FINCA LAS NAVAS-EL BERROCAL
Tipo de ruta: Circular
Longitud: 31,60 kms
Desnivel max : 250 m
Fecha: 13-abril -2013
Tiempo: 3h 40´
Tipo de terreno: Irregular con dos grandes cuestas
Participantes de izquierda a derecha: Venancio, Quique,Andrew, Silvia, Antonio (fotográfo Pepe)
CRÓNICA DE LA RUTA
A las 9h del pasado sábado 13-4-2013 estábamos convocados por Pepe Guzmán en Puerta Triana de Sevilla, un variado grupo de ciclistas, para realizar una de las rutas más emblemáticas dentro del gremio de los aficionados a la BTT, pues nos íbamos a pedalear a la finca Las Navas-El Berrocal, perteneciente al término municipal de Almadén de la Plata (Sevilla).
Los citados fuimos: Pepe Guzmán (el organizador), Silvia, Andrew, Venancio, Quique y Antonio (servidor). Nos organizamos distribuyéndonos en dos vehículos, pues la furgoneta de Pepe fue capaz de engullir con sus ruedas montadas, hasta cinco bicicletas que viajaron perfectamente acomodadas en la caja trasera de carga de la Renault Berlingo, que como su propietario nos comentó, en el momento de su compra había superado con éxito la principal exigencia que el pedía al nuevo vehículo y que no era otra que “cupieran todas las bicicletas posibles, cuantas más mejor”, siendo el resto de características de importancia secundaria e irrelevante. La sexta bici viajó en el coche de Quique.
A las 9,45h llegamos a la cancela de entrada en la finca de El Berrocal, ubicada entre los kilómetros 15 y 16 de la SE-185. Allí nos encontramos con un grupo de peregrinos francófonos de avanzada edad que hacían el camino de Santiago de la Plata, pues por estas tierras discurre el camino del sur que desde Sevilla conduce hasta Santiago de Compostela. Una vez pertrechados de la indumentaria adecuada, acondicionadas las bicicletas y realizadas las fotos de grupo que veréis en el reportaje fotográfico, iniciamos la ruta con una temperatura primaveral de 17ºC, ideal para la práctica de cualquier deporte al aire libre. El camino carretero que seguiremos en toda nuestra ruta, se encuentra en perfecto estado de conservación, no habiéndose deteriorado apenas por las abundantes lluvias de las pasadas semanas. Nos guían con los gps perfectamente instalados en el manillar de sus bicicletas, Venancio y Andrew.
Al principio el camino discurre casi horizontal aunque con suave pendiente descendente por lo que vamos calentando músculos y disfrutando del paisaje, que este año con las abundantes lluvias está más hermoso que nunca, tan verde y floreado que si no fuera porque tengo la cámara de fotos en reparación, más de una vez me habría parado para ejercitar mi índice derecho con el que disparo “fotos por minuto”, ante la irresistible tentación tan natural en mi (y tan incomprendida por muchos). Como solo llevaba la cámara que tiene mi Smartphone, me contuve y solo hice un puñado de fotos, suficiente para documentar esta ruta.
Transcurridos 5kms aproximadamente, nos encontraremos un vertiginoso descenso de unos 150m de desnivel, en el que ponemos a prueba nuestra valentía y también la eficacia de los frenos, pues la bici se embala que da gusto, pero claro, por mucho gusto que le de a uno, hay que ser prudente porque volar sin alas trae malas consecuencias y todos estamos por seguir disfrutando de esta prometedora mañana de bicicleta. Así pues, con velocidad contenida, músculos en tensión y la adrenalina a tope, el camino nos llevará hasta el fondo del valle por el que discurre el arroyo de los Zahurdones o del Charco Oscuro, que fluye por un bonito cauce cuya abundante agua se va ramificando por las rocas y la vegetación de ribera.
La alegría del descenso nos duró poco tiempo, pues como todo lo que baja luego en algún momento sube (250m aprox.), encontrándonos inmediatamente con una fuerte pendiente con rampas muy pronunciadas que ahora toca subir. En mi caso tuve que bajarme de la bici porque las fuerzas me fallaban y salvar el tramo más empinado a pie, aunque los más fuertes y acostumbrados al pedaleo subieron sin apearse, pero sufriendo como todos los demás. Una vez llegamos al final de la cuesta Pepe, va controlando a los rezagados que al llegar a su altura paramos, descansamos y nos reagrupamos comentando la fatiga que hemos pasado y lo que está por venir, porque esta es la primera de las grandes cuestas de una serie de dos que componen nuestra ruta. Durante unos 3kms prosigue el ascenso, pero es mucho más progresivo y llevadero, alternando tramos casi llanos con otros en suave pendiente, que nos obliga a hacer constantes cambios de piñón. Fue por aquí cuando por primera vez avistamos una manada de ciervos que contemplamos brevemente, pues estos esquivos animales inmediatamente se espantan y se pierden entre el bosque mediterráneo que puebla las laderas de las redondeadas lomas de estas montaña de Sierra Morena.
Al final de este relajante tramo de la ruta y coincidiendo con un ramal que conduce hasta el centro de visitantes, decidimos parar para reagruparnos nuevamente, descansar y reponer fuerzas tomando un ligero piscolabis. El rodeo que vamos a realizar para alargar un poco más la ruta, nos va a llevar al segundo vertiginoso descenso (otros 250m.) que termina en el arroyo de la Calzadilla (justo en la mitad de nuestra recorrido). Esta cuesta es más larga que la anterior, pero en mi caso me resultó menos emocionante, supongo que por la experiencia anterior ya vivida. Aquí nos encontramos un perrito ladrador, que a más de uno persiguió ayudando a acelerar la marcha en el descenso. Una vez que llegamos al arroyo vimos claramente dos ciervas que se pasearon durante unos minutos ante nosotros pudiendo hacerles alguna foto, pues los animales en su huida cuesta abajo, se encontraron con una alambrada que les cortaba el paso, por lo que tuvieron que volver a subir haciéndolo cerca de donde nosotros nos encontrábamos.
El ascenso que nos toca superar, en principio lo hace con rampas de pendiente asequibles para mi, lo cual crea falsas expectativas pues lo más fuerte está por llegar. Entre tanto nos encontramos con una cascada que se precipita justo al lado del camino, siendo este un lugar de parada obligatoria para hacer las fotos y descansar un poquito pues como ya he dicho lo más fuerte de la cuesta viene a partir de este punto. En esta ocasión me subo en la bici pero pronto tengo que echar el pie a tierra y continuar la ascensión andando, con el consuelo de que no fui el único. Una vez más “los más bicicleteros” suben dando una lección de maestría, pero como el resto de los mortales que subimos a pie no tenemos prisa, lo vamos haciendo con la tranquilidad de saber que arriba nos están esperando. Aquí nuevamente nos reagrupamos, descansamos pero pronto proseguimos nuestro camino por un tramo de unos 3kms. con pendientes suaves y con la única dificultad de que a estas alturas de la ruta las piernas empiezan a pesar y cualquier pendiente aunque sea moderada, si antes la hacíamos sin ningún problema, ahora la sufrimos pero no queda más remedio que aguantarse y continuar, pagando el precio que tiene el desempolvar la bicicleta después de al menos dos años de abandono en el balcón de casa. Aunque el pedaleo era tranquilo, en el momento de cruzar uno de los muchos badenes con agua que nos encontramos, Quique sufrió una caída, pues el agua turbia ocultaba una acumulación de arena que hizo que la bici se clavara y cayera al agua, averiando temporalmente el cambio que había quedado impregnado de la fina arena en suspensión que aquel agua sucia tenía. Tengo que decir que yo casi me quedo también atrapado pero tuve la suerte de pasar y no caerme.
Es por aquí donde nos encontramos con una de las singularidades de este camino, una gran roca que Silvia ya nos había indicado que se encontraba por allí y que si bien normalmente la gente se detiene para hacerse fotos, nosotros no lo hicimos, aunque yo si paré pues pensé que merecía la pena. Muy pronto llegamos al cortijo de El Berrocal, donde se ubica un área recreativa dotada de bar-restaurante donde paramos para comer el bocata y descansar. Aprovechando la existencia de un grifo público, Quique chorreó con agua limpia el cambio de su bici, consiguiendo desatascarlo. Salimos del área recreativa y al atravesar por un lateral su barrera de acceso, Andrew perdió al equilibrio y fue a dar con la rodilla en el suelo, aunque afortunadamente el percance no tuvo más importancia y proseguimos nuestra marcha, que durante unos 7kms lo hace por un camino con tramos casi llanos en pendiente descendente. Luego la pendiente se tornará suavemente ascendente y tocará volver a sufrir un poco, pues las fuerzas de las piernas comienzan nuevamente a flaquear, además hay que añadir la dificultad de la subida de la temperatura que ronda ya los 27ºC.
A un par de kilómetros del final de la ruta, llegamos al cortijo de la Morilla, donde parece que se encuentra la casa del guarda de esta enorme finca pública. Silvia que ya es conocedora de este lugar nos conduce a un mirador situado junto al cortijo, desde el que se puede contemplar a no mucha distancia la represa del Lanchar, donde en otoño se produce la berrea de los ciervos.
Trascurridas 3h 40min. y recorridos 31,6km llegamos a la cancela de entrada donde por la mañana dejamos estacionados los vehículos. En el camino de vuelta paramos en la Venta del Alto para tomar las deseadas cervecitas y tapear algo.
Agradecemos a Pepe Guzmán la organización y yo en particular, el haberse arriesgado a admitirme en esta exigente ruta, aún teniendo conocimiento de que estaba desempolvando la bici y me encontraba poco entrenado en esto del pedaleo. Hasta la próxima!
Álbum web de Picasa (ver en presentación de diapositivas)
Aquí tienes el track de la ruta: "CIRCULAR FINCA LAS NAVAS-EL BERROCAL"