🎯 Objetivo:
Mantener un control inflamatorio estable y sostenido, optimizando la eficacia de los biológicos mediante una rotación estratégica y personalizada, basada en la causa del fallo terapéutico, el fenotipo clínico, las comorbilidades y la urgencia terapéutica.
La rotación no implica fracaso: representa una adaptación fisiopatológica a la evolución inmunológica del paciente.
Definición: no alcanzar PASI 50 tras 16 semanas (o fin de fase de inducción).
Pasos diagnósticos:
Confirmar adherencia y técnica de administración.
Revisar peso actual y dosis proporcional.
Descartar infección intercurrente (urinaria, respiratoria, cutánea) o inflamación secundaria.
Revisar tratamiento concomitante (AINE, corticosteroides, interacciones).
Analizar mecanismo inflamatorio dominante:
Lesiones infiltradas, gruesas, placas persistentes → eje IL-17 predominante.
Brotes con eritema difuso, inflamación aguda → eje TNF elevado.
Lesiones residuales sin prurito ni eritema → eje IL-23 residual.
Causas comunes:
Mecanismo inadecuado (fármaco no dirigido al eje dominante).
Psoriasis con alta carga TNF/IL-17 inicial.
Fenotipo resistente (pustulosa, eritrodérmica, palmoplantar).
Factores farmacocinéticos (obesidad, hipoalbuminemia, malabsorción).
Administración irregular o conservación incorrecta del fármaco.
Acción:
➡ Si adherencia correcta y sin infecciones: rotar a otra clase biológica (TNF → IL-17 o IL-23).
Definición: pérdida ≥ 50 % de la mejor respuesta obtenida (ej. PASI 90 → PASI < 75) tras ≥ 6 meses de eficacia inicial.
Evaluación paso a paso:
Revisar intervalo entre dosis → acortar si prolongado.
Evaluar peso → ajustar dosis o frecuencia.
Determinar anticuerpos anti-fármaco (ADA) si disponible.
Revisar comorbilidades nuevas: EII, infecciones, artritis, obesidad.
Analizar cambio inmunológico: TNF→IL-17→IL-23 (transición habitual).
Conducta:
Si sospecha de inmunogenicidad → combinar con MTX ≤10 mg/sem.
Si resistencia progresiva → acortar intervalo (ej. secukinumab cada 2 sem).
Si no mejora tras 8–12 semanas → rotar de mecanismo.
Confirmar adherencia y conservación del fármaco.
Reentrenar técnica de autoinyección y calendario de dosis.
Realizar analítica completa: hemograma, GOT/GPT, creatinina, PCR, IGRA, serologías HBV/HCV/VIH.
Evaluar estado vacunal.
Pesar al paciente (ajustar dosis si IMC > 30).
Reevaluar PASI, DLQI y BSA para cuantificar pérdida real de eficacia.
Valorar impacto emocional o desmotivación terapéutica (baja adherencia).
Objetivo: superar pérdida parcial de respuesta sin cambiar diana.
Ejemplo: Secukinumab → Ixekizumab → Bimekizumab.
Indicada cuando:
Respuesta inicial parcial con buen control sistémico.
Reacciones locales o intolerancia leve.
Adherencia conservada.
Objetivo: cambiar el eje inflamatorio dominante.
Ejemplo: TNF → IL-17 → IL-23 → TYK2.
Indicada cuando:
Falta primaria o secundaria con recaída inflamatoria.
Inmunogenicidad o eventos adversos.
Nueva comorbilidad que contraindica la clase previa.
Motivo: pérdida secundaria por ADA o control cutáneo insuficiente.
Rotación recomendada:
Si se requiere rapidez (palmoplantar, ungueal, brote agudo) → Anti-IL-17 (Ixekizumab, Secukinumab, Bimekizumab).
Si paciente mayor, EII o metabólico → Anti-IL-23 (Guselkumab, Risankizumab, Tildrakizumab).
⏱ Respuesta esperada: PASI 75 en 8 semanas, PASI 90 en 12–16 semanas.
Motivo: respuesta parcial o pérdida tardía de aclaramiento.
Ventajas del cambio:
Menor inmunogenicidad.
Mantenimiento prolongado de remisión.
Acción antiinflamatoria sistémica superior.
Perfil ideal: >50 años, EII asociada, candidiasis recurrente o mucocutánea.
Efecto esperado: aclaramiento progresivo en 8–12 semanas con mayor estabilidad inmunológica.
Motivo: falta de inducción inicial o resistencia tardía.
Estrategia:
Si se busca rapidez → Anti-IL-17 (Ixekizumab / Bimekizumab).
Si preferencia oral o prurito predominante → Deucravacitinib (TYK2).
Si artritis psoriásica coexistente → Secukinumab o Adalimumab.
Motivo: acción insuficiente o necesidad de aclaramiento rápido.
Opción A: Secukinumab / Ixekizumab → mejor control cutáneo y articular.
Opción B: Risankizumab / Guselkumab → mejor durabilidad y perfil metabólico.
Indicar cuando:
Brote inflamatorio severo (PASI > 20 o dolor funcional).
Pérdida total de respuesta en <4 semanas.
Evento adverso grave (anafilaxia, EII activa, infección severa).
Reacción paradójica (eczema, hidradenitis, pustulosis).
Recomendada cuando:
Persistencia parcial de respuesta sin rebote.
Solapamiento entre mecanismos (IL-17 → IL-23).
Paciente estable pero con recaída progresiva.
💡 Nunca realizar “wash-out” prolongado (>8 sem): aumenta riesgo de rebrote severo y pérdida de control inmunológico.
Biológico + Metotrexato (≤10 mg/sem): reduce anticuerpos anti-fármaco y prolonga eficacia.
Biológico + Fototerapia UVB-NB: efecto sinérgico en brotes residuales.
Ciclosporina corta (4–6 sem): puente útil durante transición biológica.
Terapia tópica activa (calcipotriol/betametasona): en placas persistentes.
Educación terapéutica: refuerza confianza y adherencia durante el cambio.
PASI 75 a las 16 semanas o PASI 90 a las 24 semanas.
Reducción del DLQI ≥ 5 puntos.
Ausencia de brotes nuevos o reacciones inmunológicas.
Estabilidad emocional y adherencia documentada.
Mantenimiento del perfil analítico y metabólico normal.
Ausencia de infecciones o descompensación de comorbilidades.
📊 Registrar PASI, DLQI y variables clínicas a las 12, 16 y 24 semanas para objetivar éxito terapéutico.
Reevaluación clínica: cada 3 meses durante el primer año.
Analítica: hemograma, función hepatorrenal, PCR, lípidos, HbA1c.
Cribado vacunal y serológico anual.
Documentación fotográfica: antes y después del cambio.
Evaluación de impacto emocional: repetir DLQI y PHQ-9 cada 6 meses.
Reunión multidisciplinar si coexiste EII, artritis o síndrome metabólico.
La rotación planificada cada 3–5 años mantiene eficacia y previene resistencia inmunológica.
Anti-IL-23 (Guselkumab, Risankizumab, Tildrakizumab) son los más duraderos y seguros tras múltiples rotaciones.
Bimekizumab puede rescatar casos refractarios a otros IL-17 gracias al bloqueo dual IL-17A/F.
En pacientes con EII, preferir siempre IL-23 o Ustekinumab.
En fenotipos con afectación ungueal o palmoplantar, IL-17 sigue siendo la mejor diana.
Evitar periodos sin tratamiento biológico: el rebote inflamatorio empeora el pronóstico y aumenta la inmunogenicidad.
La rotación horizontal (dentro de clase) suele ser eficaz cuando hay tolerancia adecuada pero respuesta parcial.
La rotación vertical (cambio de clase) es necesaria ante fallo inmunológico, rebote o comorbilidades nuevas.
La elección debe priorizar seguridad en mayores y polimedicados (IL-23).
Las estrategias puente con metotrexato o ciclosporina previenen brotes intermedios durante el cambio.
📘 Conclusión:
La rotación biológica en psoriasis debe entenderse como un proceso activo, planificado y fisiopatológico, no como una reacción a la pérdida de eficacia.
Analizar el eje inflamatorio dominante y las variables del paciente permite rotar con precisión, mantener la remisión cutánea y prevenir rebotes sistémicos.
Este enfoque dinámico y longitudinal garantiza una dermatología personalizada, adaptativa y centrada en resultados sostenibles a largo plazo.