LAGUNA DE LOS CABALLEROS-LA NAVA-EL BARCO-PUERTO CASTILLA

El sábado (6-6-15) nos levantamos con las primeras luces del sol, que poco a poco va dejándose ver entre las paredes de la garganta de los Caballeros, calentando con su presencia el frío aire de la mañana. La primera visión que tengo al salir de mi tienda, son las cabras que pastan alrededor y que esta vez si, salen despavoridas al verme. Al escuchar el trote de su carrera, reconozco el ruido que durante toda la noche me ha estado acompañando y que en más de una ocasión me ha despertado manteniéndome en vilo buena parte de la noche. Aprovechando que Lina y Mariajo están todavía durmiendo, salgo a dar un paseo siguiendo el arroyo de desagüe de la laguna mientras contemplo las luces del amanecer, que según el sol gana altura van cambiando de tonalidad. A lo lejos veo que las compañeras ya se han levantado y me dirijo hacia el campamento para preparar el desayuno, desmontar las tiendas y dejar todo recogido para iniciar la marcha cuanto antes.

Nos costó encontrar el sendero que entre los piornales de la ladera izquierda de la garganta asciende para cruzar a la otra vertiente, la garganta de la Nava, pero prestando atención se podrán ir encontrando los mojones que marcan el camino a seguir. A medida que ganamos altura vamos contemplando la magnitud de la garganta de los Caballeros y la cresta del Cancho con las laderas cubiertas del manto de amarillos piornales. También descubrimos algunas chorreras con agua que la tarde anterior estuvimos buscando y no encontramos.

Al llegar al collado que nos permite acceder a la garganta de la Nava, nos encontramos con un arroyo y la cuerda de subida al Alto del Corral del Diablo, que ascenderemos luego. Dejamos las mochilas en este punto y descendemos hasta la laguna de la Nava, solitaria, toda para nosotros y donde permanecemos un ratito contemplando la belleza del lugar que queda retratada en un buen número de fotos. Volvemos al lugar donde dejamos las mochilas y comenzamos la ascensión del día. El Alto del Corral del Diablo (2.366m), es accesible siguiendo el pasillo pedregoso que queda entre los piornales y los riscos del circo de la garganta de la Nava. Es largo e interminable pero queda compensado con la vistas a la laguna que queda a nuestros pies y que de vez en cuando se deja ver entre los peñascos. Una vez que llegamos a la cima paramos, descansamos y comemos algo.

Reanudamos la marcha siguiendo la cuerda que nos conduce hacia la portilla Honda. Aquí no hay unanimidad y yo sigo el descenso hacia la portilla siguiendo el track del gps y Lina y Mariajo descienden por el otro lado que es más directo aunque más pedregoso. Finalmente los caminos confluyen y nos juntamos, convencidos cada uno que el camino que tomó era el más fácil y acertado J.

El descenso hacia la laguna del Barco, lo hicimos siguiendo los mojones que en principio discurren junto al arroyo que baja de la portilla, pero llegado un momento se separan y se adentran en un piornal, que a nosotros nos pareció impenetrable, pues el sendero se perdía entre el matorral que nos llegaba al cuello y no había por donde atravesarlo, así que decidimos volver sobre nuestros pasos y tomar otra hilera de mojones que seguían el arroyo y aunque se embarranca, si había por donde poder avanzar hasta llegar a la cola de la laguna de Barco. Una vez aquí avanzamos hacia la presa de la laguna y junto al refugio paramos a comer y descansar, pues la tensión provocada por el piornal, el descenso y el calor del medio día nos habían dejado exhaustos, al menos a mi. Aquí, en el refugio de la laguna de Barco nos encontramos con los primeros excursionistas de nuestra travesía, pues hasta ese momento solo las cabras habían sido los únicos animales superiores con los que nos habíamos encontrado. La visión del circo y las cumbres que el día anterior habíamos andado es magnífica. Fue una lástima la ausencia total de nieve, que siempre le dan a este circo un aspecto mucho más alpino.

El camino por el valle se inicia por un llano de aguas tuertas, en las que el arroyo se revuelve una y otra vez, dejando cuando miramos hacia atrás, bonitas imágenes del circo. Pronto nos encontraremos con una zona de cascadas y de rocas erosionadas por el glaciar que esculpió el valle y donde nuevamente las vistas siguen impresionando. Al llegar al llegar al refugio del Chozo de Anselmo hemos de tomar el sendero que asciende la ladera izquierda hasta llegar a coronar la cuerda del Risco del Águila y siguiendo por ella llegamos al paraje de los Vinagrales, donde abandonamos el camino que se dirige a la carretera de Umbrías-La Nava del Barco, para tomar un senderillo a la izquierda que desciende hacia Puerto Castilla.

Este sendero bien señalizado se adentrará en un pinar, para desembocar en un camino forestal y siguiendo por el, nuevamente nos meteremos en un senderillo abierto por el ganado y paralelo a un arroyo. Como yo iba por detrás y perdí de vista a Lina y Mariajo, ellas que seguro iban charlando de sus cosas, se lo saltaron y siguieron su camino por otro lado. Yo iba más atento de mi gps, no me lo salté y pienso que acertadamente pude disfrutar de un sendero muy bonito, pues se abría paso por caminos ya abandonados mucho más salvajes y por tanto más interesantes de patear.

Sobre las 17,30h llegué a Puerto Castilla y un rato más tarde llegaron las compañeras, para mi extraviadas pero no perdidas. Unas cervecitas con brindis en el bar del pueblo fue la recompensa al esfuerzo realizado durante dos días. Rápidamente salimos del bar para intentar coger el autobús que nos llevaría hasta el puerto de Tornavacas, pero tuvimos la mala suerte de perderlo. Afortunadamente las seductoras Lina y Mariajo que hacían autostop, fueron recogidas por unos carabanistas que las acercaron hasta el puerto donde recogieron el vehículo con el cual nos dirigimos al albergue de Vallejera de Riofrío (Salamanca) para pasar allí la noche, no sin antes haber cenado en la cercana Candelario donde probamos platos típicos del lugar.

Laguna de los Caballeros y Juraco al amanecer.

Panorama hacia el sureste desde el barrerón de las Hoyuelas Bajas, camino de la laguna de la Nava.

Cabecera de la garganta de la Nava, laguna y el alto del Corral del Diablo.

En la laguna de la Nava, a los pies del alto del Corral de Diablo.

Laguna de la Nava, en nuestro retorno para acceder al alto del Corral del Diablo.

Juraco y laguna de los Caballeros desde la cuerda del Cerrojillo.

Garganta de los Caballeros, con las cimas cubiertas de piornos. A la izquierda el Cancho.

Panorama de la garganta de los Caballeros y el inmenso piornal que cubre las cumbres serranas.