CIRCULAR GUILLENA-RUTA DEL AGUA-EL GARROBO-LAS PAJANOSAS

Comenzamos esta ruta circular en la C/ Madre Teresa de Calcuta de la población sevillana de Guillena, donde ese día, 1 de mayo de 2013, una ingente cantidad de personal con bici y a pie se disponían a realizar la "ruta del Agua". El vehículo lo estacionamos en la mencionada calle, aunque es posible continuar con el, por el cordel de "La Cruz de la Mujer", al menos tres kilómetros, donde un cartel a nuestra derecha nos indicará el comienzo de la "ruta del Agua". Estos primeros kilómetros son aparentemente llanos aunque tienen una ligera pendiente que casi sin parecerlo, nos hacen ascender unos 80m, cota que con pequeños ascensos y descensos mantendremos durante los próximos 24kms. Este tramo del recorrido es muy bonito, pues podremos contemplar la cola del embalse del Gergal en la Rivera de Huelva. Con las lluvias caídas en los últimos meses, el pantano estaba en su cota máxima, rebosante de agua. La húmeda primavera ha sido generosa y ha dejado el monte cubierto de flores que han hecho mucho más espectaculares las vistas de los paisajes, tanto que en mi caso tenía que ir con sumo cuidado para no perderme las vistas y poner la debida atención en mi rodar por el camino carretero, si bien el estado en general de este es bueno, siempre hay que ir pendiente de los posibles baches a sortear para evitar percances.

Por el completo equipamiento con el que cuenta esta concurrida vía, nos iremos encontrando bancos y cobertizos, donde los usuarios puedan descansar. Nosotros paramos un par de ocasiones en alguno de estos lugares para reagruparnos y reponer fuerzas, pero reanudamos rápidamente la marcha para no perder el ritmo. Cuando hemos rodado aproximadamente un tercio de la ruta, llegamos a la Cantina, donde paramos y tomamos un piscolabis. Es aquí donde tres de los integrantes del grupo deciden volverse atrás mientras que el resto, entre los que me encontraba yo, continuamos adelante. Tuve mis dudas sobre continuar o volver, pero el reto de perder el miedo a la Cuesta de la Media Fanega, me hizo intentar superarme y proseguí adelante. Poco después de pasar la central eléctrica de Guillena, cruzamos una carretera asfaltada donde se encuentra una cancela que impide el paso a los vehículos. El camino ahora estará recubierto de un asfalto en estado irregular y comenzamos el calvario de superar la primera de las grandes cuestas. Esta tiene una longitud de algo más de 2kms con un desnivel de casi 120m. Con gran esfuerzo pero de un tirón la subimos y una vez que llegamos al final de esta, vamos parando conforme llegamos, nos reagrupamos y recuperamos el aliento. También comentamos la dificultad de lo que acabamos de hacer y de lo que nos espera a partir de ese momento, porque la famosa cuesta de la Media Fanega se encuentra ante nosotros. Habrá que superar un desnivel de casi 140m en 2,6kms que con el cansancio acumulado hasta ese momento, no va a ser tarea fácil, al menos no lo fue para mi, ya que llegando al final tuve que apearme de la bici y realizar andando un tramo de unos 200m para recuperar las fuerzas y desentumecer los dedos de las manos y mis posaderas, insensibilizados por tanto esfuerzo.

El premio de llegar a la cumbre se llama "cerveza y tapitas" que en la Venta del Alto disfrutaremos con alegría. Allí paramos durante aproximadamente media hora.

Reanudamos la marcha y por el aparcamiento de vehículos de la venta, tomamos un camino carretero que nos permitirá pasar por encima de la autovía de la Plata y que una vez superada discurre paralelo a la carretera que lleva hasta la cuenca minera de Rio Tinto. Pronto cruzamos al otro lado de esta carretera y llegamos a la población de El Garrobo. A partir de este momento iremos siempre descendiento y perdiendo cota. Justo al salir del pueblo, por el flanco izquierdo de la carretera, discurre un estrecho senderillo que en el track he denominado "trialera de El Garrobo" y que durante un par de kilómetros nos hará disfrutar de rodar con rapidez entre las hierbas, casi sin ver el terreno por el que pasamos, por lo que no podemos perder la concentración ante lo que nos podamos encontrar en el camino. Llegamos a un punto en el que la trialera finaliza y hemos de circular durante unos pocos metros por la carretera, aunque casi inmediatamente entramos en un camino que nos llevará hasta la población de las Pajanosas. Este camino carretero se encuentra en muy mal estado en buena parte de su recorrido, haciendo muy emocionante el rodar sobre el. Encontramos algunas charcas profundas que tendremos que sortear bajándonos de la bici así como algún arroyo que cruzamos sin dificultad.

El ritmo que los más fuertes imponen es endiabladamente rápido, por lo que el disfrute de este tramo que discurre entre dehesas verdes cubiertas en su totalidad de flores, es muy fugaz, pero queda compensado por la emoción de la velocidad a la cual nos movemos.

Llegamos a Las Pajanosas, atravesamos el pueblo y a la salida de este, nos encontramos a la derecha de la carretera, un camino con una cancela que sorteamos por uno de sus laterales, proseguimos unos pocos metros y a nuestra izquierda veremos una alambrada con un gran hueco por el cual la atravesamos y nos metemos en una trialera que discurre durante un par de kilómetros entre la autovía y la carretera que poco antes abandonamos. Este tramo avanza entre matorrales que sorteamos a gran velocidad, pues el terreno es llano y muy regular, disfrutando una vez más de la emoción de rodar en la bicicleta todo terreno. Llegamos a un punto frente al paraje denominado Hato Verde, en el que a la izquierda veremos un hueco entre los matorrales por donde accedemos a la carretera. Una vez sobre ella circularemos otro par de kilómetros hasta encontrarnos a la izquierda otro nuevo camino carretero con señalización de carril bici por donde nos adentramos entre los verdes campos de trigo que ininterrumpidamente nos acompañarán hasta el punto del cual partimos por la mañana en Guillena.

Cuando llegué al coche y me bajé de la bici tuve que realizar estiramientos durante un largo rato, pues como ya me ha ocurrido en otras ocasiones los cuádriceps de mis piernas se agarrotaban y tensaban de forma incontrolada.

Como es habitual al final de toda ruta, llegaron las celebraciones con cerveza y tapas, que a esa hora de la tarde fueron un reconstituyente físico y psiquico para nuestro cuerpo y alma.

Gracias a todos por vuestra compañía y especialmente a el organizador Quini del grupo GAM.

¡Hasta la próxima compañeros!