ACUÁTICA DEL ARROYO GALLEGO

Esta fue la primera ruta de senderismo, después de la pesadilla del confinamiento por Covid-19. Aunque las restricciones continuaban pero de forma más suavizada, al abrir la mano con respecto a los horarios, el grupo "Senderistas sin Sombra" se animó a convocar esta refrescante ruta, con la particularidad de que había que caminar sobre el lecho del río, imprescindible en un día tan caluroso. Pudimos disfrutar del baño en las templadas aguas del arroyo Gallego, que actúa como frontera provincial entre Huelva y Sevilla, discurriendo por los términos municipales de Berrocal y el Madroño.

A mitad de camino en la carretera que comunica estas dos poblaciones, encontraremos un puente en la carretera que salva el arroyo Gallego, así como unos carteles con mapas de la zona. Es en este punto, donde buscaremos un lugar para estacionar el vehículo, pudiéndolo hacer a ambos lados del citado puente.

Una vez nos preparamos con la ropa adecuada, comenzamos a caminar aguas arriba, justo debajo del puente, probando la temperatura del líquido elemento, que a pesar de la temprana hora de la mañana podía rondar los 20ºC, algo fresca para mi gusto, aunque que a lo largo de la mañana iría ganando grados hasta hacerse agradable, proporcionando sensación de frescura, ante el implacable sol del mes de mayo.

El cauce que disponía de abundante agua, cubría hasta la altura de las rodillas en buena parte del recorrido, lo cual facilitaba el avance sin grandes dificultades. No existen pozas en las que sumergirse íntegramente hasta la mitad de nuestro recorrido aguas arriba, después de que el cauce haya descrito cuatro sinuosas curvas, siendo este último requiebro del arroyo, donde encontramos la primera poza con cierta profundidad que incluso permite hacer algún salto desde las rocas aledañas. Ni que decir tiene que aprovechamos la ocasión para hacer las primeras travesuras acuáticas.

Continuamos la marcha, y tras una sucesión de cinco giros más en el cauce con tramos de diferentes profundidades, encontraremos la segunda poza profunda junto a unas rocas, que nos iban a servir de trampolín para una vez más, dar y dar más saltos sobre el agua. En este lugar, aprovechamos para comer algo y reponer fuerzas, y tras un leve descanso, decidimos retroceder sobre los pasos andados, hasta alcanzar el punto de partida. Una vez que llegamos al puente donde comenzamos la ruta, pasamos por debajo de este y continuamos ahora, caminando aguas abajo sobre el lecho del arroyo, con características parecidas a los tramos andados anteriormente. Destaca un vado, en el que un camino atraviesa el arroyo, represando ligeramente el agua en un entorno muy bonito.

Tras caminar aproximadamente 1km desde el puente, encontramos la tercera poza profunda, con roca incluida desde la que más de uno iba a volver a repetir los saltos sobre el agua. En este punto decidimos no continuar adelante, sino volvernos al punto de inicio, aunque ya cansados optamos por salir del cauce y tomar un camino carretero que se encontraba a nuestra izquierda, y que poco más adelante atravesaba el arroyo por el vado antes mencionado, alcanzando poco después el punto de inicio donde estacionamos los vehículos.