NEVADO VALLUNARAJU

ASCENSIÓN AL NEVADO VALLUNARAJU

     Parque nacional Huascarán

     Huaraz (Perú)         11/Agosto/2023

     Tipo de sendero: Lineal        Distancia: 11,6 Km     

     Dificultad: Alta                        Duración: 14 h por ruta     Desnivel máximo: 1.265m

Perspectiva de la ruta.

  En la cima del nevado Vallunaraju (5.686m) con el grupo que hicimos cima. De izquierda a derecha: David, José Antonio, William, y Antonio.




Perfil de la ruta.

 En la cima del nevado Vallunaraju.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA

   Como introducción, es conveniente saber que la ascensión más habitual al nevado Vallunaraju  se realiza en dos jornadas, en la que la primera corresponde al desplazamiento en vehículo hasta la quebrada Llaca, y una vez llegados a su parte central sobre la cota 4.340m, caminar tomando el sendero que asciende hasta el campo Morrena ubicado a 4.975m, salvando un desnivel de 635m, donde se hace noche. La segunda jornada se termina la ascensión alcanzando la cima del pico Vallunaraju a 5.686m, salvando un desnivel de  711m, realizándose el posterior descenso de forma completa, hasta el camino de la quebrada y luego hasta la ciudad de Huaraz.

   En nuestro caso particular, no realizamos la ascensión de esta manera, sino que en la primera jornada nos desplazamos en vehículo hasta el refugio Llaca ubicado a 4.450m, donde pernoctamos, y en la segunda jornada se realiza la ascensión completa y del tirón hasta la cima del pico, salvando un desnivel de 1.236m.

   Comentado esto, describo a continuación mi experiencia personal:

    Nos desplazamos desde la ciudad de Huaraz hasta el refugio Llaca ubicado en la quebrada del mismo nombre, en la sección central de la cordillera Blanca de los Andes peruanos. Utilizamos para ello una “movilidad” que es como allí llaman a los taxis, en la que un grupo más reducido de montañeros, de los que unos días antes habíamos realizado el trekking Santa Cruz, compuesto por nuestro guía organizador de la empresa “Guías de Sierra Nevada”, Diego Pozo, el andinista William, y los montañeros en calidad de clientes expedicionarios, David, José Antonio, Mikel y Antonio.

   Para poder rodar por los caminos que conducen a la quebrada Llaca, es necesario un vehículo todo terreno con tracción en las cuatro ruedas, pues si bien el tramo inicial de carretera que comunica las sucesivas aldeas en la falda de la cordillera está asfaltado, cuando alcanzamos las planicies de altura sobre los 3.650m , este desaparece y el camino de tierra que lo sustituye va empeorando cada vez más, poniendo en serios aprietos al conductor que conducía el microbús adaptado para circular por este tipo de vías.

   Desde la planicie alcanzamos la boca de la quebrada Cojup, que sobrepasamos para continuar hasta la siguiente quebrada de Llaca, en la que pronto encontramos un puesto de control del parque nacional Huascarán, al que se accede tras pagar la correspondiente tasa. A partir de aquí el camino en deficiente estado nos conduce en dirección sureste hacia el fondo del valle, donde destaca en su cabecera la silueta de los nevados Ocshapalca (5.888m) y a su derecha el Ranracalpa (6.162m), cuyas cimas se ocultan entre las nubes, pero que dejan ver el gigantesco glaciar que cae en su cara sur. En cambio las dos cimas del Vallunaraju no eran visibles, pues nos encontrábamos justo debajo de la ladera de esta montaña.

   Cuando llegamos al refugio fuimos muy bien recibidos, pues aquel día nuestro grupo que era el único alojado en el establecimiento, centraba toda la atención de las dos chicas encargadas de su funcionamiento.  Me sorprendió la calidad de las instalaciones y de la comida servida, más propia de un buen restaurante de ciudad que de un establecimiento para montañeros. Hay que tener en cuenta, que este refugio funciona como centro de formación de guías de montaña de Perú. Por la tarde, buscando entretenimiento, salí a dar un paseo siguiendo el senderillo que conduce al dique de seguridad que cierra la laguna Llaca, desde el cual existe una fantástica vista de toda la quebrada, así como de la laguna que se ha formado bajo los glaciares que coronan el circo del valle.

   Después de cenar, como suele hacerse cada vez que realizamos una ascensión a uno de los picos de los Andes,  nos fuimos temprano a dormir, pues a las 12:00h sonaría el despertador e irremediablemente habría que levantarse hubiésemos reconciliado el sueño o no, siendo esto último lo más habitual, pues el nerviosismo y la tensión previa a las ascensiones garantizan el insomnio y el mal dormir.

    Después de haber desayunado de forma ligera, y realizado la revisión del material de ruta, partimos del refugio a la 1:00h el grupo al completo, y bajo la luz de los frontales comenzamos a caminar en la madrugada. Para tomar el sendero que asciende la empinada pared a la derecha de la quebrada, hay que descender unos cientos de metros por el camino de acceso al refugio, y una vez en él, tener infinita paciencia pues habrá que salvar un desnivel de 350m aproximadamente en la oscuridad, trepando en algunos puntos sobre roca viva y salvando grandes escalones en la verticalidad de la pared cuyo vacío a nuestra espalda no se ve, pero se intuye.

   En el momento de la partida, si bien el estado físico de todos en general era bueno o aceptable,  durante las primeras rampas de ascensión Mikel empezó a sentirse mal empeorando su estado físico rápidamente, y tras la primera hora de ascenso, ya no pudo más y tuvo que renunciar para volver al refugio en compañía de Diego, el guía organizador. El resto proseguimos con la esperanza de que nadie más tuviera algún problema, lo que habría supuesto tener que abandonar la ascensión, ya que solo nos quedaba el guía William.

   La dura escalada por el sendero de la pared tocaba a su fin, y ahora continuaríamos ascendiendo pero de una forma más progresiva y menos expuesta, aunque no exenta de obstáculos hasta el campo Morrena, donde los montañeros suelen hacer noche en la primera jornada de las dos que componen la ascensión normal al nevado Vallunaraju y que ya he comentado. Nosotros aprovechamos el paso por este campamento para descansar y hacer una rápida visita al baño, pues en mi caso no me había logrado reponer de los problemas intestinales que venía arrastrando desde las primeras semanas vividas en Bolivia.

   Lo que viene a continuación, es empezar a ascender caminando sobre roca viva y con algún tramo bastante empinado, hasta alcanzar el glaciar, que por efecto del cambio climático y en su retroceso, ha formado una pequeña laguna que no llegamos a ver debido a la oscuridad de la noche. Cuando llegamos a la parte más baja del lateral de la lengua glaciar, hubo que ponerse el arnés, calzarse los crampones, encordarse y agarrar el piolet, para encaramarse con seguridad sobre el glaciar cuya nieve helada estaba dura por el frío de la noche. El contacto de las botas que calzaba con la nieve, hizo descender rápidamente la temperatura de mis pies, pues la bota simple de montaña que llevaba, no garantizaba el aislamiento total, aunque a pesar de ello pude resistir las bajas temperaturas que habría de soportar hasta el amanecer. Los primeros tramos del glaciar se caracterizaban por ser una continua sucesión de rampas muy empinadas, de superficie lisa y dura, aunque lo suficiente para que el crampón clavara y proporcionara la seguridad que necesitábamos. Con la luz del frontal, apenas alcanzaba a ver a los compañeros de cordada, al guía William que la encabezaba, así como a José Antonio, y David que me seguían por debajo. El ritmo era bueno, parando en algún momento para recuperarse del esfuerzo, y mantener alta la moral.

   Sobre las 6:00h, la claridad en el cielo que se mostraba con colores rojizos y anaranjados, empezaba a enseñarnos el amplio paisaje que nos rodeaba, así como la lejana cumbre sur y la todavía más distante cumbre norte, a las que para acceder todavía restaba superar, buena parte del inmenso glaciar que cubre toda la montaña desde los cinco mil metros. Con estos primeros rayos de luz, ya era posible realizar fotografías con algo de calidad durante las paradas, momentos que no desaprovechamos para sacar las cámaras que hasta ese momento habían estado guardadas, y que con paciencia y comprensión William supo esperar, a la vez  que pedía no demorarnos demasiado, pues más arriba a los pies de la cumbre norte, se distinguían las luces de otro grupo más madrugador, que habiendo partido del campo Morrena, avanzaban con considerable ventaja sobre nosotros hacia la cumbre.

   Si bien hasta ese momento el glaciar parecía estar exento de grietas, fue a la altura del pico sur cuando nos encontramos con las primeras grietas de consideración, algunas muy abiertas en forma de grandes agujeros en el hielo, y que había que sortear rodeándolas con cuidado, o bien saltando sobre ellas cuando esto era posible. El pico Vallunaraju sur (5.605m), es un saliente prominente en la loma rampante del lado norte de la quebrada Llaca, con la suficiente entidad como para que sea distinguida como una cima. Se presenta totalmente cubierta por el hielo del glaciar, aunque en su cara norte la roca de superficie lisa, queda al descubierto y exhibe curiosos dibujos de betas blancas sobre rocas de color grisáceo.

   Una vez superamos este pico, el glaciar se presenta más llano pero con una gran grieta y agujeros bajo la cima principal, que aparece recortada en la ladera, por la pared helada que cae en vertical en su fachada norte. La huella sobre el hielo se dirige hacia la izquierda del pico, para sortear desde ese lado y en diagonal hacia la derecha su base, dejando por debajo la grieta y agujero antes descrito. Recorrido este camino, alcanzamos la cuerda entre los dos Vallunarajus, pudiéndonos asomar al circo de la quebrada Llaca, que exhibe ante nosotros la grandiosidad de los nevados que lo coronan. También son visibles los grandes nevados al norte y sur de la cordillera Blanca.

   Desde aquí, solo nos quedaba afrontar la ascensión final del Vallunaraju Norte (5.686m), guiados por la huella muy próxima al empinado filo del glaciar que en algunos tramos puede tener inclinaciones entorno a los 50º, aunque la clara huella en la nieve facilitó la operación. Cuando a medio día alcanzamos la cima, las vistas que se podían contemplar eran espectaculares, pudiendo disfrutar tranquilamente de ellas y de esos efímeros momentos ganados con sudor y esfuerzo, recompensa a la que aspira todo montañero que se embarca en este tipo de aventuras, que además prolongamos todo lo razonablemente posible, pues las condiciones meteorológicas excepcionalmente buenas de ausencia de nubosidad, de viento, y de temperatura muy agradable, lo permitían.

   La dureza de la ascensión pasó factura a todos, aunque especialmente fue José Antonio quien más salió perjudicado, pues no se había recuperado totalmente de la infección con síntomas gripales que todos habíamos sufrido días anteriores durante el trekking Santa Cruz, por lo que tuvo que recibir la ayuda de nuestro guía durante el descenso, que ante las menguadas fuerzas se presentaba tan duro y eterno como había sido el ascenso. En mi caso, nuevamente los problemas intestinales hicieron acto de presencia, debiendo afrontar las duras consecuencias de no haberme detenido a tiempo ante un inesperado apretón, no atendido con la suficiente antelación. Solo David conocedor de la receta de la inmortalidad, pareció librarse de todo mal, pues subió y bajó impertérrito, como si la mayor hazaña de su vida hasta ese momento fuera algo cotidiano, para volver a repetir en lo sucesivo cuantas veces fuera necesario.

   Dicho esto, el descenso se realiza siguiendo el mismo camino pero a la inversa, no presentando ninguna otra novedad digna de comentar, solo que la luz del día esta vez si nos permitía ver todo lo que la oscuridad de la madrugada nos había ocultado durante el ascenso, como la fuerte pendiente de las rampas iníciales del glaciar, la laguna originada por el deshielo, la simpleza del campo Morrena donde ya había algunas tiendas de campaña plantadas, o la verticalidad y complicación de los pasos en la pared del valle glaciar.

Sobre las 15:00h llegamos al refugio Llaca, donde Diego y Mikel ya recuperado de sus problemas de salud, nos esperaban expectantes y ávidos por las noticias de todo lo vivido en la aventurera ascensión al nevado Vallunaraju, en quechua “el nevado de los sueños”.

Álbum de Google fotos  (ver en presentación de diapositivas)

Aquí tienes el track de la ruta: "ASCENSIÓN AL NEVADO VALLUNARAJU"

PANORAMAS

Laguna Llaca y dique de contención, con la cima del Vallunaraju Sur que sobresale al frante sobre la loma.

Cumbres que culminan la cabecera de la quebrada Llaca.

Laguna a pie del glaciar, formado por el retroceso de este.

Vallunaraju Norte (5.686m) y Vallunaraju sur (5.605m).

VÍDEO DE LA RUTA