DESCRIPCIÓN DE LA RUTA
Aunque inicialmente pretendíamos hacer la travesía integral de los tresmiles de Sierra Nevada, por mi parte se convirtió en una travesía algo más ligera, ya que no pude terminarla al encontrarme el segundo día en no muy buen estado físico. Las compañeras de aventura Lina y Mariajo continuaron y pudieron terminarla, por lo que voy a describir la ruta que yo hice.
La travesía se divide en tres etapas:
Día 1º- Cortijo de Echevarría - Caballo - Tozal del Cartujo - Refugio Elorrieta - Tajos de la Virgen - Veleta - Refugio de la Carihuela.
Día 2º- Refugio de la Carihuela - laguna de la Caldera - Mulhacén - Cinco Lagunas - Alcazaba - Tajos del Goterón - Refugio de Poqueira.
Día 3º- Refugio de Poqueira - Mirador de Puerto Molina - Hoya del Portillo.
El día 1º, partimos por la mañana desde Nigüelas y con un taxi subimos hasta el mirador de la Rinconada, donde comenzamos la ascensión hacia el pico del Caballo (3.011m) por la loma de los Tres Mojones. Existe sendero señalizado por hitos que no presenta gran dificultad, excepto por el desnivel de algo más de 1.000m que hay que superar. Después se continúa por la cuerda de la sierra y se van subiendo y bajando cada uno de los cerros que en ella se encuentran, destacando el peñon de los Tajos Coloraos (3.113m) y finalmente el Tozal del Cartujo (3.152m). Hasta aquí se caminará por donde se pueda, aunque existen numerosos hitos de piedra que nos indican por donde podemos pasar. Las vistas son magníficas en todas direcciones, aunque destaca a nuestra derecha la cabecera del valle del río Lanjarón.
Poco más adelante del Tozal del Cartujo hay un descenso entre rocas que puede resultar complicado en caso de que exista hielo, pero como en este año de sequía casi no había nieve, se pudo sortear sin dificultad, pero siempre con el cuidado de no resbalar en un lugar como este en el que no se debe.
Desde aquí en adelante, solo queda continuar caminando por la cuerda hasta llegar al refugio de Elorrieta, donde en mi caso paré a comer y a recuperar las fuerzas que ya empezaban a fallarme. Como Lina y Mariajo que en todo momento habían ido por delante ya comieron, esperaron a que yo terminase para continuar desde aquí el resto de la ruta juntos. Este detalle es importante porque el caos de bloques de piedra que nos vamos a encontrar en los pasos por el tajo de la Virgen, es mejor hacerlo todos en grupo ante las posibles dificultades se van a presentar.
Nosotros hicimos esta tramo por la parte superior de los tajos, aunque en algunos puntos existen caminos alternativos que nos desvían por los laterales y a cotas más bajas, pero son menos espectaculares que el hacerlo por la cresta. Existen numerosos hitos de piedras que nos indicarán por donde podemos pasar, pero hay que estar muy atentos y buscarlos para localizarlos. En los tajos de la Virgen, después de haber pasado por la roca del Fraile, cabe destacar un punto que presentaba especial dificultad y que nos puso algo nerviosos, porque había que destrepar una roca muy expuesta al abismo y con acceso congelado, por lo que habrá que andarse con muchísimo cuidado para evitar accidentes. En nuestro caso la experiencia y la prudencia nos permitieron salir adelante, superando el paso más comprometido que hasta ahora me he encontrado en la montaña.
El resto de la cresta hasta llegar al refugio de la Carihuela, no presenta dificultad ninguna, llegando con las últimas luces del día y el sol ya oculto, nos hacimos un hueco dentro del refugio no guardado que esa noche tuvimos de compartir con otros montañeros. Lina y Mariajo deciden subir a la cima del pico Veleta (3.396m) con la luz de los frontales, mientras yo me quedo en el refugio y tomo algo de comida ya que me encontraba desfallecido.
El día 2º, nos levantamos temprano y vemos el espectacular amanecer, reflejado en algunas de las fotografías del álbum. Desayunamos y nos ponemos en marcha dirigiéndonos hacia las cadenas del paso de los Guías, cuyo acceso estaba congelado, pero logramos atravesarlo sin apenas dificultad para descender hasta la carretera que atraviesa Sierra Nevada y sin haber ascendido al tresmil cerro de los Machos, continuamos por ella hasta las lagunas de Río Seco, donde abandonamos la pista para subir al collado que nos permite acceder directamente a la laguna de la Caldera sin rodear por la carretera la loma Pelada. Como esta es la primera vez que estoy en este punto, me entretengo haciendo fotografías porque las vistas del entorno son magníficas, destacando la visión de la laguna de la Caldera y algunos montañeros caminando sobre sus aguas congeladas. El descenso hacia el refugio de la Caldera, se hace por un sendero muy marcado en la ladera que cae sobre la laguna. Cuando llego al refugio Lina y Mariajo ya se encuentran casi en el collado del Ciervo, hacia el cual me dirijo al paso que la cargada mochila me deja, pues las fuerzas nuevamente me empiezan a fallar.
En el collado del Ciervo (3.119m) las vistas de la cara norte del Mulhacén, manchada de numerosos neveros blancos, me impresiona ya que es la primera vez que veo este lugar así.
Continuo ascendiendo hacia la cima del Mulhacén (3.479m) por el sendero que en algunos puntos se encuentra congelado, pero poco a poco supero el desnivel y llego al punto más alto de la península Ibérica, donde me esperan Lina y Mariajo junto con otro grupo de montañeros. Hacemos las fotos y comemos algo para reponer fuerzas.
Junto con un montañero muricano que se dirigía a la Alcazaba, iniciamos el descenso por la cara oeste del Mulhacén, encaminándonos hacia la Raspa del Tajo, pero vemos que la acumulación de nieve helada lo hacen peligroso, así que continuamos el descenso dirigiéndonos hacia la cañada del Borregil que por su orientación hacia el sur está libre de nieve, lo cual nos permite avanzar pero perdiendo altura hasta llegar a Siete Lagunas.
Aquí pierdo otra vez el contacto con el grupo y me detengo para comer y descansar un rato pues nuevamente las fuerzas me vuelven a fallar. Una vez repuesto atravieso la cañada de Siete Lagunas y me dirijo hacia la base del Peñón del Globo, por donde asciende tortuoso un sendero que me llevará a superar los tajos que me separan del puntal de la Cornisa (3.316m) y la cuenca de la Alzacaba. Desde aquí las vistas del Mulhacén vuelven a ser muy interesantes y desde allí se divisan los mojones en la cima de la Alcazaba y la gente que allí se encuentra. Continuo el ascenso y cuando llego a la cima de la Alcazaba saludo a un grupo de gente que allí se encontraba sin percatarme que entre ellos estaban Lina y Mariajo. Cuando ya estaba comiendo se dirigen hacia mi, llevándome una gran sorpresa al ver que eran ellas dos. Aunque intentaba comer no podía tragar nada, por lo que no me sentía con fuerzas ni ganas de continuar la travesía, así que planteé a mis compañeras que siguieran su camino que yo lo haría hacia el refugio de Poqueira donde pensaba pasar la noche, por lo que nos separamos con la pena de no poder continuar.
El descenso hacia el refugio de Poqueira lo hice bajando a la parte alta de los tajos del Goterón, loma de la Alcazaba y la loma de Culo de Perro, desde donde se accede otra vez a la cañada de Siete Lagunas rodeando el peñón del Globo.
Atravesé el desagüe de la laguna Hondera y descansé para reponer fuerzas antes de iniciar un nuevo ascenso hacia la loma del Mulhacén. Llegando a los tajos del peñón Negro, tuve que parar nuevamente para descansar e intentar comer algo, porque me estaba quedando sin fuerzas. Lo peor de todo este calvario es que aunque intentaba comer no podía y lo poco que ingería lo hice de mala gana y en algún momento con deseos de vomitar. Como el frío arreciaba y la tarde avanzaba, tuve que ponerme en marcha, llegando a la cota tresmil donde pude al fin alcanzar la carretera que sube al Mulhacén. A partir de aquí todo es descenso dándome ánimos para continuar adelante a pesar de la falta de fuerza física. Al llegar a la carretera que atraviesa Sierra Nevada, debería haber descendido directamente hacia el refugio trochando por donde otras veces lo hemos hecho, pero esta vez no lo hice así por la falta de fuerzas y continué hacia el sendero que desde el refugio se dirige hacia el punto donde para el autobús lanzadera ya que me pareció más prudente al ser un camino más transitado en caso de necesitar ayuda. Afortunadamente no fue así y pude llegar al refugio de Poqueira, donde a pesar de no tener reserva pude alojarme, cenar algo y descansar porque lo necesitaba más que nunca.
El día 3º , me levanté tarde y desayuné normalmente, parecía que la pesadilla de la falta apetito del día anterior se había esfumado. Con las fuerzas repuestas descendí el camino que otras veces siempre he hecho en sentido contrario cuando me he dirigido hacia el refugio de Poqueira desde la Hoya del Portillo.
Este camino perfectamente señalizado es muy transitado y ofrece estupendas vistas del valle del río Poqueira y las cumbres más altas de Sierra Nevada como el Mulhacén y el Veleta. Al principio no existe arboleda pero la segunda mitad del camino nos permite avanzar entre un pinar de repoblación que nos acompañará hasta el final del camino. Como tenía todo el día por delante y me sobraba tiempo, decidí ascender hasta el mirador de Puerto Molina, que tantas veces había dejado a un lado y que esta vez tenía la oportunidad de conocer. Allí existe un mirador con paneles explicativos de todo lo que alrededor podemos ver.
El descenso continua adentrándonos en un espeso pinar hasta llegar a la carretera de Sierra Nevada, que está cortada por una barrera en la Hoya del Portillo. Una vez allí, pude encontrarme con un grupo de montañeros de Málaga que había conocido la noche anterior en el refugio de Poqueira, siendo tan amables de acercarme en uno de sus coches hasta Capileira, donde tomamos unas cervezas y sus correspondientes tapas. Una vez nos despedimos tuve tiempo de ir a un restaurante y darme un homenaje, pues me reencontré con las ganas de comer que me habían abandonado el día anterior. A las 17h tomé el autobús que me llevó hasta Granada, en cuya estación de autobuses se encontraban Lina y Mariajo esperándome para volver a Sevilla.
Lina y Mariajo si pudieron terminar felizmente la travesía completa de los tresmiles de Sierra Nevada, aunque la noche les cogió en la cuerda de la sierra debiendo hacer vivac en un lugar improvisado y pernoctar a cielo abierto soportando las bajísimas temperaturas invernales a la altitud de tresmil metros, que gracias a sus excelentes sacos de dormir pudieron soportar sin ningún problema. Esto no habría sido posible en mi caso ya que no disponía en eso momento de un saco de dormir preparado para tan bajas temperaturas.
Álbum de Google fotos, día-1 (ver en presentación de diapositivas, 81 imágenes)
Álbum de Google fotos, días-2 y 3 (ver en presentación de diapositivas, 97 imágenes)
Aquí tienes el track de esta ruta:
" TRAVESÍA CORTIJO DE ECHEVARRÍA-MULHACÉN- HOYA DEL PORTILLO "
PANORAMAS
Vista hacia el oeste de la cuenca de la Caldera y pico Veleta, desde la cara oeste del Mulhacén.