orilla, pero que cuya cima se alcanza fácilmente gracias a un senderillo existente. Las vistas del puente desde lo alto, son magníficas, por lo que la foto en este punto es obligatoria.
Cuando descendemos la peña hemos de hacerlo con cuidado, debiendo aprovechar el paso abierto por el ganado entre los arbustos, y una vez hayamos llegado al nivel del río, buscaremos el punto más estrecho del cauce, para ayudándonos con los bastones que previamente habremos alargado al máximo, poder saltar la estrechez del cauce con estos, como si fueran pértigas.
Una vez en la orilla izquierda del río, hemos de volver a subir a la plataforma de la vía, y cruzar el río por el tablero del puente Salomón. Hay que destacar en este puente, que al igual que ocurría en el que cruzamos por la mañana, el tablero no tiene fondo y se ve el río entre las traviesas de la antigua vía, con la dificultad añadida, de que aquí no hay viga longitudinal sobre la que caminar, y hemos de hacerlo de traviesa en traviesa, alguna en muy mal estado y con los tornillos de sujeción sobresaliendo. Aquí no hay alternativa al puente al menos que yo conozca, pues no un existe un badén poco profundo, y el no cambiar de orilla para evitar cruzar el puente no parecía factible, pues existen grandes peñas y una ladera con mucha pendiente que dificultan llegar a la entrada del túnel.
Para cruzar el túnel de unos 200m de longitud, es necesario usar frontal de luz, porque al estar en curva la oscuridad es total en la parte central del túnel, existiendo muchas irregularidades en el suelo, así como charcos con agua. Una vez nos encontramos al otro lado, solo resta volver desandando el camino realizado por la mañana, aunque en nuestro caso aprovechamos la relajación después de los intensos momentos de aventura vividos trepando y destrepando, saltando ríos, y salvando el peligroso puente, para comer y descansar antes de emprender el camino de vuelta.
(Este álbum cuenta una historia cronológicamente ordenada, por lo que es recomendable ver en presentación de diapositivas. Pero antes pon el fondo musical que más te guste, para que visualizar más de 158 fotos resulta más ameno )
El track de la ruta:
" RÍO TINTO-DEL EMBALSE DEL CORUMBEL, AL MEANDRO DEL CERRO SALOMÓN "
PANORAMAS (CLIC SOBRE LAS IMÁGENES PARA AMPLIARLAS)