RUTA MEDIEVAL DE LA ALPUJARRA

RUTA MEDIEVAL DE LA ALPUJARRA

P.Natural de Sierra Nevada Busquistar (Granada)

19 de noviembre de 2011

Tipo de sendero: Ruta circular Duración: 9h

Longitud: 21 km Desnivel max. : 500 m. Dificultad: Media

Plano de la ruta Medieval de la Alpujarra

(Pincha sobre las imágenes para ampliarlas)

Perfil de la ruta Medieval de la Alpujarra

Plano de la ruta Medieval por los pueblos de la Taha

Perfil de la ruta por los pueblos de la Taha

Protagonistas de izqda. a decha.: Javier, Manuel, Fernando, Roberto, Juan Antonio, Ángel, Isabel, Lourdes y Antonio.

Vista de Sierra Nevada desde la carigüela de Busquistar

CRÓNICA DE LA RUTA

El pasado día 19 de Noviembre los Alpargateros tenían previsto realizar una ruta por las Alpujarras y a ella nos apuntamos Antonio, Roberto y el que escribe. Aunque oficialmente se la denomina “Ruta Medieval”, en los correos previos nuestra amiga Teresa la había calificado como “vertiginosa” por el tipo de trazado. No obstante, el único estrés que personalmente pasé fue cuando la noche antes entramos en Ferreirola y Roberto se empeñó en llegar en coche hasta la misma puerta del hotel rural...¡Faltó poco para que nos quedásemos literalmente encajonados en una calle superestrecha y en pendiente!. Pasado el susto nos encontramos con nuestros amigos: Lourdes, Isabel, Teresa, Ana Luna, Juan Antonio y Javier. Eso siempre relaja y alegra el espíritu, casi tanto como el vino y la comida que compartimos. El sitio era magnífico y, aunque no tengo ningún interés económico (¡ya me gustaría!), no me importa hacerle propaganda. Se trata de un complejo denominado “Sierra y Mar”, regentado por un matrimonio extranjero. Una maravilla de lugar, con habitaciones distribuidas por un jardín rústico muy cuidado, con terrazas y balcones a distintas alturas y desde los que es posible disfrutar de unas vistas espectaculares de la sierra. Sobre el plan de ruta pesaba una amenaza meteorológica unánime de lluvias abundantes para todo el fin de semana. Por eso nos sorprendió que la noche de nuestra llegada el cielo, atiborrado de estrellas, estuviese totalmente despejado. Hacía fresco, eso si, y, como había llovido durante la tarde, el aire estaba cargado de humedad, pero en realidad el tiempo era agradable. En la cocina común primero, y después junto a la chimenea en el salón, estuvimos compartiendo experiencias y, por supuesto, programando futuras rutas hasta bien entrada la noche.

Al día siguiente nos obsequiaron con un desayuno de los que le hacen sentir a uno inmensamente feliz. ¡Cómo nos pusimos!. No era cuestión de apresurarse ante tantas delicias y por eso llegamos un poco tarde a Busquistar, donde habíamos quedado con Fernando y Manuel que venían desde Motril para hacer el trekking. Solo Teresa, recién operada, se quedó con las ganas; ella y Ana Luna nos esperaron todo el día. El resto comenzamos a andar a las 9:30 horas. La primera parte consistía en bajar desde Busquistar hasta el río Trevelez por un sendero que primero discurre entre huertos y caseríos y después cruza un helechal, llegando finalmente hasta el puente medieval. Esta parte ya la habíamos hecho la primavera pasada con motivo de una ruta por la acequia de Cástaras. En esta ocasión, en lugar de girar hacia la izquierda en dirección Trevelez, ascendimos hacia el paraje conocido como “Portichuelo de Cástaras” utilizando para ello la Carihuela del Helechal. Las carihuelas o escaleruelas (“carigüelas” según algunos) son caminos en zig-zag, en gran parte excavados en piedra, en algunas zonas incluso pavimentados, que discurren por las laderas y permiten llegar a zonas que de otra forma serían de muy difícil acceso. En nuestro caso nos permitió ascender hasta la acequia de Almegijar, para comenzar el tramo más importante de la ruta.

La acequia discurre a 2500 metros de altitud y nosotros debíamos seguir su curso durante 1.5 Kms más o menos, en dirección norte-sur, bordeando sucesivas lomas. Fernando, que con anterioridad había hecho la ruta por su cuenta, nos dejó unas fotos muy ilustrativas. Debido a ello, en un principio algunos nos sentíamos aprensivos porque pensábamos que debíamos caminar por el borde de la acequia, con lo que ello entrañaba de riesgo en caso de resbalón. Pero no fue así. En realidad se trataba de andar por el interior de la acequia. Esta se encuentra bien limitada por muros y, en su mayor parte, carecía de agua o, a lo sumo, contenía algún que otro charco. De modo que para recorrerla marchamos a ratos abiertos de pata, a ratos de lado para esquivar el agua o, mejor aún, los salientes de las rocas. Precisamente las estrecheces del camino nos proporcionaron más de un momento de hilaridad. Lo de arrastrarnos por el suelo “cual vil gusanos” era algo novedoso y lo disfrutamos de veras. ¡¡No os perdáis las fotos!!. Al mismo tiempo gozamos de unas vistas espectaculares del valle del Trevelez, unas imágenes otoñales de lo más típicas, densos bosques de árboles amarillos, verdes..¡qué variedad y contraste de colores!. Además, el tiempo nos fue favorable. Cuando comenzamos el cielo estaba cubierto, pero después el sol fue abriéndose paso, y para cuando finalizamos la acequia el tiempo era ideal para andar.

Al salir de la acequia nos dirigimos hacia las Minas del Conjuro, restos de una antigua explotación a cielo descubierto, que atravesamos para salir a una pista forestal que nos condujo hacia un pinar. Era ya mediodía y nos detuvimos para picar algo, aunque una vez puestos almorzamos “del tirón”. “¿Qué hacemos: iniciamos el retorno o alargamos la ruta descendiendo hasta Fondales?”. Lo estábamos pasando tan bien que, por unanimidad, alargamos el trekking. Hubo que andar un poco por una carretera comarcal, pero afortunadamente no pasaban coches por ella. De todos modos, en seguida nos adentramos de nuevo en pleno campo tomando un sendero que discurría horizontalmente a media altura por las montañas que delimitan la vertiente sur del río Trevelez. En dirección suroeste fuimos andando por este camino durante al menos 1 hora hasta llegar a la altura de Fondales. Durante el recorrido pudimos apreciar una visión en conjunto de la ladera sur de Sierra Nevada y, en concreto, de la serie de municipios (Pitres, Capilerilla, Mecina, Mecinilla, Altabéitar, Ferreirola, etc.) que desde el punto de vista administrativo integran el término municipal de La Taha y que, en definitiva, constituyen la Alpujarra Media. A la altura de Fondales comenzamos el descenso por una larga carihuela; un camino perfectamente trazado por el que fuimos bajando hasta el río. Las vistas en esta parte de la ruta eran de lo más bonitas, tanto del barranco situado a nuestros pies como de los bosques situados enfrente. Cruzamos al otro lado del río por un puente romano y enseguida empezamos a marchar en dirección noroeste, de vuelta a Busquistar. Íbamos caminando por un sendero que discurría a través de un bosque de ribera en donde compartían un mismo espacio sombrío altísimos chopos de hojas amarillas con sauces y olmos. A veces ascendíamos un poco para encontrarnos en un castañar. Pudimos ver tanto castaños enormes, centenarios, como muchos árboles decrépitos pertenecientes a esta especie. Pasamos junto a fuentes de agua con gas, eras ya no utilizadas pero en perfecto estado de conservación y huertas con caquis sin apenas hojas pero cargados de frutos. Motivos para la fotografía no faltaron y creo que Antonio ha hecho algunas fotos..

Al llegar a Ferreirola se quedaron Lourdes, Isabel y Juan Antonio. Los demás continuamos hasta Busquistar. Allí tomamos una copa antes de despedirnos de Fernando y Manuel. Cuando llegábamos empezó a llover y durante las horas que siguieron el cielo descargó toda el agua que habían indicado las predicciones. De forma que solo nos mojamos algo cuando, todos juntos, tomamos los coches para ir a cenar a una venta próxima.

Al día siguiente, estábamos disfrutando de un nuevo desayuno opíparo cuando inevitablemente surgió la pregunta: “¿Qué hacemos hoy?”. Había llovido durante toda la noche y la mañana estaba gris. “Bueno podemos hacer un corto recorrido por la comarca. Salimos y si la cosa se pone fea nos volvemos”. El dueño de Sierra y Mar nos hizo alguna sugerencia. Fue así como nos embarcamos en una nueva ruta. Esta vez Teresa no pudo resistirse, pero Isabel, Lourdes y Javier abandonaron pronto. Primero visitamos Atalbéitar y desde allí marchamos a Pitres, descendiendo después a Mecina, Fondales, para finalmente ir a parar al mismo sendero junto al río que habíamos recorrido la víspera. Ruta circular de unas 3 horas en donde de nuevo no nos llovió. Realmente las nubes se portaron bien. Antes de despedirnos degustamos la “pizza alpujarreña” en un piano-bar muy original.

PANORAMAS (Clic sobre las imágenes para ampliarlas)

Ascendiendo por la carigüela de Busquistar

Caminando por la acequia Real de Trevélez o de Almegijar

Caminando por los pueblos de la Tahá