LOS CAHORROS DE MONACHIL

Crónica de la ruta escrita por Montse Milans

Comenzamos los cuatro fantásticos, Antonio, Susana, AÁgel y Montse,esta bonita ruta familiar y dominguera, en domingo y sin familia, por suerte, proque la familia habría pensado que nuestras intenciones no eran buenas. Fue una ruta algo más difícil de lo que pensábamos y tardamos también bastante más de lo previsto, pero llena de encanto, variedad y sorpresas.

El comienzo de la ruta indica 2 caminos. Cahorros Altos y Cahorros Bajos. Elegimos el primero y la primera sorpresa fue tener que atravesar un puente colgante de más de 60 metros de largo con una gran cascada sobre una antigua presa. El camino continúa por el estrecho pasillo al lado del río Monachil, subidos a una vereda de cemento que cubre una conducción de agua. Aquí tuvimos que agacharnos, gatear o bajarnos a veces al río porque las paredes de roca cuelgan sobre el camino. Nos hicimos fotos poco elegantes y nos reímos bastante. Susana quería pasar haciendo el baile del palo, pero terminó también a gatas.

Por suerte para nuestro orgullo en algunos tramos había argollas, aquí en lugar de encogernos tuvimos que estirarnos. Así pasamos la Cueva de las Palomas y salimos a un prado bucólico donde descansar de tantas peripecias.

Tras el descanso continuamos el camino que sigue paralelo al río, ahora ya de tierra y con mayor amplitud. Llegamos a otro puente colgante con un bonito sauce en la otra orilla. Susana y Ángel no se animan a cruzar el puente, y eso que sólo tiene alguna cuerda rota.

Continuamos camino y tras pasar algún otro puente la vereda se estrecha y se aleja del río, teniendo pequeñas subidas y bajadas.

Finalmente nos encontramos rodeados de numerosa vegetación con matorrales y zarzas que dificultaban el paso, y como el track descargado parece dar vueltas tomamos la decisión de volver y cruzar el río, para alcanzar la senda que se veía en la otra ladera del monte.

La subida hasta la senda fue un pelín peligrosilla, ya que la hicimos trochando monte arriba con bastante pendiente. Susana y yo intentamos subir por un barranco haciendo barranquismo pero al revés, pero finalmente vino Antonio a indicarnos por dónde subir. Uff! Ya en el buen camino vamos de vuelta por el sendero de la otra ladera y a la altura de una estación eléctrica volvimos a bajar al río. Buscamos sitio donde reponernos ingiriendo las viandas que habíamos llevado y nos relajamos lo justo, proque aún nos quedaba bastante camino de vuelta.

Por suerte para nuestro orgullo en algunos tramos había argollas, aquí en lugar de encogernos tuvimos que estirarnos. Así pasamos la Cueva de las Palomas y salimos a un prado bucólico donde descansar de tantas peripecias.

Tras el descanso continuamos el camino que sigue paralelo al río, ahora ya de tierra y con mayor amplitud. Llegamos a otro puente colgante con un bonito sauce en la otra orilla. Susana y angel no se animan a cruzar el puente, y eso que sólo tiene alguna cuerda rota.

Continuamos camino y tras pasar algún otro puente la vereda se estrecha y se aleja del río, teniendo pequeñas subidas y bajadas.

Finalmente nos encontramos rodeados de numerosa vegetación con matorrales y zarzas que dificultaban el paso, y como el track descargado parece dar vueltas tomamos la decisión de volver y cruzar el río, para alcanzar la senda que se veía en la otra ladera del monte.

La subida hasta la senda fue un pelín peligrosilla, ya que la hicimos trochando monte arriba con bastante pendiente. Susana y yo intentamos subir por un barranco haciendo barranquismo pero al revés, pero finalmente vino Antonio a indicarnos por dónde subir. Uff! Ya en el buen camino vamos de vuelta por el sendero de la otra ladera y a la altura de una estación eléctrica volvimos a bajar al río.

Buscamos sitio donde reponernos ingiriendo las viendas que habíamos llevado y nos relajamos lo justo, proque aún nos quedaba bastante camino de vuelta.

Ahora volvemos por la parte alta del cortado, por el camino llamado "de la solana". Es una senda que rodea los montes y abajo en la otra orilla veíamos el camino recorrido a la ida. En la senda, nos encontramos con vacas con vocación de cabras que se fueron monte abajo en busca de sus congéneres de la otra orilla.

Pasamos varios miradores hacia el cañón del río. De frente la vista de Granada hace un tanto extraño la vista de una naturaleza tan abrupta y mágica tan cerca de una ciudad no menos mágica.

Por último la recompensa de esas tapas granadinas tan generosas y exquisitas en la venta por donde pasa el track. Tuvimos que reirnos porque en lugar de ser una ruta "corta y familiar" fue una ruta larga y complicadilla.