DESIERTO DE GORAFE - CUERDA DEL POCICO - MAJADA DE LA FLOR

Para acceder al inicio de la ruta hemos de tomar una de las calles que nada más entrar en Gorafe, se encuentra a nuestra derecha y que pronto comienza a subir la pared de la artesa fluvial del río Gor. La cuesta tiene una gran pendiente y en buena parte de su trazado está pavimentada, por lo que se puede subir en coche sin gran dificultad, aunque en alguna de sus curvas puede impresionar el vacío que se abre ante nosotros. Una vez hayamos alcanzado la meseta nos encontramos un camino carretero, giramos a la derecha y unos metros más adelante tomamos otro camino por la izquierda que se dirige a Bacor. Tras recorrer unos 3km cruzamos la cabecera del barranco de Fatoma, la cuerda del Pocico y otro barranco (el que vamos a circundar en nuestra ruta) cuyo nombre desconozco. Proseguimos con nuestro vehículo hasta que el camino llega al final de la meseta y comienza a descensder. Es aquí donde aparcamos y comenzamos la ruta a pie. Desde aquì hay magníficas vistas de la Sierra de Baza, la peña Jabalcón, todo el desierto de Gorafe, y las sierras de Cabril y el Pozo. Para acceder a la cuerda del Pocico, vamos andando por el borde del barranco hacia su cabecera y lo atravesaremos siguiendo los caminos que las cabras han trazado sobre el terreno, dirigiéndonos hacia un corral de ganado que se encuentra en el otro lado del barranco. Atravesado este y nuevamente en la meseta, encontramos un camino que hemos de seguir a lo largo de casi toda la cuerda del Pocico, perdiendo cota a medida que nos dirigimos hacia el norte.

En nuestro avance podemos disfrutar de los cortados erosionados del barranco que se sitúa a la derecha (de nombre desconocido), para lo cual lo mejor es abandonar momentaneamente el camino y andar por las numerosas lomas que nos acercan hacia el centro del barranco desde donde las vistas son inmejorables.

En el tramo final final de nuestro descenso podremos ver a nuestra izquierda el barranco de Fatoma con sus también espectaculares formas erosionadas en las laderas. El camino carretero llegará a convertirse en un senderillo y este en múltiples caminos de cabras, pudiendo tomar el que más se nos antoje. Como hemos ido perdiendo altura será el momento de buscar un paso para descender al fondo del barranco y cruzar al otro lado para acceder a la majada de las Flores. No fue demasiado complicado pues encontré un camino muy evidente en algunos momentos y que en otros parecía perderse, pero me llevó al fondo del barranco sin gran dificultad. Una vez en el cauce del arroyo existe sendero y se puede remontar siguiendo su serpenteante cauce buscando el punto idoneo para volver a subir. Si miramos hacia el norte veremos como la imponente Sagra se yergue entre las paredes del barranco. La vista desde abajo de estas paredes no me pareció tan espectacular como la que se tiene desde la parte superior.

Una vez que hemos ganado la cima de la cuerda paralela a la del Pocico, encontraremos un senderillo que remonta progresivamente hacia la cabecera del barranco. Me llamó mucho la atención, la huella sobre el terreno dejada por las ruedas de unas motos que al principio de la mañana descendían ruidosamente por el camino de Bacor y que habían erosionado el frágil suelo de tierra seca de este desierto. Es una pena que estos vehículos puedan circular sin ningún tipo de control por estos parajes no protegidos y que quizás si debieran de estarlo.

Un poco más adelante llegaremos a la majada de la Flor, donde existe una antigua vivienda cueva semiderruida, a la cual no entré por precaución. En este lugar comienza un camino carretero que nos llevará hasta el lugar donde aparcamos el coche. Las luces del atardecer resaltaban con las sombras los perfiles erosionados que se presentaban mucho más llamativos. A unos cientos de metros de la majada de la Flor se encuentran unas columnas muy bien esculpidas por el desgaste erosivo y que llaman poderosamente la atención. No estoy seguro de que pudieran ser los famosos Filetes del Diablo que fui buscando durante todo el recorrido de esta ruta, quedando mi duda hasta ahora sin resolver.

Casi al final de este barranco de nombre para mi desconocido, se divide en dos, siendo este otro de los puntos fuertes de la ruta.

Subidas las rampas finales de esta cuerda, llegamos a última hora de la tarde al coche y una vez desprovistos de la mochila y las botas, permanecí largo rato contemplando el atardecer sobre este desolado paisaje lleno de magnetismo y que tanto me costó dejar atrás, aunque ya estoy pensando en volver para seguir redescubriéndolo, antes de que el riguroso estío se imponga en estas tierras de Andalucía.

Panorama general del desierto de Gorafe.

Sierra de Baza desde la cuerda del Pocico

Peña Jabalcón y barranco desde la cuerda del Pocico.

Barranco de Fatoma.

Panorama general del barranco de Fatoma.

Otro detalle del baranco de Fatoma.

El barranco sin nombre y enfrente la cuerda del Pocico.

En las proximidades de la majada de la Flor, con el barranco sin nombre a la izquierda y el de la Flor a la derecha.

Detalle de la anterior.

Trazado de la ruta mirando hacia la cabecera del barranco, con la cuerda del Pocico a la derecha.

Cabecera del barranco sin nombre. En frente la meseta y en su extremo el aparcamiento del vehículo.

¿Lo que se ven en frente, son los Filetes del Diable?

El barranco sin nombre, en su bifurcación próxima a la cabecera. En frente la cuerda del Pocico.

Llegando a la cabecera del barranco.

En la cabecera del barranco.

Detalle de la erosión en las paredes del barranco sin nombre.

Vista general del desierto hacia en noreste.

Vista del desierto de Gorafe hacia el noroeste

Panorama general hacia el noreste con la sierra de Baza y la peña Jabalcon al fondo.

Otra vista general del desierto del gorafe.