Cronica de la ruta escrita por Susana en el foro de CMG
Los ojos de Sharquiyya.
Ella que sólo mira hacia el sur para unirse se une a su mar, Alborán.
Ella, Sharquiyya, que significa el Oriente. Deseable nombre de mujer malagueña, de curvas calizas, cautiva entre montes que por alguna razón todos anhelan recorrer como posesos para conquistar sus ojos y poder mirar cómo ella lo hace, hacia todas las partes y los tiempos, uniendo todo en el punto donde comienza este relato.
Fue ella, la Deseada, la que nos embrujó ese cuatro de diciembre de 2011 con su sinuosidad. En ese tiempo acudimos quince senderistas desde varios puntos de la geografía andaluza. Nos daba cita para la hazaña Antonio Franco a la voz de: ¡Con Mi Gente!
En su sabiduría de mando nos citó, antes de la conquista, en una venta del camino. Allí arribaron desde el norte y el sureste los Alpargateros: Juan y Alfonso, Fernando y Javier y desde occidente los Cemegeros Roberto, Mario, Paqui, Carlos, Therese, Carmen, Quique, Manuel, Juanjo, Suzanne y el capitán de esta aventura.
Al partir, yo llevaba un secreto mensaje para Gomer el Gigante que nadie conocía.
Con el estruendo de nuestros escandalosos estómagos abordamos en la venta a un solitario y tranquilo posadero. ¡Pobre hombre! Debió sentirse desbordado por semejante ejército y gritos enardecidos de “tostada”.
Una vez que dimos muerte a la ávida Gula, nos sentimos dispuestos para conquistar por fin los ojos de nuestra Sharquiyya: los Tajos de Gomer, el Fraile y Doña Ana. Prestos nos dirigimos atraídos por esos farallones afilados en el horizonte.
En el cruce desde Riogordo hacia la vereda de Alfarnatejo continuamos por pistas de tierra. Mi capitán insistió en intimidar a las curvas del carril a ritmo de la Máxima Fm y así avanzó al compás “dance” de aquellos tambores.
Abandonamos los caballos exhaustos del rally, junto al Arroyo de la Cueva, al abrigo de unos álamos que nacen en el Cortijo de Auta. Fue este lugar cuna de Ommar Ben Hafson que luchó contra el Califato de Córdoba. El edificio está construido sobre árboles fosilizados en forma de cuevas, pero dado que el reloj solar marcaba las once de la mañana, preferimos posponer la cultura y partir caminando por el barro.
Directos a los gigantes, cruzamos el arroyo, y no llegamos a ellos sin antes luchar a bastonazos contra un ejército de recios hinojos que nos impedía el paso.
Durante esa batalla, nuestra adorada Sharquiyya desgastó incluso al más fuerte, y es que desprende calor y humedad en toda ella, en especial en el sur que es por donde le quisimos entrar. Nos reunió a los pies del farallón calizo, y en apenas veinte minutos, ya había conseguido deshidratarnos. Es conveniente advertir que todos los que deseen alcanzar estas cumbres se cuiden de llevar provisión al menos tres litros de isotónica, en cualquier época del año.
Fue entonces cuando Fernando, propuso un momento “plátano” y nos deleitó con las últimas novedades del siglo, tales como los acordes de “Earth, Wind & Fire”. Después, no nos quedó más remedio que envainar las armas y continuar como cátaros desprovistos de todo lo prescindible.
Trepamos sudorosos bajo el sol, en un cuerpo a cuerpo con el gigante. Atravesamos pasos que desde lejos parecían aéreos y al llegar, mágicamente se transformaban en otros más accesibles. Todos alcanzamos esa atalaya natural que es el Gomer aproximadamente a mediodía.
Oteamos el paisaje, hacia el norte los Tajos del Fraile, La Paloma, Doña Ana. Más lejanos la Sierra de Camarolos culminada por el Chamizo y el Jobo. Hacia el este el azulado embalse de la Viñuela y la Maroma con escasa nieve en su cumbre, coronando la Sierra de Tejeda. En el valle los pueblos de Riogordo y Colmenar.
Tras un alarde de equilibrios en fila india por la cresta, asomamos la mirada al imponente cortado que descendía en picado cientos de metros bajo nuestros pies. Incluso en esas circunstancias el hilarante Fernando bailó sobre una piedra al ritmo de “Las Grecas” y otros éxitos del momento obtenidos de su resistente móvil 3GH: (Tercera Generación Heredada).
Alcanzamos al fin el pequeño tubo a modo de buzón, que a 1115 m de altura, nos sirvió de vértice geodésico. Fue colocado allí tiempo atrás por el Comando Andax. Al estilo de las elegantes madrinas rebauticé la cumbre con las últimas gotas de una Voll Damm que desgraciadamente se había derramado en el interior de mi mochila. Sin olvidar inmortalizar nuestro narcisismo escalador en grupo y en solitario.
Deliberadamente me rezagué para dejar el mensaje a Gomer.
_ “Ya he venido, debo cerrar el círculo que comenzaste hace un lustro.”
Con voz mineral y un temblor nacido de sus entrañas sentí que me decía:
_ “Anda, ya es hora, ve con los tuyos, que yo me encargaré”.
Creyendo en su palabra dejé mi secreto en su buzón, pero esa es otra historia… que hay que buscar aquel lugar.
El descenso a veces gateando, se realizó por las invisibles sendas que nos habían servido para trepar.
Incomprensiblemente, un silbido de munición zumbó por encima de nuestras cabezas. Aligeramos el paso para no ser presa fácil de algún miope cazador.
Al estilo Hitchcock, el guía ilustraba con palabras el recorrido vertiginoso en la pared, y en aquel momento nos vino de perlas la música de la escena en la ducha de la película “Psicosis”. No faltó detalle, gracias a que Fernando viene equipado de serie con las bandas sonoras en su 3GH, para ofrecernos los efectos especiales adecuados en cualquier situación.
A salvo nuestras vidas de disparos y caídas, a los 730 metros de altitud del valle, Paqui, Carlos, Juan Antonio, Alfonso y Esteban quedaron en los llanos ocupados en menesteres más normales como manejar “gep-eses”.
El resto rodeamos el Alto de Gomer, a nuestra derecha y ascendimos en dirección al del Fraile. Un bellísimo corredor umbrío dio paso a la muralla vertical que es el norte del gigante de cuatrocientos metros de altura.
Caminamos entre retamas, acebuches, palmitos, matagallos, matas de tomillo, romero, almendros y algarrobos que envejecían con escasas láminas amarillas en sus ramales.
Los arces, casi desprovistos de sus lobuladas hojas, derramaban tonos naranjas sobre un glauco herbazal.
Nos detuvimos allí porque era el momento idóneo para una acabar con la gazuza que se despertaba continuamente en nuestro ir y venir por los cueros herbáceos de Sharquiyya.
El tajo del Gomer se confabuló con el instante y nos regaló un rayo de sol a través de su brecha central para demostrarnos que todavía se podía mejorar la variedad cromática de aquel rincón.
Tras la comida, mientras las cabras montesas trepaban por los riscos de Gomer, algunos de los nuestros se enfrascaron en sus íntimas reflexiones y el resto aprovechamos para ilustrarnos del debate científico que comenzó.
Mario defendía el origen de Eva, basando su argumentación en la teoría clásica de la costilla de Adán creadora de la mujer. Manuel, más innovador, le daba la vuelta al discurso bíblico y explicaba la importancia de la testosterona sobre los embriones. Todos parten como iguales y por algún mecanismo desconocido de la evolución genética sólo los elegidos tienen un “subidón” estratosférico de esa hormona y es cuando se convierten en hombres. Así bajo la perspectiva de la testosterona, es el macho el que proviene de Eva. ¡Pero qué va a ser de Adán con los documentales de la 2!
La discusión terminó cuando una depresión de margas de colores salmones captó poderosamente nuestra atención. Debía tratarse de la cascada seca. Atravesamos aquella fractura astillosa de la que no brotaban manantiales de agua cristalina. Aunque eso hubiera sido lo natural, pues es algo que se ocasiona al entrar en contacto estos materiales rojos de la falla con las calizas blancas.
Al fin alcanzamos el collado junto a la calera y antes de llegar a la Paloma saltamos dos vallas que marcaban el límite comarcal y la zona de caza de perdices y conejos.
El Espolón de la Paloma es un montículo con una fisura en el centro. La hiedra lo amarra de un costado por si el pájaro pétreo quisiera huir de la madre Sharquiyya volando. La dolina entre este montículo y Doña Ana fue el camino hacia la cumbre, aunque nos dificultaron el paso los bolos resbaladizos de caliza.
Una nueva vista había sido conquistada, a 1178 metros de altitud, nos mostraba al oeste un Gomer empequeñecido, y al este la sierra de Tejeda, el embalse de la Viñuela más cercano, así como el valle desde Periana a Colmenar. Al sur ya emanaban neblinas que difuminaban el sol del atardecer.
La luna nos advirtió que ya era demasiado tarde para atacar al Fraile, y descendimos en el ocaso por el mismo sendero, perdiendo altitud rápidamente.
Ahora rodeamos las eras en lugar de atravesarlas y bajamos al arroyo mientras el crepúsculo nos conduce por las jaras secas con los mismos colores del pelo de Therese, cuya silueta apenas se distingue en el baño de oros de otras plantas del terreno.
Quique se pierde entre la tupida vegetación de algarrobos, encinas y acebuche que crecen en los restos de un Cortijo abandonado.
El tridente rocoso de Sharquiyya se oscurece a nuestra espalda. Antonio se acerca al nacimiento del Borbollón, una pequeña laguna modificada por la mano del hombre, rodeada de juncales, que con bastante caudal vierte sus aguas hacia el Cortijo de Auta, y da origen al arroyo de la Cueva.
El murmullo de estos ríos, los olores de jaras impregnados en nuestras vestimentas es lo único que percibimos ya por los sentidos. Ella nos intenta retener entre las sombras pero las rodillas pertrechadas de tanto Tajo nos recuerdan que es hora de finalizar porque hay otro tipo de tajo al día siguiente ¡que casi es lunes!
Donde dejamos los caballos, tras la ucronía del relato encontramos ahora coches con ruedas. Y de vuelta a la cruda realidad nuestra Gula fallecida resucitó voraz pero no cogería por sorpresa al ventero, que en esta ocasión, nos esperaba con las viandas.
Nos abrazamos al despedirnos y juramos volver.
Sólo el barro de las botas nos recuerda que ha sido cierto ese día y aún se alzarán los ojos Sharquiyya, detrás del próximo.
Álbum de Google Fotos (verlo en presentación de diapositivas)
Aquí tienes el track de la ruta: " TAJOS DE GOMER Y DOÑA ANA "
PANORAMAS (CLIC SOBRE LAS IMÁGENES PARA AMPLIARLAS)
La primera ascensión al Tajo de Gomer se realiza también en noviembre de 2009, y aquí tienes la información de esta ruta:
TAJO DE GOMER
Riogordo (Málaga)
2 de noviembre de 2009 Ver más
Tipo de sendero: circular Duración: 5hLongitud: 9 km
Desnivel: 500 m. Dificultad: Media-baja